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El largo viaje de los niños refugiados: "Muchos se hacen invisibles por miedo"
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¿realmente hay 10.000 desaparecidos?

El largo viaje de los niños refugiados: "Muchos se hacen invisibles por miedo"

26.000 menores sin acompañante llegaron a Europa en 2015. Europol ha hecho saltar las alarmas al afirmar que miles de ellos han desaparecido tras registrarse. ¿Dónde están? ¿Cómo llegan?

Foto: Un niño refugiado arrastra unas mantas a su llegada al puerto de El Pireo, Atenas, el 31 de enero de 2016. (Reuters)
Un niño refugiado arrastra unas mantas a su llegada al puerto de El Pireo, Atenas, el 31 de enero de 2016. (Reuters)

Sobre el muelle del paseo marítimo de Lesbos, cinco niños afganos caminan juntos de la mano. Apenas superan los ocho años, tres de ellos van descalzos y la chica mayor cubre sus pies con una bolsa de plástico. Los cinco muchachos se cuidan entre ellos. En una fuente de agua junto al puerto, las niñas asean al más pequeño. Entre la multitud que atestaba la isla griega durante aquellos días de septiembre, en que la población de refugiados superaba a la local, se podían ver algunos grupitos de niños que no iban acompañados, menores que viajan sin sus padres, perdidos y asustados, en busca del sueño europeo.

“Tres semanas”, “17 días”, “casi dos meses”: el periplo que los refugiados emprenden hacia los países del norte no tiene una duración promedio, pero los adultos solicitantes de asilo cuestionados por este diario revelaron no tardar más de tres meses. Sin embargo, los menores que viajan sin sus padres pueden sufrir un viaje interminable. “Son la parte más frágil de esta crisis”, asegura Raffaela Milano, de Save the Children Italia-Europa. El cúmulo de obstáculos para ellos puede ser infinito. Ya ha ocurrido en otras catástrofes humanitarias, entre los ochenta y los noventa, en la corriente de vietnamitas que huyeron en barco hacia países colindantes. Hay testimonios de niños que tardaron 16 años en llegar a Estados Unidos. Cuando solicitaron asilo en Norteamérica, ya eran adultos.

Pero ¿por qué viajan sin compañía? Algunas familias envían a los más pequeños hacia Europa para que, supuestamente, se reúnan con amigos de la familia. Otros, simplemente, han perdido a sus padres por el camino. Es el caso de una décima parte de todos los niños (243.000, según Unicef) que entraron en nuestro continente el año pasado. El dato lo confirmó la organización Save the Children: en 2015, cerca de 26.000 menores entraron solos en Europa mezclados con el flujo migratorio.

Ahora, meses después del pico de esta crisis humanitaria, la Europol ha advertido de que 10.000 de ellos han desaparecido o están sin localizar. En el comunicado, publicado por 'The Guardian', Brian Donald, el jefe de personal de la agencia de policía comunitaria, asegura que una gran cantidad de niños han desaparecido del sistema después de registrarse en el país de llegada. “No es disparatado que estemos buscando a 10.000 niños e incluso a más”, afirma Donald, tras añadir que hay 5.000 desaparecidos solo en Italia. Una catástrofe humanitaria dentro de nuestras fronteras, en la que estos niños están expuestos a bandas criminales de tráfico de personas, de explotación y prostitución.

Los centros de menores, el trabajo forzado, las mafias, así como la intención de escapar de las autoridades, son algunos de los abismos en que los menores pueden caer mientras intentan llegar al país de destino. Cientos de ellos se vuelven 'niños de la calle' y viven en la indigencia para evitar ser llevados a los centros de menores. “Muchos de ellos, de hecho, se hacen invisibles a las autoridades durante su ruta hacia Europa porque tienen miedo de ser devueltos”, asegura de nuevo Milano. Ya en septiembre, la Europol alertó de que las mafias del este de Europa, que hasta entonces se habían dedicado a la trata de mujeres, al narcotráfico o al lavado de dinero, ahora se habían pasado al tráfico de refugiados.

Prostituirse para seguir la ruta

“Tenemos testimonios e informes de casos de niños que han sido prostituídos para pagar a los traficantes y continuar con la ruta, porque no les quedaba dinero o porque les habían robado”, publicó la agencia de refugiados de Naciones Unidas UNHCR el pasado mes de octubre. La propia Europol alerta de las tramas de prostitución de menores y afirman haber recibido pruebas de niños refugiados que han sido sexualmente explotados. Sobre todo en los destinos más populares, como en Alemania o Hungría, donde los proxenetas acuden a las zonas más concurridas, como parques, campos de residencia, estaciones o en pueblos fronterizos, para captar a las víctimas. Este periódico comprobó la prostitución de hombres sirios con austríacos en los hoteles cercanos a la estación de trenes de Viena.

El trabajo forzado, al que muchos de los niños se ven obligados a recurrir, es otra de las actividades criminales que están atrapando a los menores solitarios. Como denunció el Business & Human Rights Resource Centre, una ONG británica que investiga las actividades de empresas en todo el mundo, varias compañías textiles en fábricas de Turquía están utilizando a los niños refugiados como mano de obra barata. En un cuestionario que la ONG envió a las principales marcas tras detectar contratos irregulares, la entidad comprobó un uso de menores refugiados en las fábricas turcas de marcas de moda europeas. Según publican en la página web, 14 de las 28 compañías contactadas no quisieron contestar el formulario.

El comunicado de Interpol ha escandalizado a las organizaciones humanitarias, que denuncian, desde hace días, la intención de la Unión Europea de criminalizar la asistencia a los refugiados. El borrador del Consejo de Ministros pretende obligar a cualquier ONG o individuo a registrarse previamente antes de prestar ayuda a los recién llegados. Esta medida ilegalizaría a las organizaciones o personas que llevan meses cuidando de quienes desembarcan en las islas griegas o durante su recorrido por Europa, y facilitaría el paso a la vía ilegal, obligando a los refugiados a recurrir a las mafias. “Es el mundo al revés en esta Europa de los Derechos Humanos”, afirma Raquel Martí, directora ejecutiva de UNRWA España.

Durante los últimos meses, han sido precisamente las ONG y la iniciativa ciudadana las que han aliviado esta catástrofe humanitaria. Por ejemplo, Metaction, una ONG griega, lleva años afrontando el problema de los niños refugiados y ha creado una 'Red de tutela para menores que no van acompañados'. Los trabajadores sociales se encargan de conducir a los pequeños en “una transferencia segura” por Grecia y garantizar su seguridad, así como su acceso a los servicios básicos durante el trayecto. Según sus propios datos, entre 2011 y 2015, han realizado “592 misiones satisfactorias de 2.366 niños que estaban encerrados en centros de detención o vivían en la calle”.

Sobre el muelle del paseo marítimo de Lesbos, cinco niños afganos caminan juntos de la mano. Apenas superan los ocho años, tres de ellos van descalzos y la chica mayor cubre sus pies con una bolsa de plástico. Los cinco muchachos se cuidan entre ellos. En una fuente de agua junto al puerto, las niñas asean al más pequeño. Entre la multitud que atestaba la isla griega durante aquellos días de septiembre, en que la población de refugiados superaba a la local, se podían ver algunos grupitos de niños que no iban acompañados, menores que viajan sin sus padres, perdidos y asustados, en busca del sueño europeo.

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