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El semillero del yihadismo europeo está en Bélgica
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un 80% de la población es magrebí

El semillero del yihadismo europeo está en Bélgica

El barrio de Molenbeek, en Bruselas, es la base de operaciones de numerosos islamistas radicales implicados en atentados. Algo falla en la política antiterrorista belga

Foto: Tiendas árabes en el barrio de Molenbeek, en la capital belga, de donde han salido decenas de militantes del ISIS en los últimos años. (Reuters)
Tiendas árabes en el barrio de Molenbeek, en la capital belga, de donde han salido decenas de militantes del ISIS en los últimos años. (Reuters)

Las sirenas policiales volvieron a sonar en Molenbeek durante la tarde gris y lluviosa, como si en un 'déja vu' el barrio retrocediese a las escenas vividas apenas una semana después del mortífero ataque terrorista contra la sede de 'Charlie Hebdo'. Durante todo el fin de semana, en las calles de Molenbeek, una de las numerosas comunas o ayuntamientos de Bruselas, se ha desplegado una vasta operación policial que comenzó el sábado en tres puntos diferentes del barrio para golpear domicilios y redes vinculadas al terrorismo yihadista.

Siete detenidos, uno de ellos presente en París la noche del viernes, y los dos coches supuestamente usados en los ataques terroristas apuntan de nuevo a la conexión belga del yihadismo europeo. Dos veces en un año Francia se ha visto sacudida por el terrorismo, e igual que tras el ataque a 'Charlie Hebdo', algunos terroristas tienen como base este pequeño barrio de Bruselas.

[Sigue en directo las últimas novedades de los atentados en París]

Las investigaciones siguen en marcha pero la 'caza del yihadista' tiene un nombre: Salah Abdeslam. Las fuerzas de seguridad belgas buscan activamente a este varón de 1,75 de altura, nacido en 1989. “Un individuo peligroso”, según la alerta decretada por la policía belga, que ha emitido una orden de detención internacional. Supuestamente, Salah es uno de los tres hermanos Abdeslam involucrados en los ataques a París. Otro, Ibrahim, se inmoló en el bulevar Voltaire.

El mismo viernes, tras los atentados en las calles de París, Bélgica anunciaba controles en la frontera y activaba su Comité de Seguridad. Una vigilancia más estrecha que permitió identificar a un ciudadano francés cuando el mismo sábado volvía a Bélgica en un coche acompañado de tres personas. Su regreso de París quedó registrado en un control fronterizo el sábado.

El cruce aceleró la actuación de las fuerzas de seguridad belgas: sus grupos antiterroristas llevan desplegados por Molenbeek 24 horas, siguiendo la pista junto a sus colegas galos de que la célula terrorista francesa, durmiente, había sido reforzada por un equipo extranjero procedente de Bruselas. Se sabe que de los siete suicidas que actuaron en la capital francesa, al menos tres procederían de Molenbeek. Y todavía no se ha confirmado si entre los siete detenidos se encuentra alguno de los yihadistas que escaparon tras los ataques.

"Normal, sin barba, en vaqueros"

Entre los arrestados, una persona de 30 a 40 años, “normal, sin barba, vestía unos vaqueros”, según un vecino del barrio que explica su detención. “La policía sacó a esta persona esposada, le obligó a arrodillarse y le vendaron los ojos antes de llevárselo”. En los alrededores de la plaza del ayuntamiento de Molenbeek, varios domicilios permanecen precintados, con sus puertas reventadas tras la irrupción policial.

En esta comuna viven miles de musulmanes de origen norteafricano y procedentes de Pakistán y la región del Indostán. Muchos son inmigrantes de segunda o tercera generación, ciudadanos belgas de nacimiento que acuden el viernes a alguna de las 15 mezquitas oficiales del barrio, como la de Idara Taleem-ul-Islam, donde El Confidencial ya había estado hace un año pulsando el ambiente tras las operaciones policiales post-'Charlie Hebdo'. En aquellos días, una vasta operación policial en varios puntos de Bélgica desarticuló una célula terrorista en Verviers y golpeó Molenbeek.

Entonces, 13 personas fueron detenidas y se vivieron momentos de máxima alerta durante el tiroteo de los equipos de asalto en un inmueble de Verviers. Las fuerzas de seguridad incautaron cuatro Kalashnikovs, varias armas de fuego, munición, explosivos, equipos informáticos y varios uniformes de la policía.

Todo sigue girando alrededor de Molenbeek. El asesino del Museo Judío de Bélgica estuvo en este barrio, también los dos yihadistas abatidos en Verviers por las fuerzas de seguridad. El presunto jefe de esta célula terrorista, Omar Abaaoud, es también un molenbeekés. Igual que uno de los informantes islamistas más oscuros que han tenido los servicios de inteligencia belgas, Abdelkader Belliraj.

Belliraj cumple condena en Marruecos por tráfico de armas y organización de atentados terroristas. Es también de Molenbeek, viajó en los setenta a Libia e Irak, se encontró con el 'ayatollah' Homeini en Irán en los ochenta y a partir de los noventa fue informante de la Sûreté de l'État belga. Entre sus andanzas, una cena con Bin Laden apenas unos días antes del 11-S.

Algo falla en la política antiterrorista belga

El ministro del Interior, Jan Jambon, reconoce la situación preocupante de la comuna y los errores en las políticas sociales y de integración de un municipio con un 80% de población magrebí en algunas de sus calles y barrios. Se quiera o no, la radicalización ha impregnado a parte de sus vecinos y los cuerpos de seguridad saben que es uno de los mayores focos yihadistas de Europa. Así que Jambon ha dicho que se va “a ocupar personalmentre del caso molenbeekés”.

Pero no solo es Molenbeek, sino también Anderlecht, su comuna vecina, que de momento se salva de las últimas operaciones policiales. O las pequeñas ciudades de Verviers, a donde habían regresado de Siria los dos yihadistas muertos hace un año, o Vilvoorde, de donde han 'desaparecido' belgas musulmanes con destino a Oriente Medio.

Bélgica es el país de Europa que más yihadistas exporta hacia las filas del Estado Islámico. Más de 300 personas en los últimos años. Muchos han emprendido el regreso a suelo europeo, principalmente a Bélgica, pero también se han dispersado por Francia o Reino Unido. En los últimos meses, en el aeropuerto de Charleroi se han producido varias detenciones de personas que volvían del frente de Oriente Medio.

También preocupa Amberes, la segunda ciudad del país, donde en 2010 apareció el grupo 'Sharia4Belgium', cuyo objetivo era implantar la ley islámica en suelo belga, y que actuó como una célula de captación terrorista. Según las fuerzas de seguridad, habría llevado a más del 10% de los yihadistas belgas hasta las filas del ISIS.

La mayoría de los miembros de 'Sharia4Belgium', casi 40, fueron juzgados en ausencia por pertenencia a organización terrorista. Hay dos ubicaciones en las que podrían estar: en Oriente Medio, muertos o combatiendo en las filas del Estado Islámico, o en Europa, regresados anónimos como células durmientes dispuestas a atacar, como este viernes en París.

Las sirenas policiales volvieron a sonar en Molenbeek durante la tarde gris y lluviosa, como si en un 'déja vu' el barrio retrocediese a las escenas vividas apenas una semana después del mortífero ataque terrorista contra la sede de 'Charlie Hebdo'. Durante todo el fin de semana, en las calles de Molenbeek, una de las numerosas comunas o ayuntamientos de Bruselas, se ha desplegado una vasta operación policial que comenzó el sábado en tres puntos diferentes del barrio para golpear domicilios y redes vinculadas al terrorismo yihadista.

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