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La niña italiana que no va a la escuela porque sus compañeros no están vacunados
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en EL PAÍS hay 358.000 niños sin vacunar

La niña italiana que no va a la escuela porque sus compañeros no están vacunados

La pequeña de seis años padece una inmunodeficiencia que le dificulta la recepción de medicamentos. Si se contagia, las consecuencias podrían ser fatales. La familia ha tenido que enviarla a otra localidad

Foto: La pequeña Lia y su madre, Corinna Verniani. (Foto: Facebook / C. Verniani)
La pequeña Lia y su madre, Corinna Verniani. (Foto: Facebook / C. Verniani)

La semana pasada, la pequeña Lia, seis años, no fue a la escuela. No podía ir. O más bien, sus padres se negaron a que fuera temiendo por su salud. La razón: Lia, quien vive en un pequeño pueblo de Toscana (centro de Italia), padece de una grave forma de inmunodeficiencia, una patología por la cual uno es vulnerable a las infecciones. Y en su curso de primer grado de primaria, muchos de sus compañeros -ocho de 18, según la familia de la niña; alguno menos, según la escuela- no están vacunados y, por eso, el riesgo de que se enfermen y la contagien es mayor. ¿Por qué no están vacunados? Sus padres están en contra.

Los padres de Lia, en cambio, sí quisieran aplicarle la segunda dosis contra el sarampión, la parotitis, la rubeola y la varicela. Pero no pueden. Los médicos les han dicho que no es aconsejable para la salud de una niña que, hace cuatro años, contrajo una grave forma de mononucleosis, desencadenando una encefalitis tan peligrosa que estuvo a punto de provocar su muerte. Lia se salvó, y, de no ser por un oído, del cual no oye muy bien, está sana, pero más débil que el resto. Por eso, la alarma se disparó cuando, a principios de enero, los médicos italianos que siguen el caso dijeron que la situación de Lia era más compleja de lo previsto.

Es una paradoja en alza en los países sanos y ricos. Que muchas familias, cada vez más, deciden optar por curas alternativas, alejándose de la medicina tradicional, a raíz de la desconfianza que sienten hacia farmacéuticas que en las últimas décadas han dado mucho de qué hablar. Tanto que en Italia, en los últimos cinco años, el número de niños no vacunados ha alcanzado la cifra récord de 358.000, de los cuales 139.747 no recibieron el tratamiento en los últimos dos años, según datos de la Sociedad Italiana de Pediatras (SIP). Organización que añadió que Italia se encuentra en una situación “al límite de los parámetros de seguridad

Con 358.000 niños sin vacunar, Italia se encuentra "al límite de los parámetros de seguridad", según la OMS

“Expresamos nuevamente nuestra preocupación por este peligroso fenómeno que está dañando la salud de los niños", declaró Giovanni Corsello, presidente de SIP. "Estas actitudes están provocando el regreso de algunas enfermedades que habían desaparecido”, llegó a decir. De nada ha servido que el Estado italiano establezca por ley la obligatoriedad de algunas vacunas básicas: en concreto, la poliomielitis, difteria, hepatitis B y tétanos -mientras que otras son ‘recomendadas’-. Muchos padres se han rebelado, amparados, eso sí, por el decreto presidencial número 355 del 26 de enero de 1999, según el cual los niños no vacunados también pueden ir a la escuela. Razón por la que los partidarios de las vacunas quieren que esta legislación se derogue.

“Me dirijo a ustedes, señores que no han vacunado a sus hijos: ¿saben que en Estocolmo ha reaparecido la difteria y que en Alemania un niño murió recientemente de sarampión?”, ha dicho, interviniendo sobre el caso de la pequeña Lia, la responsable de Derecho a la Salud de la región de Toscana, Stefania Saccardi. La cual, además, ha asegurado que lanzará una campaña a favor de las vacunas para los menores. “¡Las vacunas protegen a vuestros hijos y a los niños que sufren graves patologías!”, insistió Saccardi, al liquidar el miedo hacia las vacunas de “discusiones sin fundamento”.

Como era de esperarse, el caso ha creado, en efecto, un gran debate a nivel nacional y ríos de tinta en la prensa. La población se ha dividido entre favorables y contrarios, cada uno esgrimiendo sus razones. El Ministerio de Salud italiano difundió un comunicado de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el que se explica cómo deben vivir los niños no vacunados. “Cada vez que tu hijo se enferma y subes en una ambulancia, vas a Urgencias, o llamas a tu pediatra y a otros operadores sanitarios, debes comunicar que tu hijo no ha sido vacunado”, se lee en el panfleto. Dichas instrucciones son para “el bien del niño, de la familia y de los otros”, se añade. En paralelo, también la SIP, la asociación de pediatras,volvió a publicar una nueva denuncia, enumerando ocho “mitos” sobre las vacunas.

​Una tendencia europea

Detrás, por supuesto, está también que, al haberse incrementado el nivel de educación de la población europea en las últimas décadas, los padres ahora siguen de cerca la actuación de las multinacionales farmacéuticas. Un caso que suscitó mucha polémica en Italia fue el de la alarma lanzada por la OMS sobre el virus H1N1 (gripe A), que provocó que los gobiernos gastaran millones en 2009 en aplicar antivirales -muchos provenientes de China- contra esa pandemia, que finalmente resultó menos peligrosa, pero costó más cara de lo que se había pensado. Esto, más aún después de una denuncia del Consejo de Europa y otra de 'British Medical Journal' (BMJ), una de las revistas médicas de referencia, según la cual la OMS ocultó en ese entonces los vínculos financieros entre sus expertos y las farmacéuticas Roche y Glaxo, fabricantes de Tamiflu y Relenza, los fármacos antivirales contra el H1N1.

De ahí que, en Europa, Italia no sea ni mucho menos un caso aislado. Famoso ha sido, en esta sentido, el caso de Olot (España), donde en mayo de 2015 un niño de seis años murió tras infectarse de difteria, una enfermedad que no se detectaba desde 1987 en suelo español. Sus padres tampoco habían querido vacunarlo. Además, igual que sucede con el vegetarianismo, también está en alza en Italia el uso de medicinas homeopáticas, lo que hace que la comunidad científica sea la primera que está dividida sobre estos asuntos.

“Es cierto que algunas vacunas contribuyeron a reducir las tasas de mortalidad, pero otras se han mostrado ineficaces”, critica Eugenio Serravalle, pediatra y presidente de la asociación Assis. “La obligatoriedad de vacunarse contra la hepatitis B fue introducida en los noventa por el ministro Francesco de Lorenzo, quien luego fue condenado por corrupción”, objeta. Otros médicos afines a la medicina alternativa, en cambio, afirman que tiene que prevalecer la lógica, es decir, que se tiene que estudiar cada caso y decidir qué terapia es la más conveniente, utilizando las medicinas tradicionales cuando las alternativas no sean eficaces.

Los casos de difteria han pasado de cinco en 2009 a 55 en 2013 en una decena de países europeos

Dicho esto, el dato alarmante es que algunas enfermedades que parecían casi extinguidas, sí, están regresando a Europa. De acuerdo con el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), los casos de difteria fueron cinco en 2009, 12 en 2012 y 55 en 2013, concretamente en Bélgica, Alemania, Finlandia, Francia, Lituania, Latvia, Países Bajos, Noruega, Suecia y Reino Unido. Igualmente inquietante ha sido el caso de un niño de 18 meses que recientemente murió al haber sido infectado por sarampión en Alemania, país en el que, desde octubre pasado, se han detectado 574 casos.

Además, según la prensa alemana, el caso destapó algunos comportamientos muy extremos, como el de los padres que llevan a sus hijos a las llamadas 'fiestas del sarampión', citas que tienen como objetivo que los niños contraigan dicho virus con el fin de inmunizarse de manera natural. El fenómeno, popularizado por primera vez en los Estados Unidos, ha sido condenado por las autoridades médicas más reputadas.

Así las cosas, la única solución para Lia ha sido de momento trasladarla a otra escuela de su ciudad, Greve, situada en las campañas donde se produce el famoso vino Chianti de Toscana, a pocos kilómetros de distancia de Florencia y de un hospital especializado en patologías infantiles. Además, la madre de la pequeña, Corinna, también está planteándose asumir el riesgo de vacunar a la niña en los próximos días. “Entre el riesgo de que tenga una grave reacción y el de que se contagie de enfermedades muy peligrosas, hemos optado por el primero”, declaró. Eso sí, las vacunas suministradas a Lia serán especiales, para que su organismo las pueda tolerar mejor. Y, mientras tanto, la 'guerra médica’ seguirá.

La semana pasada, la pequeña Lia, seis años, no fue a la escuela. No podía ir. O más bien, sus padres se negaron a que fuera temiendo por su salud. La razón: Lia, quien vive en un pequeño pueblo de Toscana (centro de Italia), padece de una grave forma de inmunodeficiencia, una patología por la cual uno es vulnerable a las infecciones. Y en su curso de primer grado de primaria, muchos de sus compañeros -ocho de 18, según la familia de la niña; alguno menos, según la escuela- no están vacunados y, por eso, el riesgo de que se enfermen y la contagien es mayor. ¿Por qué no están vacunados? Sus padres están en contra.

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