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Stuart Monk, el millonario detrás del 'apartheid' británico de las puertas rojas
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Stuart Monk, el millonario detrás del 'apartheid' británico de las puertas rojas

Los solicitantes de asilo en el Reino Unido son alojados en viviendas señaladas con puertas rojas, un blanco fácil de los ataques racistas. Su propietario es uno de los hombres más ricos del país

Foto: Casas con puertas rojas, asignadas a solicitantes de asilo, en Middlesbrough, Reino Unido. (Reuters)
Casas con puertas rojas, asignadas a solicitantes de asilo, en Middlesbrough, Reino Unido. (Reuters)

Bawav Ali y Hatam Jwamevi, de 24 y 18 años, son dos jóvenes iraníes que huyeron de su país. Ahora viven con otros seis hombres en una pequeña casa de Middlesbrough, una de las ciudades más pobres de Inglaterra. La puerta de su vivienda es roja. Jagjeet Singh, nacido en la India, es su vecino. Su puerta también es del mismo color. Al igual que la de Yazid Bahi, originario de Argelia, o Manthri Ranasing, de Sri Lanka.

Prácticamente a diario, sus viviendas son atacadas. Todo vale. Excrementos de animales, pintadas en las fachadas, fogatas en la entrada, piedras contra las ventanas. Los insultos también son constantes. Sobre todo por la noche. La frase más repetida: “Vete a tu puto país”.

El millonario Stuart Monk. (Fuente: Jomast)El barrio de Gresham está prácticamente en ruinas. Es una guarida para traficantes de drogas y prostitutas. Las fachadas que no están derruidas tienen tapadas las ventanas con bloques de cemento. Nadie elegiría vivir voluntariamente en sus calles fantasma, pero las viviendas de la zona son los hogares temporales para aquellos que no tienen otra opción. Son las casas donde viven los solicitantes de asilo hasta que las autoridades deciden cuál será su futuro. Algunos están allí meses; otros, como Singh, años.

Con pocas excepciones, las puertas están pintadas de color rojo. “Es un símbolo de la vergüenza que muestra la diferencia entre la gente normal y nosotros”, explica un hombre de unos 30 años que prefiere mantener el anonimato.

Las propiedades son de Stuart Monk, protagonista de lo que la prensa ya ha bautizado como el “apartheid' del Reino Unido”. El año pasado, la lista de las personas más ricas del país publicada por 'The Sunday Times' estimaba su fortuna en 175 millones de libras (228 millones de euros). Su empresa, Jomast, de la que es único accionista junto con su mujer y sus dos hijos, controla todas las casas de los solicitantes de asilo que actualmente viven en el noreste de Inglaterra. La compañía es subcontratada por G4S, la multinacional de seguridad privada que en 2012 consiguió el contrato del Gobierno para gestionar en la región las viviendas de este tipo.

Sobrevivir con 200 euros al mes

Según las últimas cifras oficiales, del total de 28.620 solicitantes de asilo que hay en el Reino Unido, 2.713 viven actualmente en el noreste de Inglaterra. No se les permite ganar dinero y tienen que sobrevivir con 36,95 libras por semana (48 euros). Durante los primeros seis meses, tampoco reciben ayudas para clases de inglés. La mayoría están aterrorizados de hacer cualquier reclamación sobre sus condiciones para no poner en peligro su petición de quedarse en el país.

“Vivimos con miedo, pero aun así esto es 200 veces mejor que estar en Irán”, confiesa Bawav a 'The Times'. Su amigo Hatam añade: “Todo el mundo aquí sabe que si tienes una puerta roja, eres solicitante de asilo. A mí me preocupa cuando nos gritan o se ponen violentos con nosotros”. Denuncian que los ataques son diarios, pero cometidos por una minoría, ya que el resto de los vecinos de Middlesbrough "son buenos” con ellos.

Cuando la gestión de viviendas temporales para los solicitantes de asilo fue privatizada en 2012, el Reino Unido se dividió en seis regiones. Después de un proceso de licitación, dos de los contratos fueron adjudicados a G4S, que a su vez subcontrató a la empresa de Monk.

El millonario posee 290 propiedades de este tipo solo en Middlesbrough. No está incumpliendo ninguna ley. Sin embargo, en febrero de 2014, el entonces diputado liberal demócrata Ian Swales ya expresó en una comisión parlamentaria sus preocupaciones ante lo que estaba ocurriendo. “¿Cree usted que pintar las puertas de un color diferente a las que existen en el barrio es la mejor manera de garantizar seguridad a estas personas?”, recalcó. “Son una marca de separación que recuerda a Alemania en la década de 1930”, añadió.

Los responsables de G4S prometieron entonces “tomar cartas en el asunto”. Pero dos años más tarde, nada ha cambiado. Esta no es la primera vez que la empresa se ve envuelta en la polémica. Desde 2012, cuando fracasó en la gestión de seguridad de los Juegos Olímpicos de Londres, obligando al Ministerio de Defensa a actuar, ha protagonizado titulares por diversas razones hasta en cuatro ocasiones. Andy McDonald, actual diputado laborista por Middlesbrough, asegura que lo que está sucediendo es algo “reprobable”. El Gobierno ha ordenado una investigación.

Un negocio millonario

Por su parte, Monk explica que “nunca hasta ahora había recibido ninguna queja”. “No existe una política deliberada para que los inmigrantes vivan en casas con un color especial, pero vamos a pintar las puertas con el fin de eliminar cualquier posible estigma”, recalca.

G4S no contaba con ninguna experiencia, pero en 2012 presentó una oferta sumamente barata. La compañía prevé que durante los cinco años del contrato sus pérdidas ascenderán a 25 millones de libras (32 millones de euros). Sin embargo, pese a las insistentes peticiones del Gobierno, se ha negado a revelar la cantidad de dinero público que recibe por cada solicitante que alberga, y qué proporción pasa directamente a sus subcontratistas, en este caso, la empresa de Monk.

En Escocia e Irlanda del Norte, donde las cifras se han hecho públicas, el titular del contrato regional, Serco, utiliza como subcontratista a Orchard y Shipman. De las 11,71 libras (15,21 euros) que Serco recibe por día por cada solicitante de asilo, entrega directamente 11,50 (14,94 euros) a su subcontratista.

Extrapolando estas cifras al noreste, Monk estaría ganando al año ocho millones de libras (11 millones de euros) por sus casas con puertas rojas. Aunque los intereses de su empresa van más allá de este tipo de propiedades. Su facturación en 2013-14 fue de 28,9 millones de libras (39 millones de euros), frente a los 18,3 millones de libras (24 millones de euros) del año anterior.

Durante estos dos años, sus ganancias ascendieron a 24 millones de libras (31 millones de euros), sobre las que no se aplicó el impuesto de sociedades debido a la “utilización de bases imponibles negativas” y los “derechos de emisión de capital en exceso de depreciación”. Monk se ha negado a explicar qué parte de estas ganancias provine de acomodar a los solicitantes de asilo. En este sentido, G4S afirma que menos del 20% de la cartera de propiedades de Monk se utiliza para estos fines.

El empresario vive en una mansión del siglo XVIII descrita hace más de 200 años como “casa de campo conveniente para una familia distinguida”. Su puerta principal no es de color rojo.

Bawav Ali y Hatam Jwamevi, de 24 y 18 años, son dos jóvenes iraníes que huyeron de su país. Ahora viven con otros seis hombres en una pequeña casa de Middlesbrough, una de las ciudades más pobres de Inglaterra. La puerta de su vivienda es roja. Jagjeet Singh, nacido en la India, es su vecino. Su puerta también es del mismo color. Al igual que la de Yazid Bahi, originario de Argelia, o Manthri Ranasing, de Sri Lanka.

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