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“Elige el nombre del verdadero siervo de Dios: Profeta, infiel, cristiano, el diablo”
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la educación secuestrada por el isis

“Elige el nombre del verdadero siervo de Dios: Profeta, infiel, cristiano, el diablo”

Cuando el ISIS tomó Al Shadadi, en Siria, cerró las escuelas y expulsó a los maestros. Después, reabrió los centros con su programa de estudios. Los profesores explican cómo es la educación en el "Califato"

Foto: Imagen de un vídeo difundido por el ISIS para mostrar a los estudiantes en una zona controlada por el grupo en el noroeste de Irak.
Imagen de un vídeo difundido por el ISIS para mostrar a los estudiantes en una zona controlada por el grupo en el noroeste de Irak.

Um Omar acomoda sus amplias posaderas sobre una silla de plástico junto a la puerta entreabierta para que corra un poco de aire fresco. Los ávidos ojos de esta maestra se clavan en la cajetilla de tabaco que hemos dejado sobre una mesita de café. Enciende un cigarrillo y le da una profunda calada de placer.

Estamos en la ciudad de Al Shadadi, en Siria, recientemente liberada por las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), predominantemente kurdas, tras más de dos años bajo el régimen de puño de hierro de Abu Baker Al Baghdadi, líder del Estado Islámico.

[Lea aquí: Los hijos del ISIS, niños que serán ejecutores o suicidas]

Um Omar cubre su cabeza con un velo pero su hermana, Dima, luce su melena teñida de rubio oscuro. Dos meses atrás, el simple acto de abrir la puerta de la vivienda sin llevar puesta la 'abaya' y el 'niqab' (la estricta vestimenta islámica) habría sido considerado un delito por el Estado Islámico. Las dos mujeres habrían recibido un castigo. Si por aquel entonces, Um Omar se hubiera atrevido a fumarse un cigarrillo, le habrían propinado 50 azotes con una vara.

'Vinieron a mi casa para ofrecerme dar clases de nuevo pero solamente podíamos enseñar con sus libros. Me pagarían el doble del salario que recibía del Gobierno, pero no acepté'

Antes de que llegaran las huestes del ISIS a esta estratégica localidad, al este de Al Hasaka, Um Omar daba clase en la escuela de primaria Hani Hakuf, hoy reducida a escombros. “Cuando los yihadistas entraron a Al Shadadi cerraron todas las escuelas. Quemaron todos los libros de texto del Gobierno y expulsaron a los profesores”, evoca la maestra de 47 años.

A las pocas semanas, el ISIS reabrió las escuelas, pero habiendo rebautizado los centros escolares con nombres de importantes personajes de la historia del Islam e incorporando sus propios libros de enseñanza islamista. “Vinieron a mi casa para ofrecerme dar clases de nuevo pero solamente podíamos enseñar con sus libros. Me propusieron pagarme el doble del salario que recibía del Gobierno para convencerme, pero no acepté”, explica la maestra.

El Estado Islámico se cobró su venganza con los maestros que se negaron a regresar a la escuela: les quitó el sueldo que recibían del Gobierno y les prohibió abandonar la ciudad. “Me amenazaron con quitarme a mis hijos si nos marchábamos”, dice, alterada, Um Omar. En cambio, los profesores que aceptaron unirse al Estado Islámico recibieron un curso de preparación para adaptarse al nuevo currículo escolar. Su salario mensual aumentó hasta las 40.000 libras sirias (160 euros al cambio oficial del momento) frente a las 28.000 libras que paga el Gobierno de Damasco.

Adoctrinar a los musulmanes 'indecentes'

El nuevo plan de estudios del Estado Islámico se basa únicamente en las enseñanzas del Islam. Los alumnos dejaron de estudiar Matemáticas, Ciencias e Historia, para centrarse en la vida del profeta Mahoma y la historia de los primeros tiempos del Islam.

Además de enseñar a los niños su estricta interpretación del Islam, las escuelas del Estado Islámico servían para adoctrinar a aquellos musulmanes que, desde el punto de vista de los fundamentalistas, no eran lo suficientemente rectos. Todo aquel que cometía un 'delito' leve tenia la obligación de asistir por un mes a un curso de Sharia o ley islámica.

Quedan pocos testigos de este oscuro período y apenas se encuentran ejemplares de los libros de texto del Estado Islámico, que nadie dice conservar. Sin embargo, en un centro abandonado a las afueras de la localidad de Al Houl, al sur de Hasaka, bajo control del Estado Islámico hasta noviembre de 2015, encontramos por azar tres libros de texto del ISIS apilados en el suelo de un aula con otros papeles y documentos.

En uno de los ejercicios se pide al alumno que elija el nombre correcto del verdadero siervo de Dios entre: Profeta, infiel,cristiano, el diablo y muyahidin. También hay un manual de la escuela wahabí de Al Wahab, la familia religiosa más poderosa de Arabia Saudí

Uno de ellos es un cuaderno escolar con hojas fotocopiadas sobre las hazañas del profeta Mahoma y los califas “Rashidun” (los rectos), los primeros cuatro califas de la historia del Islam. En la parte superior de la tapa del cuaderno se presenta al Estado Islámico como institución oficial con un departamento de Educación. El “Califato” divide su territorio en provincias y la región de Al Hasaka es la provincia de Al Baraka. Un guerrero del Islam, con turbante y luenga barda, empuñando la bandera negra del ISIS a caballo, ilustra el libro de texto infantil.

El segundo es un cuadernillo de ejercicios. En uno de ellos se pide al alumno que elija el nombre correcto del verdadero siervo de Dios de entre los siguientes sustantivos: Profeta, infiel,cristiano, el diablo y muyahidin. En la mitad del libro hay unas hojas anexas con las instrucciones de las abluciones y las posiciones para rezar el Corán. El último es un manual de la escuela wahabí del jeque Muhamed Bin Al Wahab, la familia religiosa más poderosa de Arabia Saudí.

Algunas escuelas del Estado Islámico fueron destruidas por los bombardeos de la coalición internacional, liderada por Estado Unidos. Los centros educativos han servido además de bases militares o almacenes de municiones y material explosivo de los yihadistas. El resto de los colegios, parcialmente dañados, siguen abandonados. Antes de huir, los yihadistas escondieron explosivos dentro de las aulas que todavía no han sido desactivados por las fuerzas kurdas.

La escuela de Hani Hakuf, donde trabajaba Um Omar, fue uno de los centros militares del ISIS. La estructura prácticamente ha desaparecido, convertida en una montaña de escombros y amasijos de hierros. Cuentas los vecinos que en esa escuela, renombrada por el ISIS como Bilal Al Habashi, el primer almuédano de la Meca, se escondía el líder yihadista Abu Omar Al Shishani, lugarteniente de Al Baghdadi. El checheno con “siete vidas” fue dado por muerto, por última vez, a principios de marzo en un ataque aéreo estadounidense a las afueras de Shadade.

Los yihadistas rtambién utilizaban como dispensario médico el instituto de secundaria Abu Kassem Al Shaabi. El edificio recibió el impacto de varios misiles disparados por aviones de EEUU. En la pizarra de una de sus aulas aún se conserva el símbolo del ISIS, escrito con tiza. En otra aula vacía, un Corán en perfectas condiciones descansa sobre un pupitre de la primera fila. Nadie se ha atrevido a tocarlo por precaución, porque podría tratarse de un artefacto explosivo.

En la Al Shadadi liberada los maestros están en paro porque no tienes escuelas donde enseñar. Los alumnos tampoco pueden aprender: ya no quedan libros de texto.

Um Omar acomoda sus amplias posaderas sobre una silla de plástico junto a la puerta entreabierta para que corra un poco de aire fresco. Los ávidos ojos de esta maestra se clavan en la cajetilla de tabaco que hemos dejado sobre una mesita de café. Enciende un cigarrillo y le da una profunda calada de placer.

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