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La carrera de desavenencias de 'la Unidad' hasta la victoria en Venezuela
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IDEOLOGÍAS DISTINTAS PARA NEGOCIAR EL CAMBIO

La carrera de desavenencias de 'la Unidad' hasta la victoria en Venezuela

El camino ha estado lleno de espinas para un bloque de ideologías distintas que nació como única alternativa para vencer al chavismo. Ahora, con la mayoría de 112 diputados, tendrán que negociar

Foto: El líder opositor Henrique Capriles regala gorras a periodistas a su llegada a una rueda de prensa en Caracas, el 7 de diciembre de 2015 (Reuters).
El líder opositor Henrique Capriles regala gorras a periodistas a su llegada a una rueda de prensa en Caracas, el 7 de diciembre de 2015 (Reuters).

Ahora todo son rosas tras la victoria de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) de este domingo. Pero el camino ha estado lleno de espinas y polémica en un bloque de ideologías distintas que nació como única alternativa para vencer al mastodóntico –y, hasta ahora, cohesionado-, chavismo. Ahora, con la mayoría cualificada de 112 diputados fresca, tendrán que negociar qué hacer en la Asamblea Nacional y poner en común una agenda con fines similares pero con aristas divergentes.

Hace casi 10 años, en 2006, con unas elecciones presidenciales al frente y un Hugo Chávez políticamente robusto, la oposición planteó presentar un candidato único para batir a la opción roja. Fue Manuel Rosales, el dirigente de Un Nuevo Tiempo (partido originario del estado fronterizo del Zulia) quien resultó candidato por consenso. Era el germen de la Mesa de la Unidad, que entonces se denominó Unidad Nacional. No se consiguió el objetivo y Rosales quedó en las urnas con un 36,9% de los votos. La unión siguió a los meses, cuando el ya reelegido presidente Chávez presentó la propuesta de reforma de la Constitución. Esos comicios fueron los primeros que ganaron, por un leve margen de un 1%.

Según Capriles, quiso evitar el enfrentamiento en las calles. 'No quise llevar a Venezuela a una guerra civil', ha dicho en más de una ocasión

El proceso hasta llegar a los que se conoce como Mesa de la Unidad fue lento. No fue hasta el 23 de enero de 2008 -día en que se conmemoraban los 50 años de la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez-cuando se firmó el acuerdo que dio origen a la MUD, con 9 partidos firmantes a los que un mes después se sumaron otros más. Se concretó en junio de 2009 y en abril de 2010, a las puertas de las elecciones parlamentarias (las inmediatamente anteriores a las del 6D), presentaron un programa genérico, “100 soluciones para la gente”.

Pero a las elecciones de septiembre de 2010 no fueron con una tarjeta única. Primaban los partidos. Así que aunque en el nombre iban en bloque, en el tarjetón electoral cada partido fue a lo suyo. La Asamblea se perdió. De cara a las presidenciales del 7 de octubre de 2012, la Unidad, al parecer con la lección aprendida por las parlamentarias, decidió implantar la tarjeta unitaria para apoyar a su candidato. Esta es la época de la luna de miel de la MUD, justo después de las primarias en las que salió vencedor Henrique Capriles Radonski. Todos se volcaron en hacer campaña, todos se veían como un bloque compacto en donde todo era paz, armonía y lucha por la Presidencia.

Capriles no ganó, y aunque los ánimos se desinflaron un poco, la caja de gatos que es la Unidad, siguió en apariencia compacta. Luego llegaría la muerte de Chávez y las nuevas elecciones. Con tan poco tiempo de diferencia entre ambos comicios, parecía natural que el reto lo asumiera de nuevo el gobernador de Miranda. Así fue y nadie rechistó.

Se revuelve el avispero

Capriles, de nuevo, no ganó. Y aquí empezaron a echarse los trastos a la cabeza. El líder de Primero Justicia dijo que había fraude electoral y mostró un documento cargado de pruebas que al parecer lo demostraba. Esa victoria que no fue dejó a la gente un sabor de boca amargo y las ganas de pelear. El 15 de abril de 2013, un día después de las elecciones, un puñado de jóvenes armó barricadas, lanzó piedras y exigió conteo de votos en la plaza Altamira de Chacao, un acomodado barrio de Caracas. Apenas día y medio duró. Capriles llamó a la calma y a que la gente “pagara la arrechera con la cacerola”, es decir, que protestaran mediante un cacerolazo. Luego pidió que la gente pusiera salsa a sonar. Esa originalidad no gustó a todos.

Según Capriles, quiso evitar el enfrentamiento en las calles. “No quise llevar a Venezuela a una guerra civil”, ha dicho en más de una ocasión. Pero las facciones más radicales de la oposición, con María Corina Machado y Leopoldo López a la cabeza, no le perdonaron que no “tuviera más guáramo” (iniciativa, arranque) para reclamar el fraude. Aunque aún los trapos sucios se lavaban dentro de casa.

La Salida no llevó a nada, excepto a un saldo de 43 muertos, abusos policiales y tortura, amén de la prisión de Leopoldo López

En diciembre de 2013 empezaron a hacerse evidentes las fisuras. Se celebraron elecciones para elegir alcaldes y, tras saberse los resultados, empezaron las sacadas de pecho y las disputas. Voluntad Popular, partido fundado por Leopoldo López, se llenó la boca diciendo que eran quienes más alcaldías habían ganados en todo el país. Capriles declaró entonces que no sabía de dónde sacaban las cuentas, “he visto fotos de alcaldes que se no son de ese partido. Además, todos los alcaldes ganaron gracias a la Unidad, sin Unidad no ganaban. Plantear las cosas así es la política chiquita en la que yo no estoy”.

Sin embargo, la sangre no llegó al río. López dijo que en la Unidad “había diferencias, pero no divisiones”, pero aprovechó para echar sal en la herida: “He planteado antes y después de las elecciones que fue un error no haber defendido con contundencia la mayoría expresada el 14 de abril. Y eso no es una mentira. La mayor muestra es que nosotros ganamos y no estamos gobernando. A mis hermanos de lucha, a los compañeros de la Unidad, al pueblo de Venezuela les digo: todos mis esfuerzos están dirigidos a enfrentar al Gobierno nacional (...) y no a quienes hacemos vida en la Unidad. Para ello, creo en la tesis que venimos impulsando, calle y voto (...)”.

El matrimonio obligado de quienes antes fueran compañeros de partido, empezó en su fase de crisis, pero se seguían guardando las formas. La disparidad de criterios se hizo evidente unos meses después.

Calle y voto vs vía democrática

Llegó 2014 y con él, toda una ola de tumultos que hizo desatar las fuerzas dentro de la Unidad. Leopoldo López, sabiéndose con un amplio respaldo tras los resultados electorales de diciembre, ideo junto a María Corina Machado lo que se denominó “La Salida”, una propuesta para sacar del modo más inmediato al presidente Nicolás Maduro del Palacio de Miraflores. A la peregrina idea se le sumó el alcalde metropolitano Antonio Ledezma.

Calle y voto era lo que pedían. Pero en esa época, con ninguna elección a la vista, no había posibilidad de voto. Así que se lanzaron a la calle. El 12 de febrero se unieron a la tradicional marcha de la Juventud. Dos muertos frente a la Fiscalía por parte de sectores afines al Gobierno fueron la chispa para que ardiera la calle. Las guarimbas –protestas con barricadas-, no cesaron en el país hasta casi 4 meses.

En la Unidad la fractura fue fatal. En un lado quedó la facción de los “salidistas”. En la otra, cuyas principales cabezas visibles eran Henrique Capriles y el secretario ejecutivo de la MUD, aquellos que creían que había que esperar y crear una gran mayoría para ganar al Gobierno por el voto. La Salida no llevó a nada, excepto a un saldo de 43 muertos, abusos policiales y tortura, amén de la prisión de Leopoldo López, entre otros. También a la renuncia de Aveledo a su cargo y a una crisis interna en la MUD.

Durante la campaña de estas parlamentarias, al escuchar los discursos de cada candidato, asomaban las diferencias. Henry Ramos Allup, secretario general de Acción Democrática, dijo en muchos de sus mítines lo que en su día dijo frente a las cámaras de Venezolana de Televisión (VTV, la estatal) en el único conato que hubo de diálogo entre oposición y Gobierno. Que nadie creyera en las salidas fáciles. “No atendamos a inmediatismos que trunquen el camino que hemos trazado estos años”, dijo en el cierre de campaña de la Unidad. La otra parte, que harían lo posible por sacar a Maduro.

Los pegamentos que mantienen cohesión en la Unidad, por ahora, son la sentencia de Leopoldo López, que todos condenan, la victoria en la Asamblea Nacional, que todos aplauden, y las ganas de restar poder al chavismo. Ahora queda un largo camino de diálogo para concretar los próximos pasos y aunar políticas que den más rosas que espinas.

Ahora todo son rosas tras la victoria de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) de este domingo. Pero el camino ha estado lleno de espinas y polémica en un bloque de ideologías distintas que nació como única alternativa para vencer al mastodóntico –y, hasta ahora, cohesionado-, chavismo. Ahora, con la mayoría cualificada de 112 diputados fresca, tendrán que negociar qué hacer en la Asamblea Nacional y poner en común una agenda con fines similares pero con aristas divergentes.

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