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Acuerdo entre Madrid y Washington para zanjar el accidente nuclear de 1966
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tal y como adelantó el confidencial

Acuerdo entre Madrid y Washington para zanjar el accidente nuclear de 1966

Los dos representantes políticos han alcanzado un acuerdo histórico para limpiar los restos radiactivos que se encuentran en Palomares (Almería)

Foto: El secretario de Estado de EEUU, John Kerry (i), y el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo (d). (EFE)
El secretario de Estado de EEUU, John Kerry (i), y el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo (d). (EFE)

España y EEUU han firmado un simbólico acuerdo político sobre los restos radiactivos del accidente nuclear de Palomares. Todavía no han pactado los detalles de limpieza ni quién la pagará, pero sí se han comprometido a firmar un acuerdo vinculante lo antes posible para llevar la tierra contaminada "a su destino final en EEUU", según ha declarado el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, que se ha reunido en Madrid con el secretario de Estado de EEUU, John Kerry. Este ha señaldo que con la firma "EEUU asume su responsabilidad". El pasado 25 de septiembre, El Confidencial adelantó que el acuerdo para enviar los restos de Palomares a Nevada estaba próximo.

Han hecho falta 50 años -40 de ellos de silencio y los últimos 10 de negociación- para que la localidad de Almería piense en dejar atrás la Operación Flecha Rota. El 16 de enero de 1966, un superbombardero que iba a repostar en vuelo chocó contra su nodriza y liberó cuatro bombas nucleares. Una fue recuperada intacta, pero los paracaídas de otras dos fallaron y liberaron tres kilos de plutonio, radiactivo durante miles de años. La última bomba fue localizada meses después en el mar, en la zona señalada por Francisco Simó, un pescador que pasó a ser conocido como Paco el de la bomba.

Margallo ha comenzado aludiendo a la guitarra que regaló a Kerry y sobe el tango de Gardel que pretendía inicialmente que cantara con ella: "20 años no es nada, pero 50 son muchos años y hoy reparamos un error que se cometió hace 50 años", ha afirmado Margallo. El minsitro ha añadido que la idea es limpiar la zona "cuanto antes" para que "Palomares vuelva a la normalidad que tenía antes de 1966".

EEUU asume su responsabilidad

"Hoy es un día de cumplimiento y celebración, en el que España ve sus intereses protegidos y EEUU asume su responsabilidad", ha dicho John Kerry. En las palabras de uno y otro había distintos matices. Mientras las Margallo apuntaban que todo estaba hablado, Kerry ha sido más comedido. El secretario de Estado señaló por ejemplo que el memorando de entendimiento marcará el camino para continuar con "el saneamiento" de la zona de Palomares.

El acuerdo no supone el fin del incidente, ya que según detalló Margallo el compromiso es para "empezar a negociar de forma obligatoria un acuerdo vinculante" sobre qué hacer con los residuos y cómo llevarlos a EEUU. El ministro no ha dado detalles sobre la financiación ni los plazos. El Gobierno ha forzado la negociación para tener un acuerdo ahora, aunque aún hay flecos, porque en enero se cumplen 50 años del accidente y el tema volvería a salir a la luz. Además, el Ejecutivo del PP quería presentar un acuerdo antes de las elecciones. Hasta ahora, EEUU había evitado comprometerse en público con la limpieza de Palomares.

Ya hubo un primer acuerdo entre Madrid y Washington sobre el tema. El 25 de febrero de 1966, mes y medio después del accidente, en el acuerdo Hall-Otero, España y EEUU dieron por zanjado el accidente. El régimen franquista aceptó que todo estaba limpio después de que EEUU se llevara desde el puerto de Cartagena 1.700 toneladas de tierra radiactiva a Carolina del Sur. Oficialmente y en un tiempo récord, el accidente estaba zanjado. No había nada que mirar en Palomares. Algunos vecinos viajarían cada año a Madrid para hacerse análisis de sangre y comprobar que no había un número anormalmente alto de casos de cáncer, pero nadie quiso saber más.

Todo fue según el guión de silencio y ocultación hasta la burbuja inmobiliaria de los 90. A finales de esa década, los medidores que el Ciemat tiene en la zona detectaron americio. El americio aparece por la desintegración del plutonio. Algo no iba del todo bien pero nadie quería dar la alarma. El problema es que las grúas querían entrar en Palomares, ya que el municipio pretendía multiplicar su población con un mega plan urbanístico.

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) advirtió en 2003 de que "la introducción de nuevas actividades agrarias o de construcción podrían modificar sustancialmente la situación radiológica actual debido a que estas implican movimientos significativos de tierras". Una cosa es dejar tierra contaminada a la espera de que alguien afronte un día el problema y otra que esa tierra esté en suspensión, con el riesgo de que sea inhalada.

La radiactividad del terreno llegaba entonces a los 100.000 becquerelios por kilo de plutonio, 20 veces más de lo que el CSN considera aceptable para un suelo habitado. El Consejo pedía que se dejase de coltivar la zona, que los menores no trabajasen en los invernaderos y que se prohibiera comer caracoles (acumulan radiación), que es extrañamente uno de los platos típicos.

En 2004, con el Gobierno del PSOE, Juan Antonio Rubio fue nombrado director general del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat). Es un centro de I+D dependiente del Minsiterio de Economía que gestiona el asunto de Palomares porque es el heredero de la Junta de Energía Nuclear (JEN). Y fue la JEN la que en 1966 pactó con los americanos el incidente de Palomares. Cuando llegó a su puesto en Madrid procedente del Centro Europeo de Física de Partículas Elementales (CERN), Rubio fue el primer sorprendido con lo que había. En el Ciemat existía lo que se conocía como "el cajón de Palomares", la herencia del accidente nuclear.

Rubio, que falleció en 2010, se empeñó en darle una solución y comenzó a remover un asunto olvidado. El cajón de Palomares volvió a la mesa de EEUU. En diciembre de 2004, el Gobierno expropió y valló siete hectáres de tierra contaminada. Aprovechó una ley que había aprobado en diciembre de 2003 el Gobierno de Aznar y que permitía la expropiación. El texto, introducido en una ley de acompañamiento, ni mencionaba Palomares.

En 2007, España y EEUU pactaron realizar un estudio detallada de cuánta radiactividad quedaba escondida. Tras analizar miles de muestras del terreno, los investigadores españoles hallaron que había contaminación fuera del área identificada inicialmete. Descubrieron que el viento llevó la pluma de la radiación a la ladera de un monte. También encontraron las trincheras en las que los americanos habían enterrado restos metálicos radiativos. En total, quedaba medio kilo de plutonio que contaminaba unos 50.000 metros cúbicos de tierra.

Comenzó una carrera negociadora con altibajos. España pedía que EEUU se llevara la tierra contaminada. No solo por un problema de justicia sino porque no tiene ningún almacén para albergar plutonio. Pero poco a poco, lo que parecía un asunto técnico que se resolvería rápido se torció. EEUU dio entrada en la negociación al Departamento de Defensa -hasta entonces era el de Energía quien dirigía el asunto- y Washington comenzó a ver problemas. Así lo constataron los enviados españoles que el 7 de julio de 2010 se reunieron con una delegación de varias agencias americanas en Washington. La principal pega era el precedente que suponía para otras zonas del mundo donde ha EEUU ha realizado ensayos atómicos. La segunda era que exigía que España no volvería con nuevas reclamaciones, al fin y al cabo España ya firmó en 1966 y 40 años después tenía nuevas exigencias. Además, EEUU dejó de pagar los análisis de sangre y de salud que realizaba desde 1966. En 2010, Madrid se cansó de buenas palabras y en una nota verbal fechada el 21 de diciembre de ese año exigió la limpieza "sin dilaciones".

Los distintos ministros de Exteriores sacaban el tema una y otra vez pero Washington nunca se comprometía en firme. Lo más parecido a un acuerdo fue cuando Hillary Clinton, entonces secretaria de Estado, le prometió a Margallo solucionarlo antes del final de su mandato. Eso fue en 2012 pero menos de un año despés, Obama ganó la reelección y Clinton dejó el cargo.

Hace un año, y cuando parecía todo a cámara lenta, las negociaciones volvieron a tomar ritmo. Las relaciones habían mejorado mucho desde el principio del mandato de José Luis Rodríguez Zapatero. España permitió a EEUU instalar el escudo antimisiles en Rota y convertir la base de Morón en centro para África del Ejército de EEUU. A principios de este año, el Departamento de Energía comenzó a realizar un análisis ambiental sobre el almacenamiento de los residuos de Palomares en el emplazamiento de Seguridad Nacional de Nevada, de una instalación militar al norte de Las Vegas. y en julio el Departamento de Energía presentó al CSN un plan de limpieza de Palomares. Diez años después de desempolvar el cajón de Palomares, España ha arrancado la firma de Kerry en un acto público.

España y EEUU han firmado un simbólico acuerdo político sobre los restos radiactivos del accidente nuclear de Palomares. Todavía no han pactado los detalles de limpieza ni quién la pagará, pero sí se han comprometido a firmar un acuerdo vinculante lo antes posible para llevar la tierra contaminada "a su destino final en EEUU", según ha declarado el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, que se ha reunido en Madrid con el secretario de Estado de EEUU, John Kerry. Este ha señaldo que con la firma "EEUU asume su responsabilidad". El pasado 25 de septiembre, El Confidencial adelantó que el acuerdo para enviar los restos de Palomares a Nevada estaba próximo.

José Manuel García Margallo Madrid
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