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"Cinco mil balas y no me ha dado ninguna": los que se salvaron por poco
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"Cinco mil balas y no me ha dado ninguna": los que se salvaron por poco

Cientos de personas han sobrevivido a los atentados, algunas casi de milagro. La prensa de todo el mundo recoge sus historias y testimonios

Foto: Supervivientes de la sala Bataclan son protegidos con mantas térmicas mientras esperan ser evacuados (Reuters)
Supervivientes de la sala Bataclan son protegidos con mantas térmicas mientras esperan ser evacuados (Reuters)

“Acababa de colgar el teléfono, estaba cruzando la calle y de repente ¡bum!, explotó justo enfrente de mí. Todo voló en pedazos, y sentí cosas volando a mi alrededor”. Jeremy todavía no lo sabía, pero estaba siendo testigo, en las cercanías del parisino Estadio de Francia, de la inmolación de uno de los suicidas del terrible atentado de ayer. Es uno de los que se salvó por los pelos: su móvil se interpuso en la trayectoria de un fragmento de metralla que, de otro modo, habría acabado en su cráneo. “Este es el teléfono que recibió el impacto, es lo que me salvó”, declaró ayer Jeremy ante las cámaras de televisión. “Si no, mi cabeza habría volado en pedazos”.

El suyo es uno de las decenas de testimonios de aquellos que vieron la muerte de cerca, y que, por uno u otro motivo -pequeñas decisiones y gestos- salvaron la vida por los pelos, mientras que otros a su alrededor fueron asesinados. La agencia France Press ha hecho célebre a Eduard Veilly, de 39 años, que estuvo a punto de perecer dos veces: había salido a fumar un cigarrillo cuando comenzó el tiroteo en la sala de conciertos Bataclan, y cuando entró a tratar de avisar a sus amigos, se produjo una avalancha. “He caído al suelo, pero alguien me ha levantado y he conseguido escapar”, relató.

Ouidad Bakkali, una joven de 29 años asesora del Departamento de Cultura del Ayuntamiento de Rávena, hija de padres marroquíes, se encontraba entre el restaurante Le Petit Cambodge y el bar Le Carillon, ambos atacados por los terroristas. Ella y su compañero se escondieron en el hueco de un edificio. “Solo había una pared de piedra entre el infierno y yo”, ha declarado. Desde allí, conteniendo la respiración, pudieron ver cómo “las balas arañaban las paredes de los edificios, y cómo dos niñas que justo antes caminaban como los demás cayeron al suelo, heridas. No sé si se han salvado. Solo sé que más tarde, cuando todo había terminado, a lo largo de la calle había varias sábanas blancas”.

El futbolista Antoine Griezmann confirma que su hermana pudo escapar de la sala de conciertos Bataclan al principio del tiroteo

Otra italiana, Laura Apolloni, logró salvarse trepando al techo de la sala Bataclan junto a medio centenar de personas. “Durante el concierto se escucharon los disparos. Eran dos personas con metralletas, han disparado durante diez minutos ininterrumpidamente, han disparado cinco mil proyectiles y no me ha dado ninguno”, decía incrédula. “Aunque estaba abajo, a ras de tierra, han disparado tanto...”, ha declarado al diario italiano “Leggo”. “Yo, por suerte, estaba bajo el palco, y he huido pasando por detrás del escenario, rompiendo la salida de emergencia y pasando al techo”, indicó. “Hemos estado dos horas en silencio, hasta que las fuerzas de seguridad han llegado al techo”, relató.

La muerte estuvo también a punto de alcanzar a la familia del delantero del Atlético Madrid, Antoine Griezmann, cuya hermana se encontraba en el mismo lugar, mientras el futbolista participaba en el partido con Alemania. La mujer, sin embargo, fue una de las que pudo abandonar la sala de conciertos cuando comenzó el tiroteo. “Mis oraciones están con las víctimas y sus familias. Viva Francia”, ha declarado Griezmann en su cuenta de Twitter.

Además, se ha sabido que en el Estadio de Francia se encontraban más de un millar de voluntarios que tomaron parte en las operaciones de rescate y recuperación tras el accidente de Germanwings en los Alpes el pasado marzo. Habían sido invitados al partido -en el que se enfrentaban las selecciones francesa y alemania, y al que asistió el Presidente François Hollande- por la aerolínea Lufthansa, la propietaria de Germanwings, para agradecerles sus esfuerzos. “Se suponía que iba a ser una tarde de celebración y apreciación entre Francia y Alemania después de aquel trágico evento. Oímos las explosiones y al principio nadie pensó en terrorismo. Solo cuando se fue el Presidente Hollande de marchó y la gente empezó a recibir mensajes telefónicos nos dimos cuenta de lo que estaba pasando”, ha explicado Rainer Ohler, el jefe de comunicaciones de Airbus, una de las compañías aéreas participantes en el acto.

Ellos pueden contarlo. Otros muchos, no: la cifra de muertos asciende ya a 129, y podría aumentar en las próximas horas, dado que hay casi un centenar de heridos graves. Se trata del tercer atentado más sanguinario de la historia de Europa.

“Acababa de colgar el teléfono, estaba cruzando la calle y de repente ¡bum!, explotó justo enfrente de mí. Todo voló en pedazos, y sentí cosas volando a mi alrededor”. Jeremy todavía no lo sabía, pero estaba siendo testigo, en las cercanías del parisino Estadio de Francia, de la inmolación de uno de los suicidas del terrible atentado de ayer. Es uno de los que se salvó por los pelos: su móvil se interpuso en la trayectoria de un fragmento de metralla que, de otro modo, habría acabado en su cráneo. “Este es el teléfono que recibió el impacto, es lo que me salvó”, declaró ayer Jeremy ante las cámaras de televisión. “Si no, mi cabeza habría volado en pedazos”.

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