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La dura vida en el Califato: habla la adolescente sueca rescatada del ISIS
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ha sido liberada por combatientes kurdos

La dura vida en el Califato: habla la adolescente sueca rescatada del ISIS

Marlin Stivani Nivarlain, de 16 años, viajó a Irak el pasado junio con su novio, que quería luchar con el Estado Islámico. No tardó en darse cuenta de su error

Foto: Mujeres cubiertas con el velo integral sentadas en un parque en Raqqa, la capital yihadista en Siria, en marzo de 2014 (Reuters)
Mujeres cubiertas con el velo integral sentadas en un parque en Raqqa, la capital yihadista en Siria, en marzo de 2014 (Reuters)

La llamada confirmó los temores de su madre: Marlin Stivani Nivarlain, de 16 años, se encontraba en Irak, adonde había viajado con su novio el pasado junio para unirse al Estado Islámico. Ahora, la joven pedía ayuda para escapar de allí. Inmediatamente, el Gobierno de su Suecia natal contactó con las autoridades del Kurdistán iraquí, pidiéndoles ayuda para localizar a la joven. Merecía la pena intentarlo: los kurdos mantienen una formidable red de espías en el norte de Irak, y alguien como Nivarlain llama la atención.

El pasado miércoles, la operación culminó con éxito: las fuerzas antiterroristas 'peshmerga' liberaron a la adolescente cerca de Mosul, según informó ayer el Gobierno Regional del Kurdistán en un comunicado. De momento no se conocen más detalles.

Nivarlain ha concedido una entrevista al canal de televisión Kurdistan24, en la que ha explicado cómo acabó en esta situación. “Dejé la escuela con 14 años. Entonces conocí a mi novio, a mediados de 2014”, dice en la entrevista. La identidad del joven se desconoce, pero se sabe que es un ciudadano sueco de origen árabe, que podría haber muerto en un bombardeo en la ciudad iraquí de Ramadi.

"Mi novio empezó a ver vídeos del ISIS"

"Al principio estábamos bien juntos, pero luego empezó a ver vídeos del Estado Islámico, a hablar de ellos y cosas así. Yo no sabía nada del Estado Islámico o del islam, así que no sabía de lo que él estaba hablando”, comenta. “Después dijo que quería ir con ellos, y yo dije que no tenía problema, porque no sabía nada de lo que era aquello”, explica.

El fenómeno no es nuevo: las jóvenes occidentales que viajan a Siria o Irak para contraer matrimonio con un yihadista. El caso que más atención mediática despertó fue el de las británicas Amira Abase, Shamina Begum y Kadiza Sultana (de 15 años las dos primeras, y de 16 la segunda), que en febrero del año pasado burlaron todos los controles parentales y policiales para desplazarse al Califato, probablemente motivadas por una estética que muchos adolescentes perciben como 'cool'. Las tres chicas eran musulmanas, pero no faltan los casos de jóvenes occidentales conversas o, como en el caso de Nivarlain, simplemente llevadas por una mezcla de amor e inconsciencia.

En este caso, la pareja viajópor media Europa hasta llegar a Turquía, donde cruzaron a Siria desde la provincia turca de Gaziantep. "Cuando llegamos a Siria el Estado Islámico nos metió en autobuses junto a otros hombres y mujeres y nos trasladaron a Mosul, donde nos dieron una casa", indica Nivarlain.

"No teníamos electricidad, agua, nada. Era totalmente diferente a lo que tenía en Suecia, donde hay de todo. No teníamos dinero. Era una vida realmente dura", ha descrito la joven. A sus penurias contribuyó, probablemente, el empeoramiento de las condiciones de vida en el territorio del Califato como consecuencia del desgaste de sus fuentes de ingresos. Y cuando creía que no iba a poder soportarlo más, cayó en sus manos un teléfono desde el que pudo llamar a su casa. La joven ha pasado los últimos días en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, a la espera de ser enviada de vuelta a Suecia, donde, dice, espera “vivir una vida feliz”.

La llamada confirmó los temores de su madre: Marlin Stivani Nivarlain, de 16 años, se encontraba en Irak, adonde había viajado con su novio el pasado junio para unirse al Estado Islámico. Ahora, la joven pedía ayuda para escapar de allí. Inmediatamente, el Gobierno de su Suecia natal contactó con las autoridades del Kurdistán iraquí, pidiéndoles ayuda para localizar a la joven. Merecía la pena intentarlo: los kurdos mantienen una formidable red de espías en el norte de Irak, y alguien como Nivarlain llama la atención.

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