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Esta es la selva de Indonesia que quiere salvar Leonardo DiCaprio
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un ejército de voluntarios lucha por protegerla

Esta es la selva de Indonesia que quiere salvar Leonardo DiCaprio

El Parque Nacional de Gunung Leuser, en la isla de Sumatra, se encuentra amenazado por la deforestación y los cultivos ilegales, que hacen peligrar la biodiversidad

Foto: Incendio en una selva de Sumatra visto desde un helicóptero en septiembre de 2015 (Reuters)
Incendio en una selva de Sumatra visto desde un helicóptero en septiembre de 2015 (Reuters)

“El cambio climático es real. Está ocurriendo ahora mismo. Es la amenaza más urgente a la que se enfrenta toda nuestra especie”. El pasado mes de febrero, el actor Leonardo DiCaprio tuvo poco más de un minuto para agradecer el Oscar al Mejor Actor que le acababan de conceder por su actuación en "El Renacido", pero guardó unos segundos para lanzar una llamada a la conciencia medioambiental de aquellos millones que le estaban escuchando. “Tenemos que trabajar de forma colectiva y parar de procrastinar”, continuó. Pocas semanas después, seguía sus propias palabras y viajaba miles de kilómetros hasta el Parque Nacional de Gunung Leuser, en la isla indonesia de Sumatra, para denunciar la rápida degradación de esta selva de alto valor ecológico que está siendo devorada por la industria del papel, la minería y, sobre todo, por las insaciables plantaciones de aceite de palma que se extienden rápidamente en el país.

Indonesia es hoy en día el principal productor mundial de aceite de palma, una materia prima que se encuentra en la mitad de los productos que se pueden comprar en un supermercado, desde bollería a la famosa Nutella, pasando por pastas de dientes, geles de baño o incluso velas. Su gran versatilidad y su bajo precio han convertido al aceite de palma en el favorito de la industria alimentaria y cosmética y es ahora el aceite más consumido del mundo, con un 32 por ciento de la producción total.

La foto que Leonardo DiCaprio compartió en las redes socialesPero el aceite de palma ha estado en el ojo del huracán de las críticas de los grupos ecologistas durante las últimas décadas porque ese bajo precio tiene otro coste escondido: su alto impacto medioambiental debido a la deforestación de selvas vírgenes, principalmente en el Sudeste Asiático. Ese mismo ecosistema Leuser que visitó Dicaprio es uno de los lugares favoritos de las plantaciones de aceite de palma. Considerado como uno de los grandes santuarios de la biodiversidad del mundo, es el único lugar donde aún viven en libertad especies en serio peligro de extinción como el orangután, los rinocerantes o los tigres de Sumatra.

No obstante, las plantaciones ilegales de palma arañan casi todas sus lindes, destruyendo el hábitat de estos animales, en un lugar que está reconocido por el gobierno como de alto valor ecológico y protegido por la ley del país como Parque Nacional. Y la conexión con las mayores empresas de aceite de palma del mundo, que abastecen a su vez a grandes marcas desde Nestlé a Unilever, es directa, según un informe publicado en noviembre de 2014 por la Rainforest Action Network que apuntaba a los gigantes Wilmar International, Musim Mas Group y Golden Agri-Resources Ltd.

El Gobierno de Indonesia amenazó con deportar a DiCaprio y ponerle en la lista de personas non gratas

Pero al Gobierno de Indonesia no le gusta, sin embargo, que se critique a una de sus industrias más importantes y la fotografía que el actor compartió en sus redes sociales dando la mano a un orangután enfureció tanto a las autoridades de Yakarta que amenazaron con deportarlo e incluirlo en la lista negra de personas non gratas en el país, ultimátum que retirarían unos días después por las críticas internacionales.

Leonardo Dicaprio no es, sin embargo, el único que trabaja por conservar esta región. Toda un ejército de “eco-guerreros” , la mayoría de ellos indonesios, han organizado durante la última década decenas de proyectos para salvar los bosques de la isla de Sumatra y preservar no sólo su riqueza medioambiental sino también su medio de vida. “Si no hay bosques, no hay agua. Si no hay agua, no hay vida”, asegura Rudi Putra, uno de los principales ecologistas de la zona.

Patrullas contra las plantaciones ilegales

Muchos de estos proyectos tratan de recuperar el terreno perdido ante las grandes plantaciones para después reforestarlo. “Intentamos reclamar las zonas invadidas y luego las replantamos. Hasta el momento hemos recuperado 1000 hectáreas de bosque degradado que había sido ocupado ilegalmente por las comunidades”, explica Panut Hadisiswoyo, fundador del Centro de Información sobre Orangutanes, una ONG que trabaja en preservar el hábitat de estos grandes primates.

Sin embargo, a menudo su objetivo no son las grandes multinacionales, sino los pequeños propietarios. “Las autoridades sólo van a por los grandes empresarios, pero en realidad el gran problema son las comunidades locales. Son ellos los que ocupan ilegalmente la tierra y luego las grandes empresas se lo compran a ellos”, afirma Rudi Putra.

Para ello, trabajan con los guardas forestales, que patrullan cada día la zona para asegurarse de que nadie sobrepasa ilegalmente las lindes del parque. Subidos a sus motocicletas, los guardas recorren los caminos de tierra del parque y marcan aquellas zonas que han sido plantadas ilegalmente para destruirlas. “Mi trabajo está relacionado con el conflicto. Siempre tenemos conflictos porque la gente toma la tierra [protegida] para plantar aceite de palma, caucho o cacao”, se queja Natal Bamgun, uno de los guardas que ha trabajado en el parque durante 19 años. “Dicen que son gente pobre que necesita la tierra para sobrevivir, pero son utilizados por los grandes, por hombres de negocios y empresas. Son ellos los que ganan dinero”, continúa su jefe, el jefe de los guardas, Tuahman Raya Tarigan.

El gobierno asegura que ellos también están comprometidos con la conservación de los bosques y el presidente del país, Joko Widodo, ha prometido la creación de una agencia especial para la reforestación de bosques durante los próximos meses. “La reforestación es una prioridad en nuestra política y planeamos plantar un billón de árboles al año”, asegura Basoeki Karyaatmadja, consejero sobre cambio climático en el Ministerio de Medio Ambiente de Indonesia. La visita de Leonardo Dicaprio tuvo además un impacto inmediato, y pocos días después de que sus ministros retiraran la amenaza de incluir al actor en la lista negra, el presidente del país anunció una moratoria en las concesiones de aceite de palma y proyectos mineros en la región.

Indonesia planea incrementar su producción de aceite de palma hasta los 40 millones de toneladas en 2020

La situación en el ecosistema Leuser podría, sin embargo, empeorar durante los próximos años ya que Indonesia planea incrementar su producción de aceite de palma desde los 27 millones de toneladas de 2013 a los 40 millones en 2020. El gobierno local de Aceh está además preparando un plan de desarrollo en la zona que, aunque no ha sido desvelado oficialmente, se cree que facilitará las concesiones de aceite de palma y otras actividades económicas dentro de los lindes del ecosistema Leuser. La expansión del aceite de palma no está además sólo ligada a la desaparición de bosques, sino también a grandes incendios que el año pasado produjeron una nube de humo tan densa que llegó hasta el sur de Tailandia, a unos 2.500 kilómetros de distancia.

Pero los activistas son optimistas. Una vez que las plantaciones han sido destruidas, el bosque se puede recuperar en unos años. “Ayudamos en el proceso creando una especie de “guardería” de semillas donde las hacemos germinar antes de plantarlas”, explica Rio Ardi, coordinador del Centro de Información sobre Orangutanes. “Tras cinco años, el bosque puede sobrevivir y regenerarse por sí mismo. Y poco a poco, todo su fauna y flora volverá aquí a ocupar su hábitat natural”. Alcanzar su exhuberancia natural será, sin embargo, cuestión de decenas, tal vez cientos de años.

“El cambio climático es real. Está ocurriendo ahora mismo. Es la amenaza más urgente a la que se enfrenta toda nuestra especie”. El pasado mes de febrero, el actor Leonardo DiCaprio tuvo poco más de un minuto para agradecer el Oscar al Mejor Actor que le acababan de conceder por su actuación en "El Renacido", pero guardó unos segundos para lanzar una llamada a la conciencia medioambiental de aquellos millones que le estaban escuchando. “Tenemos que trabajar de forma colectiva y parar de procrastinar”, continuó. Pocas semanas después, seguía sus propias palabras y viajaba miles de kilómetros hasta el Parque Nacional de Gunung Leuser, en la isla indonesia de Sumatra, para denunciar la rápida degradación de esta selva de alto valor ecológico que está siendo devorada por la industria del papel, la minería y, sobre todo, por las insaciables plantaciones de aceite de palma que se extienden rápidamente en el país.

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