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No hay quien gane a Tsipras: Syriza sale victoriosa de su órdago
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la izquierda, cerca de la mayoría absoluta

No hay quien gane a Tsipras: Syriza sale victoriosa de su órdago

El electorado griego ha lanzado un claro mensaje por encima del ruido mediático: Tsipras es su líder. Ha pesado la idea de que el ex primer ministro hizo todo lo posible por negociar el mejor acuerdo

Foto: El ex primer ministro griego y líder de Syriza celebra los resultados ante seguidores en Atenas, el 20 de septiembre de 2015 (Reuters).
El ex primer ministro griego y líder de Syriza celebra los resultados ante seguidores en Atenas, el 20 de septiembre de 2015 (Reuters).

El electorado griego que acudió ayer a la cita con las urnas ha lanzado un claro mensaje por encima del ruido mediático: Tsipras es su líder. Ante lo que podría haber sido un desgastante tercer memorándum, ha pesado más la idea de que el ex primer ministro hizo todo lo posible por negociar con los acreedores el mejor acuerdo para Grecia a pesar del resultado. Como consecuencia, Syriza, incluso tras ver como se escindía la parte más izquierdista del partido, la Plataforma de Izquierda, apenas ha perdido porcentaje de votos -aunque sí votos efectivos, ya que la abstención ha sido espectacular- y se planta en el nuevo Parlamento con otra mayoría cercana a la absoluta. El hastío se reflejó en un récord de griegos que no acudieron a votar, cercano al 45%.

Tras contarse el 30% de los sufragios el líder conservador Evánguelos Meimarakis, reconocía su derrota y felicitaba a Tsipras. Este no perdió el tiempo y le faltó tiempo para volver a hacer a subir al barco al nacionalista Panos Kammenos, que incluso celebró la victoria con el que será primer ministro en el podio de Syriza. Su partido, Griegos Independientes, se quedó cerca de no entrar en la Cámara, pero finalmente obtuvo 10 diputados.

Tanto la distancia holgada entre Syriza y Nueva Democracia como el resultado del resto de las fuerzas políticas son una muestra de que las encuestas han sido, de nuevo como en enero, las grandes perdedoras de los comicios: durante toda la campaña mostraron un empate técnico entre los dos principales partidos.

placeholder Votantes de Syriza celebran los resultados electorales ante la sede del partido en Atenas (Reuters).

“Esto es una victoria del pueblo y de la dignidad”, decía exaltado Tsipras, que expresaba su deseo de completar los cuatro años de legislatura. Una apuesta fuerte para un país que ha votado ya tres veces este año. ¿Cuál será el programa del nuevo Gobierno? La respuesta sencilla es que estará en consonancia con el memorándum de entendimiento con los acreedores. Más complicada es la que da Tsipras, que asegura que aplicará una austeridad ‘suave’, una cuadratura del círculo.

Sobre el papel, la alianza que ha escogido Tsipras, con Griegos Independientes, parece contra natura; ambas fuerza empezaron a colaborar con un único punto en común: el rechazo al rescate. Pero a lo largo de la primera -y breve- legislatura estas dos fuerzas, en principio antagónicas, pasaron de estar unidas por su fiereza contra el memorándum a una simbiosis de reparto de cuotas de poder en compartimientos estanco. Un ejemplo es el del propio Kammenos: Syriza le dejaba hacer en el Ministerio de Defensa a su gusto mientras ANEL no se metiera en la gestión de la economía.

La extrema derecha sube… pero no tanto

Los temores a un ascenso masivo han quedado conjurados por el momento. La fuerza neonazi Amanecer Dorado consigue recoger un punto porcentual de voto aunque tampoco consigue hacerse fuerte en ningún punto en particular. Ni siquiera en las islas más afectadas por la crisis de los refugiados -aunque en lugares como Lesbos multiplica su apoyo- consigue destacar. Además del voto de protesta, también ha ido a parar a sus arcas un voto de desesperación. La televisión helena revelaba que entre los parados era Amanecer Dorado la que se colocaba como principal fuerza política.

La extrema derecha será la tercera fuerza en el Parlamento a pesar de que muchos de sus líderes -y reelectos diputados- están acusados de incitación al odio, a la violencia y por pertenencia a organización criminal. Mijaloiakos, Kasidiaris y compañía colocarán casi una veintena de ruidosos y aterradores diputados en el Parlamento.

Los díscolos de Syriza se quedan fuera

Una de las apuestas perdidas de la noche. Aun habiendo quedado cerca de entrar en el Parlamento, Unidad Popular ha sido un partido cuya exposición en los medios ha demostrado ser mucho mayor que su apoyo en las urnas. La cara de Panagiotis Lafazanis y Zoi Konstantopulu era un verdadero poema. En general el voto anti memorándum ha sido muy inferior en suma al de los partidos pro rescate, pero incluso el primero se ha ido a otras opciones antes que a los rebeldes de Syriza.

Teniendo en cuenta que la separación de este partido fue una de las razones que obligó a Tsipras a convocar elecciones y los duros ataques que ha recibido de sus antiguos aliados, seguro que ha sido una satisfacción para el futuro primer ministro. Se ha echado en falta quizás la voz de Yanis Varufakis, que no ha hecho ninguna declaración. Eso también ha sido una verdadera sorpresa.

El electorado griego que acudió ayer a la cita con las urnas ha lanzado un claro mensaje por encima del ruido mediático: Tsipras es su líder. Ante lo que podría haber sido un desgastante tercer memorándum, ha pesado más la idea de que el ex primer ministro hizo todo lo posible por negociar con los acreedores el mejor acuerdo para Grecia a pesar del resultado. Como consecuencia, Syriza, incluso tras ver como se escindía la parte más izquierdista del partido, la Plataforma de Izquierda, apenas ha perdido porcentaje de votos -aunque sí votos efectivos, ya que la abstención ha sido espectacular- y se planta en el nuevo Parlamento con otra mayoría cercana a la absoluta. El hastío se reflejó en un récord de griegos que no acudieron a votar, cercano al 45%.

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