Una milicia de radicales armados ocupa un edificio federal en Oregón

Miembros de milicias armadas, que alegan defender principios constitucionales estadounidenses frente a la tiranía, han ocupado en protesta un edificio federal en un parque natural del Oregón rural. Los milicianos armados formaban parte de una protesta en la localidad de Burns en apoyo de dos rancheros que han sido condenados por realizar sin permiso quemas en terreno federal.

Eso hizo que miembros de milicias de todo el país y algunos vecinos se reunieran en manifestación pacífica, aunque ayer por la tarde un grupo de personas armadas asaltó y ocupó un edificio del Refugio Natural Malheur. El alguacil del condado de Harney, Dave Ward, explicó en un comunicado que, tras una protesta pacífica, un grupo de personas pertenecientes a milicias que no son residentes en la zona ocupó el edificio central del refugio. "Estamos realizando un esfuerzo colectivo con varias agencias para encontrar una solución", añadió el alguacil.

Entre los instigadores de la ocupación se encuentra el hijo de Cliven Bundy, un ranchero de Nevada que protagonizó un encontronazo similar con autoridades federales por dejar que su ganado pastara en territorio federal. En esta ocasión, el detonante ha sido la condena a dos rancheros, Dwight Hammond y su hijo Steve, que deben presentarse en prisión mañana lunes por cargos de quema no autorizada.

Por el momento no ha habido una respuesta directa de las autoridades contra la toma de este refugio natural federal

Burns es un área montañosa extremadamente remota del oeste estadounidense, y por el momento no ha habido una respuesta directa de las autoridades contra la toma de este refugio natural federal. En las protestas de Burns se encontraban personas armadas pertenecientes a milicias autorreguladas, inspiradas en las fuerzas insurgentes informales que se enfrentaron a los británicos por la independencia, declarada en 1776.

Estas milicias armadas modernas, de corte conservador y antisistema, justifican su existencia en el texto de la Segunda Enmienda de la Constitución, que habla de una "milicia bien regulada" y el derecho a portar armas, aunque en un contexto de finales del siglo XVIII.