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Los cabos sueltos del crimen del David Bernat en Bangkok: "Artur Segarra no actuó solo"
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¿sigue libre algún cómplice del asesinato?

Los cabos sueltos del crimen del David Bernat en Bangkok: "Artur Segarra no actuó solo"

El escritor Joaquín Campos ha investigado el asesinato de David Bernat, que fue torturado y descuartizado por dinero. Segarra ha sido condenado a pena de muerte por el suceso

Foto: Artur Segarra yendo en moto con su novia a retirar dinero de un cajero automático en Ayutthaya, en una imagen difundida por la policía tailandesa
Artur Segarra yendo en moto con su novia a retirar dinero de un cajero automático en Ayutthaya, en una imagen difundida por la policía tailandesa

El pasado 30 de enero, los primeros restos desmembrados del cadáver de un 'farang' ('extranjero', en thai) aparecían flotando en las orillas del río Chao Praya, que atraviesa la ciudad de Bangkok. A los pocos días, la investigación policial determinó que el muerto se trataba del español David Bernat, que llevaba desaparecido desde el día 20 de ese mes, y que, sin lugar a dudas, había sido víctima de un brutal asesinato. En las horas siguientes, el flujo de información fue trepidante. Grandes cantidades de dinero habían sido sustraídas de las cuentas de Bernat, y enviadas de forma encriptada a otras cuentas. Había un sospechoso, otro español: Artur Segarra, que se encontraba en paradero desconocido, y que había retirado parte de ese dinero en varios cajeros automáticos en diferentes puntos de Tailandia. Su moto fue encontrada por la policía en la frontera con Camboya. Finalmente, Segarra fue detenido en Sihanoukville, una tranquila ciudad costera camboyana, donde sus esfuerzos por pasar desapercibido -llevando una chaqueta de chándal y una mascarilla para cubrir sus tatuajes y su rostro- habían conseguido el efecto contrario.

[El 21 de abril de 2017 Segarra ha sido condenado a pena de muerte por el asesinato en Bangkok de David Bernat]

Los detalles del crimen horrorizaron a todo el país: Bernat había sido torturado durante seis días antes de ser descuartizado, presumiblemente con el objetivo de que revelase datos de sus cuentas. Durante ese tiempo, además, su captor (o captores) le habían privado de agua y comida, tal vez con el objetivo de facilitar el posterior desmembramiento del cadáver. Pero lo que más conmocionó a la comunidad española de Bangkok era la relación entre la víctima y el presunto asesino: se suponía que Segarra y Bernat eran amigos. Aunque Bernat -un consultor informático de 39 años que ganaba 1.500 euros al día- vivía en Teherán, tenía un apartamento alquilado en Bangkok. Cada vez que llegaba a la capital tailandesa, quedaba con Segarra para salir de copas. Un día, éste invitó al afable Bernat a su apartamento en el centro de Bangkok, como en ocasiones anteriores. Pero esta vez, tal y como muestran las cámaras de seguridad del apartamento, solo salió Segarra.

[Lea aquí: Nuevas pistas en el asesinato del español en Bangkok: ¿Y si Artur Segarra no le mató?]

En Phnom Penh, la capital de Camboya, vive otro español, el escritor malagueño Joaquín Campos, quien meses antes había conocido superficialmente a Segarra y que en cuanto se enteró de su arresto se plantó en la comisaría de Sihanoukville, donde pudo entrevistar al sospechoso antes de que la policía camboyana le devolviese a Tailandia. Convencido de que había algo raro, Campos se dedicó los meses siguientes a investigar el asunto, trabajo que ha plasmado en un libro, “La verdad sobre el caso Segarra”, que ahora edita Frontera D, con prólogo de Luis Garrido-Julve, colaborador de El Confidencial en Bangkok. Y entre otras muchas cosas, concluye que el presunto asesino no actuó solo.

placeholder Lugar del río Chao Praya donde aparecieron los primeros restos de David Bernat, el 4 de febrero de 2016 (EFE)
Lugar del río Chao Praya donde aparecieron los primeros restos de David Bernat, el 4 de febrero de 2016 (EFE)

“Es imposible”, dice a El Confidencial. Y pone como evidencia, por ejemplo, la encriptación de las transferencias bancarias. “Segarra no pudo hacerlo, porque no sabe cómo”, asegura. En todo caso, el proceso, de una gran complejidad técnica, estuvo plagado de errores que en último término pusieron a las autoridades sobre la pista de este barcelonés, estafador profesional fugado de España.

A estas alturas, prácticamente nadie pone en duda su probable implicación en el crimen: además de la evidencia de las retiradas de dinero, la policía tailandesa afirma haber encontrado restos del ADN de David Bernat en el apartamento de Segarra. Del mismo modo, las autoridades difundieron un video en el que se le veía comprando en la tienda de bricolaje y herramientas Home Mart, donde presumiblemente adquirió los instrumentos con los que se habría descuartizado el cadáver.

¿Sicarios para el trabajo más sucio?

Sin embargo, en todo momento Segarra ha insistido en que “él no ha matado a nadie”. Y podría ser cierto. Muchos de los que le conocieron le consideran incapaz de ejecutar una atrocidad semejante (“No puedo llegar a creerme que con las mismas manos que me acariciaba haya matado a una persona”, dice Iuw, una de sus ex novias, en el libro de Campos). Pero tal vez sí ordenarla. Campos, de hecho, sospecha que el asesinato en sí y el posterior descuartizamiento fue realizado, por dinero, por sicarios tailandeses, que no habrían participado en el resto del golpe. “Yo no imagino a Arturo descuartizando”.

placeholder Artur Segarra retirando dinero de un cajero, en una imagen difundida por la policía tailandesa
Artur Segarra retirando dinero de un cajero, en una imagen difundida por la policía tailandesa

Según el escritor, hay gente que no ha contado todo lo que sabe sobre este crimen. “Todas las personas a las que entrevisto me hablan de una persona que se llama David Donoso”, explica Campos. Donoso, a quien contactó por Facebook, aceptó ser entrevistado, pero al recibir las preguntas se echó atrás. “Me dijo que si estoy loco, y que cómo me atrevía a preguntarle esto”, dice Campos, indignado. Según él, se trata del mismo David Donoso imputado por el "caso Macedonia", una intrincada trama de corrupción policial y narcotráfico en Cataluña.

El cuestionario que le envió aparece reproducido en el libro: "(...) Tú eras, sin lugar a dudas, la persona que más salía con el asesinado. ¿Qué opinas de su pérdida? ¿Llegaste a sospechar alguna conducta extraña en su persona los días previos a su desaparición?". Las preguntas se van volviendo cada vez más agresivas: "(...) ¿Podrías decirme qué ingresos has tenido -y de dónde salieron- en, por ejemplo, el último lustro, que son los años que llevas residiendo en Tailandia?". O: "Si tú eras (...) el mejor amigo de David Bernat, ¿cómo se enteró el presunto asesino del mismo, Artur Segarra, del que eres íntimo, del estado de sus cuentas? ¿Se lo comentaste tú?".

“A medida que investigo, empiezo a darme cuenta de que este tipo en público decía que no conocía a Artur Segarra, pero eran amigos íntimos. Tanto que le dejaba dinero”, comenta Campos a El Confidencial. “David Donoso es la persona que conoce a David Bernat. Segarra es una persona llena de tatuajes, que va con la camiseta del Barça. Difícilmente habría tenido acceso a conocer el estado de las cuentas de David Bernat. Pero es que Donoso era también amigo íntimo de Bernat”, dice.

Incide en la explicación: “Donoso tenía, o tiene, la facultad de entablar relación solo con gente que tiene alto poder adquisitivo. Gente joven que tiene buenos ingresos, directivos de empresas, de multinacionales… Hablaba con consultores… Él no se hacía pasar por experto, pero daba la impresión de que era un experto en economía. Era un defensor de la escuela de economía austríaca ultraliberal, se leía tomos de dos mil páginas… Sin embargo, nunca rendía cuentas de a qué se dedicaba”, afirma.

"Quieren cerrar el asunto cuanto antes"

“¿Por qué en público niega una amistad con Segarra, cuando son íntimos? A aquellos a los que ya les reconocía que eran amigos, porque les habían visto juntos por las noches, dos meses antes de que acontecieran los hechos les empieza a comentar que se ha peleado con Artur. Pero hay dos testigos que aseguran haberles visto dos días antes de los hechos en Bangkok como si nada, pero en otras zonas [de la ciudad alejadas de su entorno habitual]. Su actitud es muy, muy difícil de explicar”, sentencia Campos.

Tras el asesinato, Donoso se presentó en comisaría de forma voluntaria para declarar. Durante todo ese tiempo, dijo, había permanecido en la isla de Koh Tao, algo que la policía comprobó sin dificultad. Para Campos, esto no le libra de toda sospecha. “Es un absoluto defensor de su vida privada. Su Facebook era una broma. Y curiosamente, esa semana pone una foto suya y de su novia en la playa diciendo: 'Estoy en la isla de Koh Tao. Me he mudado'”, dice. Desde entonces nadie sabe dónde se encuentra. “Sería necesario que Donoso hablara”, insiste Campos.

La otra persona clave en la investigación a la que las autoridades no le habrían prestado suficiente atención es la última novia de segarra, Pridsana. “Tatuada, bellísima, prostituta pero de estas que están en el limbo, que se pueden enamorar…”, la describe Campos. La pareja menudeaba vendiendo droga en las discotecas de Bangkok. “Esto me dio una idea clave: si David Donoso tenía que dejarle dinero a Segarra, y además este tenía que vender drogas, es que estaba desesperado. De ahí que hiciera este plan tan descabellado, tan malvado pero tan mal hecho”, comenta el escritor.

Campos parece estar frustrado por la escasa voluntad de las autoridades tailandesas a la hora de seguir investigando el asunto. “La policía tailandesa es una policía vaga, sin estímulos, y sin medios. Y sobre todo, ya tienen al tío clave”, aquel en cuyo apartamento ocurrió todo, y a quien se ha filmado yendo en moto sacando de varios cajeros el dinero de Bernat. “No quieren más lío”, asegura. Arremete también contra la “nefasta actitud de la diplomacia española, junto a la policía y el Gobierno tailandés, que quieren cerrar el caso, no en falso, porque no se va a cerrar en falso -Artur es culpable, es evidente-, pero sí cuanto antes para que se acabe esta bomba de publicidad”, que ya estaría afectando negativamente al turismo. “El cónsul español, que no quiere hablar conmigo, sabe perfectamente que Artur no actuó solo, como lo sé yo”, afirma el escritor.

Campos asegura haber recibido “advertencias y amenazas” por correo electrónico debido a su investigación, lo que podría obligarle a cambiar de aires una temporada. Sin embargo, sostiene que se siente en la obligación de seguir incidiendo en el caso, por un imperativo moral: “Si hay alguien implicado y no paga por ello, mañana volverá a hacerlo”.

El pasado 30 de enero, los primeros restos desmembrados del cadáver de un 'farang' ('extranjero', en thai) aparecían flotando en las orillas del río Chao Praya, que atraviesa la ciudad de Bangkok. A los pocos días, la investigación policial determinó que el muerto se trataba del español David Bernat, que llevaba desaparecido desde el día 20 de ese mes, y que, sin lugar a dudas, había sido víctima de un brutal asesinato. En las horas siguientes, el flujo de información fue trepidante. Grandes cantidades de dinero habían sido sustraídas de las cuentas de Bernat, y enviadas de forma encriptada a otras cuentas. Había un sospechoso, otro español: Artur Segarra, que se encontraba en paradero desconocido, y que había retirado parte de ese dinero en varios cajeros automáticos en diferentes puntos de Tailandia. Su moto fue encontrada por la policía en la frontera con Camboya. Finalmente, Segarra fue detenido en Sihanoukville, una tranquila ciudad costera camboyana, donde sus esfuerzos por pasar desapercibido -llevando una chaqueta de chándal y una mascarilla para cubrir sus tatuajes y su rostro- habían conseguido el efecto contrario.

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