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Gaza desconfía del proceso de paz, Netanyahu lo niega y Hamás sigue trabajando
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NEGOCIACIONES PARA UN NUEVO ESTADO EN LA FRANJA

Gaza desconfía del proceso de paz, Netanyahu lo niega y Hamás sigue trabajando

“Cuando tengamos luz las 24 horas, las depuradoras de agua funcionen y podamos vender nuestros tomates a Cisjordania comenzaremos a creer en algo". El escepticismo entre los gazatíes es absoluto

Foto: Estudiantes palestinas fotografiadas desde un boquete en el techo de su escuela, producto de los bombardeos israelíes, en Khan Younis, Gaza, el 24 de agosto de 2015 (Reuters).
Estudiantes palestinas fotografiadas desde un boquete en el techo de su escuela, producto de los bombardeos israelíes, en Khan Younis, Gaza, el 24 de agosto de 2015 (Reuters).

Los gazatíes no tienen ninguna esperanza en el proceso de paz que Tony Blair ha puesto en marcha y que tanto dirigentes de Al Fatah, el partido hegemónico en Cisjordania, como de Hamás han confirmado a El Confidencial. Mientras tanto, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu desmiente las negociaciones y Hamás trabaja aceleradamente.

Los ciudadanos de la Franja desconfían plenamente de todos los políticos, especialmente de los israelíes, pero también del Gobierno de Mahmud Abás de Cisjordania. Aunque éste último no está interviniendo en las conversaciones entre Hamás, Israel y Qatar para la creación de un nuevo "Estado palestino" en Gaza, los gazatíes piensan que, si puede, el Ejecutivo de Abás pondrá palos en las ruedas para no quedarse fuera de un posible acuerdo. Su escepticismo es absoluto.

Al mismo tiempo, una delegación de Hamás espera salir por el paso de Rafah (ubicado en la frontera con Egipto) en los próximos días para reunirse con los servicios de inteligencia egipcios y, posteriormente, con representantes de Qatar, Arabia Saudí y Turquía. Como explicó recientemente este diario, este proceso de paz "humanitario" pondría fin a la violencia entre Gaza e Israel y acabaría con el bloqueo que está llevando a la desesperación a la población gazatí.

“Cuando veamos que tenemos luz las 24 horas del día, que finaliza el bloqueo que dura desde el año 2007, que las depuradoras de aguas funcionan, que podemos vender nuestros tomates y pepinos a los palestinos de Cisjordania y que podemos salir y entrar de la Franja, entonces comenzaremos a creer en algo", declara a El Confidencial el director médico del hospital de Al Shifa, Usama Said Aklouk.

Aklouk recuerda que, en estos momentos hay más de 2.000 personas pendientes de poder salir por el paso de Rafah por razones humanitarias y para recibir tratamiento médico en Egipto. Especialmente tras los bombardeos del verano pasado, ya que la cifra de enfermos de cáncer ha aumentado. La situación es tan agobiante que la mayoría de casos de cáncer son detectados demasiado tarde y no hay posibilidad de tratarlos. “A veces podemos dar algún tipo de quimio, pero la radioterapia está prohibida en Gaza por razones políticas, de seguridad”, añade el director del hospital.

El radicalismo de los socios de Netanyahu

Mientras, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, desmiente que existan conversaciones de “paz humanitaria”, aunque dicha negación cobraría sentido tan solo por el hecho de que se ve obligado a frenar a sus impulsivos y extremistas socios de gobierno, que cada día hacen diferentes declaraciones sobre cómo acabar con el pueblo palestino. "Israel declara oficialmente que no existen reuniones con Hamás, ni directa, ni a través de otros países o intermediarios", afirma la oficina del premier en un comunicado. Sin embargo, medios de comunicación turcos y árabes insisten en la veracidad del proceso.

Recordemos las declaraciones del Ministro de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, que pedía hace unos meses “cortar la cabeza” a los árabes israelíes que están contra su país. Asimismo, Ayelet Shaked, diputada del partido "Casa Judía", también afirmó que habría que asesinar a todas las madres de los terroristas: “Nuestras manos deberían estar manchadas de su sangre".

Parte del sufrimiento también es culpa de la ANP, que no transfiere a Gaza los salarios de los funcionarios o vende el petróleo más caro de lo que lo compra

Mientras tanto el Presidente de la Autoridad Nacional palestina, Mahmud Abás, muy cuestionado dentro de su propio Gobierno, se reunía con el líder de la oposición israelí, Isaac Herzog. Oficialmente no hablaron del proceso liderado por Blair y Hamás con el apoyo de Qatar, Suiza y otros países árabes y europeos e insistieron en que su conversación se había centrado en las agresiones de los colonos israelíes en Cisjordania. Pero resulta incomprensible que sea así, ya que Abás está muy molesto con el nuevo contexto negociador, que lo dejaría fuera de juego. De llegar a concluir con éxito este pacto, el final de Abás estaría muy próximo.

Sus “negociaciones” con Israel no han dado frutos, ha perdido fuerza física, se siente señalado por los casos de corrupción de familiares muy próximos y, sobre todo, no ha sabido llevar adelante un proyecto que uniese a los palestinos de Cisjordania, Jerusalén Este y Gaza.

A esto hay que añadir que parte del sufrimiento gazatí también es culpa de la Autoridad Nacional Palestina, presidida por Abás, que no transfiere a Gaza los salarios de los funcionarios, que les vende el petróleo más caro de lo que lo compra y que se ha desentendido de los problemas de la población. Tras la victoria electoral de Hamás en 2006, y las posteriores luchas internas, la mayoría de los dirigente de Fatah abandonaron Gaza dejando tras de sí, en muchos casos, lujosas casas que permanecen cerradas.

Israel ha ocupado Cisjordania y Jerusalén Este desde 1967 con la construcción de más de 200 asentamientos, considerados ilegales bajo la ley internacional. Estos, ocupados por más de 650.000 colonos judíos impiden el establecimiento de un Estado palestino contiguo además de crear un clima de violencia y acoso constante. Y Abás no ha conseguido avanzar ni un centímetro en los diferentes diálogos.

Por todas esas razones, los gazatíes no confían en el Gobierno palestino de Ramallah, ni tampoco en el de Hamás, pero todavía menos del Estado de Israel, que los mantiene encarcelados. Tendrán que vivir muchos cambios en su vida cotidiana para atreverse a pensar que algo evoluciona para bien. De no ser así, “la violencia será inevitable”, ha advertido Naciones Unidas.

Los gazatíes no tienen ninguna esperanza en el proceso de paz que Tony Blair ha puesto en marcha y que tanto dirigentes de Al Fatah, el partido hegemónico en Cisjordania, como de Hamás han confirmado a El Confidencial. Mientras tanto, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu desmiente las negociaciones y Hamás trabaja aceleradamente.

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