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El Papa pide a Estados Unidos que acabe con la pena de muerte
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El Papa pide a Estados Unidos que acabe con la pena de muerte

El Pontífice ha demandado al Congreso de Estados Unidos "no dar nunca la espalda a los vecinos", en alusión a los millones de inmigrantes cuyos derechos "no siempre fueron respetados"

Foto: El Papa Francisco en su discurso en Washington. (Reuters)
El Papa Francisco en su discurso en Washington. (Reuters)

Era la primera vez que un Papa pisaba el Congreso y no ha decepcionado. En Washington, con la plaza del obelisco llena hasta la bandera, Francisco ha vuelto a romper las barreras establecidas por sus predecesores y ha pedido a Estados Unidos que acabe con la pena de muerte.

Por un momento, el ala republicana del Congreso ha pensado que el Pontífice iba a agradarles con una crítica al aborto, pero en realidad el papa Francisco se disponía a atacar uno de sus estandartes: la pena de muerte, funcionando en la actualidad en 31 estados de EEUU.

"La regla sagrada nos recuerda que somos responsables de proteger y defender la vida humana en cualquier estado y nivel de desarrollo. Esta convicción me ha llevado finalmente a abogar por el fin de la pena de muerte", ha argumentado.

Así, ha reiterado que la sociedad solo puede beneficiarse de la "rehabilitación de aquellos que han cometido algún delito". "Una pena justa y necesaria nunca debe excluir la dimensión de la esperanza y el objetivo de la rehabilitación", ha sentenciado en este sentido.

No hay que dejarse intimidar por los números, hay que mirar a las personas a los ojos

No es la única causa republicana que ha condenado el Pontífice. La inmigración y el cierre de fronteras han centrado también gran parte de su discurso. Bergoglio ha reprochado que sea precisamente Estados Unidos, un país de inmigrantes, quien ahora niega la entrada a los extranjeros.

"Les hablo como hijo de inmigrantes. Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros", ha recordado Jorge Mario Bergoglio, en una clara alusión, por una parte, a la crisis de refugiados al otro lado del Atlántico y, por otra, al drama de los 'espaldas mojadas' en la frontera con México.

En este sentido, el Papa ha instado a no repetir "los pecados y errores del pasado" y a "no dejarse intimidar por los números" sino "más bien mirar a las personas, sus rostros, escuchar sus historias".

Combatir al extremismo religioso

En un discurso calmo y comedido, con un inglés oxidado pero correcto, el Pontífice también ha tenido palabras para el DAESH (Estado Islámico). "Ninguna religión es inmune al extremismo ideológico", ha afirmado.

En su opinión, el mundo vive una "inquietante situación social y política" y en ese contexto es necesario cuidarse de mantener su equilibrio al combatir ese extremismo.

"Es importante luchar contra la violencia perpetrada bajo el nombre de una religión, una ideología o un sistema económico, pero a la vez hay que proteger la libertad de las religiones, de las ideas, de las personas, lo que requiere un delicado equilibrio en el que tenemos que trabajar", ha juzgado.

Ninguna religión es inmune al extremismo ideológico

A su salida, una multitud le esperaba a las puertas del Capitolio. El 'Papa del pueblo' no solo ha salido airoso de su visita a las entrañas del capitalismo. Ha sido despedido entre vítores.

La lucha contra el cambio climático

Como se esperaba, el Papa aludió a su encíclica 'Laudato si', en la que critica duramente el trato que el sistema económico vigente da al planeta y propone un cambio que permita garantizar la sostenibilidad del desarrollo de las generaciones futuras.

Pidió en este sentido a los congresistas que adopten "acciones valientes y de estrategias para aplicar una cultura del cuidado" y defendió una "aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza".

Era la primera vez que un Papa pisaba el Congreso y no ha decepcionado. En Washington, con la plaza del obelisco llena hasta la bandera, Francisco ha vuelto a romper las barreras establecidas por sus predecesores y ha pedido a Estados Unidos que acabe con la pena de muerte.

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