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Las 'no' reformas que Reino Unido exige para quedarse en la Unión Europea
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CAMERON CONCRETARÁ CONDICIONES EN NOVIEMBRE

Las 'no' reformas que Reino Unido exige para quedarse en la Unión Europea

El sentimiento euroescéptico en las calles de Reino Unido es cada vez mayor. El 60% de los ciudadanos quiere ahora salir del bloque. Solo una reforma consistente les haría cambiar de opinión

Foto: Un empleado de la Comisión Europea coloca una bandera británica junto a otra de la UE antes de la reunión de Cameron y Juncker en Bruselas (Reuters).
Un empleado de la Comisión Europea coloca una bandera británica junto a otra de la UE antes de la reunión de Cameron y Juncker en Bruselas (Reuters).

En cuestión de meses, el Reino Unido podría abandonar la Unión Europea. El sentimiento euroescéptico en la calle es cada vez mayor. El 60% de los ciudadanos quiere ahora salir del bloque. Solo una reforma consistente les haría cambiar de opinión. Hasta ahora, el 'premier' David Cameron era reacio a mostrar su cartas, pero finalmente se ha comprometido a poner por escrito sus exigencias en una misiva que a principios de noviembre dirigirá al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

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La pregunta es: ¿lo que intenta vender como reformas son concesiones que ya existen en el tratado?

Los rotativos ya han ido filtrando documentos con los puntos que se quieren poner sobre la mesa. Y aunque el de “evitar una mayor integración” es uno de los asuntos que más titulares acaparan, la idea de querer centralizar el poder para reemplazar la soberanía de los estados miembros es simplemente “un mito”. John Ryan, profesor en la London School of Economics y experto en la UE, explica a El Confidencial que a “lo largo de los últimos 20 años se han dado garantías” al Reino Unido para que esto no le supusiera un problema.

“Están establecidas en los artículos 4 y 5 del propio tratado”, aclara. “Los procedimientos de la UE requieren la aprobación del Consejo (donde están representados los gobiernos nacionales de los 28 estados miembros a través de sus ministros) para tomar cualquier acción legislativa”, añade.

Según el experto, a lo largo de la historia, la UE “siempre se ha acomodado en este sentido a los deseos británicos”, pero los euroescépticos utilizan el término de “una unión mayor” como amenaza. “La eurozona sí necesita integrarse para sobrevivir. Pero esto no afectaría al Reino Unido”, señala. “Y aunque el Gobierno sostiene que los países que no comparten la moneda común podrían quedar marginados, el peso de lo que la UE hace se mantiene a nivel de toda la Unión: el mercado único y la legislación al respecto, que engloba desde los programas de investigación y desarrollo al intercambio de estudiantes. El Reino Unido solo quedará marginado si se margina a sí mismo”, recalca.

Por otro lado está la cuestión migratoria, emblema del partido euroescéptico UKIP que, en las elecciones del pasado mes de mayo, consiguió ser la tercera fuerza política más votada.

Al respecto, Ryan asegura que la mayoría de los migrantes que llegan al país son extracomunitarios. “Dentro del bloque, hay casi tantos británicos en otros estados miembros como europeos viviendo en el Reino Unido. Estos últimos pagan un tercio más en impuestos de lo que reciben conjuntamente en subsidios y servicios. Y en cuanto a los subsidios, hay que recordar que ya bajo la ley actual, los comunitarios que llegan al Reino Unido no tienen derecho inmediato a reclamar las prestaciones por desempleo y deben demostrar que o bien vienen con trabajo o son capaces de mantenerse a sí mismos sin suponer una carga para el erario público. Si vienen simplemente para reclamar ayudas estatales, el tribunal europeo acaba de confirmar que no tienen derecho a recibirlas”, explica.

En cuanto a la exigencia de un nuevo sistema de “tarjeta roja” para “recuperar poder que se ha transferido a Bruselas” -el cuarto punto recogido en los documentos publicados por los medios-, el experto matiza que, “bajo los procedimientos existentes, los parlamentos nacionales pueden oponerse a las propuestas de la Comisión Europea sobre la base de que van más allá de las competencias de la UE”, lo que está establecido como “principio de subsidiariedad”.

"Es extremadamente peligroso"

¿Cuáles son, por tanto, los cambios que se quieren negociar con Bruselas? “Al final todo se traduce en un mensaje para la opinión pública”, contesta Ryan. “A la gente de la calle, que no sigue tan al detalle todo esto y que obviamente no se va a leer con detenimiento los tratados, hay que convencerla de que se han conseguido una serie de reformas”, añade. “La UE siempre ha supuesto un problema para el Partido Conservador. Con este referendo se quiere zanjar el asunto, pero es extremadamente peligroso porque hay una posibilidad de que los ciudadanos opten por la salida. Y tenemos que pensar en las consecuencias que esto podría desencadenar, tanto para el Reino Unido como para la UE”, matiza.

Ryan entiende que el mutismo mostrado hasta ahora por parte de Downing Street esté exasperando al resto de líderes europeos. Pero remarca que la situación del primer ministro es “extremadamente difícil” porque cabe la posibilidad de que miembros de sus propias filas le echen en cara que “realmente no ha conseguido nada”.

Ben Harris-Quinney, concejal 'tory' en el Ayuntamiento de East Herts, es uno de ellos. “Cameron siempre ha destacado por ser un hombre que no muestra sus cartas hasta el último momento. Ya pasó con el referendo de Escocia. Seguramente ya haya llegado a algún acuerdo con figuras de la talla de Hollande o Merkel. Pero lo dejará para el final”, explica a este diario.

“Está claro que el plato fuerte de la inmigración será el conejo que sacará en último momento de la chistera. Merkel, por ejemplo, le apoya con el tema de los subsidios. Pero eso no lo dirá hasta el final”, matiza. “En su discurso de Bloomberg (considerado por los expertos como una declaración de intenciones) no hizo mención al respecto. Tampoco se menciona la inmigración en el documento publicado el domingo por 'Telegraph'. Pero es vox pópuli que ya habrá negociado sobre el asunto”, añade.

Según Harris, el sentimiento que hay dentro de la formación es “euroescéptico” y considera que hay “muchas posibilidades” de que el resultado del referendo desemboque en una 'Brexit'. “La mayoría de los miembros del Partido Conservador somos euroescépticos y también lo son la mayoría de los diputados. Ahora bien, muchos apoyarán la campaña por la permanencia porque miran por sus propias carreras. Estamos en un momento de cambio. Cameron no se presentará a unos terceros comicios y muchos buscan hacerse un hueco en el Gabinete del próximo líder”, revela.

Para los euroescépticos, según Harris, no habrá reforma posible que les haga cambiar de opinión. “No pueden prometernos garantías de que no habrá una mayor integración política, por lo que la salida es la única alternativa. Eso sí, si salimos de la UE nos tenemos que unir a otro bloque comercial”, explica. En este sentido, sugiere tres opciones: seguir el modelo noruego (que no pertenece a la UE, pero sí al espacio económico europeo), unirse al NAFTA (tratado de Libre Comercio entre Canadá, Estados Unidos y México) o reformar la Commonwealth transformándola en un mercado único.

En cuestión de meses, el Reino Unido podría abandonar la Unión Europea. El sentimiento euroescéptico en la calle es cada vez mayor. El 60% de los ciudadanos quiere ahora salir del bloque. Solo una reforma consistente les haría cambiar de opinión. Hasta ahora, el 'premier' David Cameron era reacio a mostrar su cartas, pero finalmente se ha comprometido a poner por escrito sus exigencias en una misiva que a principios de noviembre dirigirá al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

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