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Agresiones sexuales en Colonia: ¿la llave al Bundestag de la ultraderecha alemana?
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EL PAÍS SE POLARIZA DE FORMA RADICAL

Agresiones sexuales en Colonia: ¿la llave al Bundestag de la ultraderecha alemana?

Las agresiones sexuales de Colonia pueden dar el espaldarazo definitivo que necesita la extrema derecha alemana para acceder al Parlamento por primera vez desde la II Guerra Mundial

Foto: Seguidores del movimiento Pegida muestran una pegatina que reza 'Merkel debe dimitir', durante una protesta en Colonia, el 9 de enero de 2016. (Reuters)
Seguidores del movimiento Pegida muestran una pegatina que reza 'Merkel debe dimitir', durante una protesta en Colonia, el 9 de enero de 2016. (Reuters)

Los sucesos de Nochevieja en Colonia pueden convertirse en el espaldarazo definitivo que permita a la ultraderecha alemana, extraparlamentaria y marginal desde la formación de la República Federal en 1949, entrar en el Bundestag. Un aldabonazo político de primera magnitud en el país en que Adolf Hitler ascendió al poder. La alarma social ante la acumulación de centenares de denuncias por agresión sexual, los múltiples testimonios que acusan a extranjeros, la incompetencia demostrada por la policía y la falta de reacción de la clase política están generando una polarización extrema en la sociedad alemana y dando una munición increíble a la extrema derecha, que ya disfrutaba de un momento dulce por su renovación estructural, la crisis de los refugiados y el tirón general del populismo de derechas en Europa.

Eran las 18:40 del domingo en Colonia. Seis refugiados paquistaníes paseaban por el centro de la ciudad cuando un grupo de unas 20 personas, sin mediar altercado alguno, les atacó. Dos de los agredidos tuvieron que ser trasladados a un hospital cercano tras la paliza, aunque sus heridas no revestían gravedad. Solo 20 minutos después, no muy lejos de allí, cinco personas atacaron a otro extranjero, esta vez un peticionario de asilo sirio. Un grupo privado en Facebook, conformado principalmente por 'hooligans', había llamado a "limpiar" Colonia.

Estas son las primeras agresiones directas contra refugiados que se registran desde que el pasado verano se intensificó la avalancha de extranjeros -principalmente de Siria, Irak, Irán y Afganistán- que llegaban a Alemania huyendo principalmente de la guerra y el hambre, pero también del desempleo, las mafias y la corrupción, y en busca de asilo. Hasta ahora, los ataques xenófobos -si bien se habían cuadruplicado con respecto al año anterior- se habían limitado a los albergues de acogida. “Nada justifica estos hechos”, advirtió el portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, tras condenar los ataques.

La sociedad entera, que ya vivía un intenso debate en torno a la inmigración y al derecho de asilo a raíz de la avalancha de refugiados -cerca de 1,1 millones de personas en 2015-, se ha polarizado de forma radical a raíz de Colonia. Los hechos de la pasada Nochevieja -por los que ya se han registrado 553 denuncias, de las que unas 250 son por agresiones sexuales- han conmocionado a los alemanes por la crudeza y la impunidad de lo sucedido. Y cargado de razones a la ultraderecha.

placeholder Seguidores del movimiento anti-islam Pegida se manifiestan en Colonia el 9 de enero de 2016. (Reuters)
Seguidores del movimiento anti-islam Pegida se manifiestan en Colonia el 9 de enero de 2016. (Reuters)

A río revuelto, ganancia de pescadores

Los dos principales aglutinadores de la actual extrema derecha alemana, el colectivo xenófobo Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida) y el partido ultraderechista de nuevo cuño Alternativa para Alemania (AfD), están tratando de sacar tajada del escándalo. A río revuelto, ganancia de pescadores.

Pegida organizó el pasado sábado, al calor del escándalo de Nochevieja, su primera protesta en Colonia. Conocida por sus marchas multitudinarias de los lunes en Dresde -donde ha llegado a reunir a unas 25.000 personas-, esta vez congregó a unos 1.700 simpatizantes, según la policía. En la marcha se vieron banderas alemanas, saludos nazis, cánticos contra la policía ("¡¿Dónde, dónde, dónde estábais en Nochevieja?!") y decenas de pancartas con mensajes contra los refugiados como "Rapefugees not welcome" o "Criminales extranjeros fuera".

Pegida, que surgió de la nada en otoño de 2014, había sufrido varios altibajos a lo largo del año pasado a raíz de los escándalos que han rodeado a su dirección -como la fotografía de su líder, Lutz Wachmann, disfrazado de Hitler-, pero ha encontrado en la llegada masiva de refugiados un nuevo elemento de descontento social al que aferrarse para propagar su mensaje islamófobo. En las últimas concentraciones ha atraído a entre 5.000 y 10.000 personas. Y ya ha coqueteado con su salto a la política local.

AfD, que tiene ambiciones nacionales, está consolidando su posición en las encuestas. Tras unos meses de altibajos electorales por sus disputas internas, la formación ha echado a su rama liberal y euroescéptica -la que hizo más ruido contra los rescates a Grecia- y ha encumbrado al poder a las familias ultraconservadoras. En estos días, tras el escándalo de Nochevieja, las últimas encuestas de intención de voto, como la del instituto Insa publicada el pasado domingo por el tabloide 'Bild', les daban un 9,5% de los sufragios de celebrarse ahora unas hipotéticas elecciones generales.

Para los próximos comicios parlamentarios quedan aún casi dos años, pero nunca antes en democracia un partido tan extremista había alcanzado una cota tan elevada de apoyos. Hasta ahora, ninguna formación de ultraderecha había logrado superar el mínimo del 5% que exige la ley alemana para lograr representación parlamentaria. El mejor resultado lo obtuvo el NPD en 1969, al alcanzar el 4,3% de los votos.

placeholder Un simpatizante de Pegida, durante la manifestación celebrada en Colonia. (Reuters)
Un simpatizante de Pegida, durante la manifestación celebrada en Colonia. (Reuters)

Grecia, refugiados y el Frente Nacional

Pero ahora la situación es cualitativamente distinta, a juicio de los expertos. Colonia es quizá solo el empujón final de un proceso mucho más largo en el que han confluido bastantes factores, tanto internos como externos.

En primer lugar está el descontento que han causado en el extremo más conservador del espectro político nacional algunas de las principales políticas que ha defendido Angela Merkel a lo largo de las dos últimas legislaturas. Algunos se sienten traicionados por las decisiones que ha tomado la líder cristianodemócrata, que llegan a tachar de izquierdistas. De ahí que estén proliferando las opciones de derechas que reivindican las esencias.

A juicio de este sector, en el que está incluido hasta un tercio del grupo parlamentario de la canciller, su apoyo a los rescates a Grecia es un claro error que no va a salvar a la economía helena, y que pone en riesgo a los contribuyentes alemanes y a la estabilidad financiera germana. Además, aseguran que la política de puertas abiertas que ha defendido la jefa del Ejecutivo contra viento y marea en la crisis de los refugiados pone en peligro la integridad cultural del país y facilita que islamistas radicales se infiltren en Alemania para cometer atentados como los perpetrados en París.

El estrangulamiento financiero de algunos municipios también ha dado alas a la extrema derecha. Responsables de sufragar la acogida a los refugiados -pese al apoyo extraordinario de Berlín, que desembolsó el año pasado 3.000 millones de euros para esto-, algunos han recortado de otras partidas, sulfurando a sus ciudadanos. Sigmar Gabriel, presidente del Partido Socialdemócrata (SPD) y socio minoritario en la gran coalición de Merkel, ya advirtió hace meses de que esta situación era “material explosivo social”.

Por último, está el auge de las corrientes nacionalistas, ultraderechistas y euroescépticas en toda Europa. Alemania no es inmune a las tendencias que se están produciendo entre sus vecinos. Desde Polonia y Hungría, hasta Suecia, Finlandia, Dinamarca, y sin olvidar el papel esencial de Francia, los partidos más escorados hacia la derecha están ganando preponderancia, si no directamente determinando las políticas nacionales y conquistando el poder.

Además, todos los analistas coinciden en señalar que las grandes oleadas de refugiados van a seguir llegando a Europa y, muy especialmente, a Alemania. Al menos durante dos o tres años. Para cuando remita, puede que los ultraderechistas ya hayan accedido al Bundestag.

Los sucesos de Nochevieja en Colonia pueden convertirse en el espaldarazo definitivo que permita a la ultraderecha alemana, extraparlamentaria y marginal desde la formación de la República Federal en 1949, entrar en el Bundestag. Un aldabonazo político de primera magnitud en el país en que Adolf Hitler ascendió al poder. La alarma social ante la acumulación de centenares de denuncias por agresión sexual, los múltiples testimonios que acusan a extranjeros, la incompetencia demostrada por la policía y la falta de reacción de la clase política están generando una polarización extrema en la sociedad alemana y dando una munición increíble a la extrema derecha, que ya disfrutaba de un momento dulce por su renovación estructural, la crisis de los refugiados y el tirón general del populismo de derechas en Europa.

Extrema derecha Alternativa para Alemania Angela Merkel
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