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Historia de un catalán independentista en la guerra de Ucrania
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"LUCHO POR EL DERECHO A DECIDIR DE LOS PUEBLOS"

Historia de un catalán independentista en la guerra de Ucrania

Los extranjeros pululan por el Este de Ucrania, entre las filas prorrusas. "No temo a la muerte si es rápida", dice Paco, un catalán que viajó a Donetsk para combatir por "la Europa de los pueblos"

Foto: Paco, un catalán que ha viajado a Donetsk para combatir por "la Europa de los pueblos". (Foto: M.G)
Paco, un catalán que ha viajado a Donetsk para combatir por "la Europa de los pueblos". (Foto: M.G)

En el conflicto que ha provocado la pérdida de casi 7.000 vidas en el Este de Ucrania están jugando un papel singular los combatientes extranjeros, y no solamente los rusos, como insisten en destacar los distintos portavoces de la OTAN y la Unión Europea. Cientos de foráneos han acudido al Donbass en los últimos meses, a ganarse o a jugarse la vida en la defensa de Lugansk y Donetsk, capitales de las nuevas repúblicas separtistas de igual nombre, que desafían con las armas al Gobierno de Kiev. Además, desde que las armas comenzaron a escupir fuego en 2014, el número de desplazados internos en Ucrania supera los 1,4 millones de personas, según datos de Naciones Unidas.

Uno de los que han llegado a Donetsk para combatir se hace llamar Paco. Asegura que es catalán, de Barcelona, aunque llegó a la ciudad desde otra localidad. Añade que es de izquierdas, pero se emplaza "más cerca de Evo Morales que de Pablo Iglesias". La cita se desarrolla en un pésimo restaurante de nombre griego cercano a la estación de autobuses de Donetsk. Allí se reúne con su tropa prorrusa Erwan Castel, un comandante francés. Cuando hablan entre ellos no resulta difícil detectar el acento español.

Paco llega acompañado de otro catalán, que ha adoptado el nombre de guerra de Dani. La diferencia de edad les hace parecer, a primera vista, un padre y su hijo. Utópico empedernido a sus 44 años, a Paco no le importa que se difunda su historia o sus ideas. Tampoco que se le retrate a las puertas del restaurante de mala muerte, pese a que no viste uniforme ni nada que le aporte cierto aire marcial.

Se autodenomina "soldado de Novorossiya (Nueva Rusia), que milita por la población civil del Donbass" y, aunque amenaza con desencadenar un discurso de lugares comunes y proclamas, pronto lo abandona. Prefiere explicar sus motivaciones para combatir en la guerra de Ucrania. Cuenta que es miembro de un pelotón internacional, encuadrado en un batallón en el que hay soldados franceses, eslovacos, checos, chechenos... y rusos. Su unidad la integran actualmente quince hombres, pero asegura que esperan nuevas incorporaciones, tal vez para la temida nueva ofensiva de las tropas ucranianas que se aproxima.

"Estoy luchando por la libertad de Europa y por el derecho a decidir de los pueblos, como catalán y como demócrata", dice con convicción. Su decisión de dejar su vida anterior -de la que no quiere ofrecer muchos detalles- y viajar hasta el frente la tomó tras conocer el arresto en febrero de ocho españoles que habían viajado hasta Ucrania para combatir en las filas prorrusas. La bautizada como 'Operación Danko', que protagonizó la Comisaría General de Información, hizo que Paco decidiera hacer más serio su compromiso "con el derecho a decidir de los pueblos" y viajara hasta Donetsk, la ciudad epicentro del movimiento separatista en la que lleva desde el pasado marzo.

Justifica su decisión con un análisis de lo ocurrido en Ucrania en el último año y pico. Para este catalán de hablar pausado y al que nadie le atribuiría impulsos violentos, "lo primero fue el golpe de Estado (del Maidán), conducido por EEUU y auspiciado por la OTAN y la Unión Europea". A juicio de Paco, que parece el tutor de algunos de los soldados imberbes que se sientan a su lado, los "intereses económicos y estratégicos" impulsaron el derrocamiento de Viktor Yanukovich. "Podía ser un corrupto, pero había sido elegido democráticamente".

"Conseguimos nuestras armas en la batalla"

El tono de su voz cambia cuando Paco cuenta que su familia, de la que no ofrece muchos datos, sigue sin comprender su aventura. Admite que "no están contentos, pero es una decisión personal". Con su círculo más cercano sigue en contacto, aunque las comunicaciones no son fáciles desde Donetsk, como tampoco lo es la vida en la ciudad, sitiada por el Ejército ucraniano y bajo un bloqueo económico que provoca escasez hasta en lo más elemental.

La revolución del Maidan le sorprendió en Ecuador y, tras regresar a Barcelona, tomó la decisión de apoyar a las tropas de la llamada Novorossiya (Nueva Rusia). Entró en Ucrania a través de la frontera rusa, a la altura de Rostov del Don, como muchos de sus compañeros de filas. Sorprende escucharle hablar con respeto de las unidades regulares del Ejército ucraniano, para cambiar radicalmente su parecer con los batallones "formados por los antiguos miembros de Pravy Sektor y Svoboda (de ultraderecha)", a los que acusa de cometer atrocidades contra los soldados de la autoproclamada República Popular de Donetsk cuando los capturan. Al preguntarle sobre la procedencia del armamento del que disponen las fuerzas prorrusas, sostiene que el material "ha sido arrebatado a las fuerzas ucranianas y tomado en batalla".

Donetsk sufre los bombardeos a diario, especialmente cuando cae la noche, y Paco sostiene que ya ha empuñado las armas en los frentes de Spartak y en el límite del aeropuerto, cerca de Pesky, la primera ciudad bajo control de los ucranianos. El equipamiento militar se lo facilita el Gobierno de la autoproclamada república "en la medida de lo posible". Aunque el catalán no lo comenta, muchos milicianos comen de los cargamentos humanitarios llegados desde Rusia.

"No temo a la muerte, si es rápida. Lo que temo es quedarme inválido o mutilado", explica en un tono más serio. Este hombre "desencantado de la izquierda europea", niega rotundamente que la guerra de Ucrania sea un conflicto ideológico, como muchos han querido hacer ver: "Esta no es una guerra de izquierdas contra derechas, es una guerra por Europa. Aquí a nadie se le exige una ideología, vienes para defender la Europa de los pueblos y por eso estoy luchando día a día junto a otros como Dani cuando en España nos estaríamos abriendo la cabeza".

El diagnóstico de Paco sobre la guerra estática creada tras los llamados Acuerdos de Minsk, y la débil tregua -inexistente en algunos puntos del conflicto- es que los prorrusos están esperando "que llegue la segunda ofensiva ucraniana, ya que creo que será todo más fácil", dice, convencido de la victoria separatista. Destaca que la situación es de cerco y que el bloqueo económico no favorece los intereses de las nuevas repúblicas de Donetsk y Lugansk, y confía en que reanudar los combates traiga la victoria de su causa.

Paco vuelve la vista a su tierra natal, y asegura que le gustaría que en Cataluña comprendieran sus motivaciones. Él es partidario de la celebración de un referéndum, "pero si la opción independentista pierde, aceptaría el resultado. Y esperaría que, en caso contrario, el otro lado hiciera lo mismo".

En el conflicto que ha provocado la pérdida de casi 7.000 vidas en el Este de Ucrania están jugando un papel singular los combatientes extranjeros, y no solamente los rusos, como insisten en destacar los distintos portavoces de la OTAN y la Unión Europea. Cientos de foráneos han acudido al Donbass en los últimos meses, a ganarse o a jugarse la vida en la defensa de Lugansk y Donetsk, capitales de las nuevas repúblicas separtistas de igual nombre, que desafían con las armas al Gobierno de Kiev. Además, desde que las armas comenzaron a escupir fuego en 2014, el número de desplazados internos en Ucrania supera los 1,4 millones de personas, según datos de Naciones Unidas.

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