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Cómo Boko Haram convierte a una niña en una terrorista suicida
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DRAMÁTICO INCREMENTO EN EL USO DE NIÑOS BOMBA

Cómo Boko Haram convierte a una niña en una terrorista suicida

Dramático incremento en el uso de niños suicidas en los países atacados por Boko Haram. El aumento en las cifras coincide con las victorias militares contra el grupo

Foto: Una niña rescatada de Boko Haram por el ejército nigeriano en el bosque de Sambisa, en el campo de refugiados de Yola, en mayo de 2015 (Reuters).
Una niña rescatada de Boko Haram por el ejército nigeriano en el bosque de Sambisa, en el campo de refugiados de Yola, en mayo de 2015 (Reuters).

La pregunta siempre era la misma. Al igual que la respuesta. "Llegaban para escogernos. Preguntaban: '¿Quién quiere ser una terrorista suicida?' Y las chicas gritaban 'Yo, yo, yo'. Se peleaban por cometer los atentados suicidas". Mientras habla, Fati palpa los tres brazaletes de oro que adornan su muñeca. Regalo de su madre, eran el único vínculo con su hogar después de convertirse en otra de las cientos de chicas secuestradas por el grupo terrorista más mortífero del mundo, Boko Haram.

Las jóvenes de las que habla Fati querían colocarse un cinturón bomba no porque los violentos métodos de adoctrinamiento de sus secuestradores les hubieran 'lavado' el cerebro, sino porque no podían soportar el hambre y los abusos sexuales. Solo buscaban 'una salida'. Necesitaban escapar del grupo yihadista que las obligaba a casarse con sus combatientes. "Querían ser elegidas solo para huir de Boko Haram", cuenta Fati, de 16 años, a la CNN. "Si les colocaban una bomba, había la posibilidad de que las chicas encontrasen soldados a los que decirles 'tengo un cinturón de explosivos', y tal vez los soldados podrían quitarles la bomba. Podrían escapar".

Nuevos estadísticas difundidas por UNICEF muestran un dramático incremento en el uso de niños suicidas en cuatro países -Nigeria, Chad, Níger y Camerún- en los que Boko Haram ha desarrollado su campaña de terror en los últimos dos años. Dicha cifra ha aumentado desde cuatro en 2014 hasta 44 el pasado año. Y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia asegura que tres cuartas partes de los menores suicidas son niñas.

A medida que ha crecido el número de niños implicados en ataques, una coalición internacional integrada por Chad, Camerún, Nigeria y Níger ha puesto a Boko Haram -afiliado al Estado Islámico- bajo una presión desconocida hasta la fecha. El bosque de Sambisa, el otrora impenetrable bastión del grupo en el estado de Borno, se ha convertido en objetivo de ataques aéreos e incursiones del ejército nigeriano.

Los explosivos son, muy a menudo, activados por control remoto. Las personas más vulnerables de la sociedad nigeriana se están convirtiendo en las más temidas

La historia de Fati pone sobre la mesa cómo la organización terrorista, responsable de la muerte de 6.644 personas solo en 2014, demanda cada vez más de sus cautivos y cómo sus decisiones están cada vez más motivadas por la desesperación. La joven no tuvo oportunidad de huir cuando milicianos de Boko Haram atacaron su pueblo, en el noreste de Nigeria, en 2014. El yihadista que se convertiría en su 'marido' portaba una fusil y los padres de la joven ya habían gastado una fortuna, 8.000 naira (40 dólares), para que unos traficantes pusiesen a salvo a sus hermanos mayores. No pudieron hacer nada.

En el bosque de Sambisa, donde se encuentra la 'madriguera' de Boko Haram, Fati conoció a chicas incluso más jóvenes que ella. "Había tantas secuestradas allí, no podía contarlas", dice. Entre ellas, algunas de las 270 estudiantes de Chibok cuyo rapto en abril de 2014 conmocionó al mundo. "Caían siempre bombas y balas del cielo", recuerda la joven, que asegura que las chicas temían tanto los bombardeos como a sus captores. "Todas las jóvenes estaban aterrorizadas. Todas; siempre lloraban y los hombres las violaban. No había comida, nada. Podías contar las costillas de las chicas debido al hambre que pasaban".

La chica asegura que muchas cautivas murieron en los ataques del ejército nigeriano, pero que en dichas incursiones también liberaron a cientos de mujeres y niñas. Incluida Fati, rescatada por soldados cameruneses después de que sus secuestradores desertasen de Boko Haram para intentar escapar a través de la frontera.

El temor, ahora que la coalición internacional sigue obtieniendo victorias, es que el grupo siga pivotando hacia el uso de chicas jóvenes como arma de guerra. Las chicas son un candidato perfecto para convertirse en suicidas: pueden ocultar explosivos bajo sus ropas o en cestas que cargan sobre sus cabezas. Los explosivos son, muy a menudo, activados por control remoto. Las personas más vulnerables de la sociedad nigeriana se están convirtiendo en las más temidas.

La pregunta siempre era la misma. Al igual que la respuesta. "Llegaban para escogernos. Preguntaban: '¿Quién quiere ser una terrorista suicida?' Y las chicas gritaban 'Yo, yo, yo'. Se peleaban por cometer los atentados suicidas". Mientras habla, Fati palpa los tres brazaletes de oro que adornan su muñeca. Regalo de su madre, eran el único vínculo con su hogar después de convertirse en otra de las cientos de chicas secuestradas por el grupo terrorista más mortífero del mundo, Boko Haram.

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