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De puerta a la libertad a “cárcel al aire libre”: la inmigración desborda la isla de Kos
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LA MAYORÍA HUYEN DE SIRIA, IRAK Y AFGANISTÁN

De puerta a la libertad a “cárcel al aire libre”: la inmigración desborda la isla de Kos

Unos 7.000 inmigrantes están atrapados en esta isla griega, un número que carece de carácter oficial, pero que da una idea de la dimensión del problema. Kos ha visto incrementarse su ‘población’ un 20%

Foto: Refugiados sirios llegan a la isla de Kos. (Reuters)
Refugiados sirios llegan a la isla de Kos. (Reuters)

Un artículo sensacionalista dio una voz de alarma que nadie escuchó. Fue, eso sí, por las razones equivocadas y con una perspectiva que levantó la indignación unánime de los lectores, sobre todo del sur de Europa. El Daily Mail publicaba en mayo unas fotos torticeras de la principal ciudad de Kos contando una supuesta ‘invasión’ de refugiados que ‘molestaba’ sobre todo a los turistas británicos que con tanto esfuerzo se habían ganado sus vacaciones (sic).

Entonces la situación aún era manejable y no ocupó demasiado espacio en las cabeceras. Decenas de voluntarios se organizaron para atenderles, se montaron dormitorios improvisados con colchones en el suelo y tiendas de campaña donadas por buenos samaritanos. Los 33.000 habitantes de la isla no parecían demasiado molestos con ellos, aseguraban que no creaban problemas y lo único que les preocupaba era el posible incremento del contrabando. Era una bomba de relojería que explotó hace apenas una semana.

La policía, claramente desbordada y excediéndose en el uso de la fuerza, descargaba su frustración con los inmigrantes con acciones como la dispersión de una multitud usando extintores. Los nervios estaban y están a flor de piel. Tsipras declaraba, en una tregua de las negociaciones del rescate: “La ola migratoria hacia Grecia supera sin duda lo que podemos hacer frente”.

Nada más llegar a esta isla, los inmigrantes hacían largas colas cada día en las comisarías locales para conseguir unos papeles provisionales que les permitieran moverse por el resto del territorio y -en bastantes casos- intentar su viaje hacia el norte, por Serbia hacia Hungría y de ahí a la “Europa rica”. La espera de horas bajo el sol de fuerzas del orden y extranjeros hicieron saltar chispazos cada vez más peligrosos conforme la afluencia era más y más masiva.

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Se calcula que unos 7.000 inmigrantes están atrapados en Kos, un número que carece de carácter oficial, pero que da una idea de la dimensión del problema, ya que la isla ha visto incrementarse su ‘población’ un 20% en apenas unos meses… y en plena crisis.

Las autoridades decidieron entonces improvisadamente meter a 2.500 de estos recién llegados en un antiguo estadio, donde unos mil no tenían acceso a agua, ni siquiera a una sombra, y el resto tenían la suerte de poder refugiarse del sol. Muchos describieron este escenario a los miembros de las ONG como una “cárcel al aire libre” y aseguraron que les habían llevado allí con promesas de que les darían papeles.

Una vez dentro y tras 24 horas, incluso el equipo de Médicos Sin Fronteras en el complejo se tuvo que retirar por razones de seguridad.

El escándalo internacional hizo que Atenas empezara a echar una mano tras meses de inacción. La isla de Kos se ha convertido en paradigma de lugar sobrepasado por las circunstancias. El ayuntamiento de la isla ha habilitado un barco atracado en el puerto para asistir a miles de inmigrantes mientras la propia MSF se instalaba en un hotel abandonado para intentar dar refugio a centenares. No es suficiente. El alcalde asegura que están llegando unas 500 personas cada día.

El viernes partió de Kos un ferri fletado por las autoridades helenas hacia el Pireo, el famoso puerto ateniense, con 1.300 inmigrantes a bordo. Los planes son evacuar a unos 3.000 este fin de semana para aliviar la carga de asistir a tanta gente recién llegada. Además de Kos, otras islas del Egeo muy cercanas a la costa de Turquía -Lesbos, Quíos, Samos y Leros- han estado hasta ahora abandonadas a su suerte por el Gobierno central.

Grecia, ante su mayor ola migratoria

Este 2015 han llegado a territorio griego 124.000 inmigrantes, sobre todo huyendo de los conflictos de Siria, Irak y Afganistán, según las rutas trazadas por ACNUR, por lo que muchos de ellos son refugiados. En 2014, en todo el año, llegaron 30.000. Y la serie histórica desde 2008 sumaba hasta principios de año solo 50.000.

El trayecto hasta Kos es sencillo. Un ferry de un lado a otro cuesta unos 25 euros y en 35 minutos cruza el estrecho. Incluso para los estándares de los traficantes de personas. Alrededor de 1.200 euros y con una barca -que en muchos casos no son más que tablones soldados o atados con poco oficio y un motor de fueraborda- en entre tres y cuatro horas de peligro de muerte se puede llegar a Europa. Sin duda la ‘ruta’ entre Turquía y Grecia es menos arriesgada que la del Mediterráneo. Apenas una decena de incidentes en las que las víctimas no tienen ni comparación con las enormes cifras que se dan en las costas de Libia, donde este sábado se vivió un nuevo episodio trágico.

Atenas y Bruselas empiezan a reaccionar

Hace unos días que el Gobierno de Tsipras, que estaba centrado en la negociación económica y en la pelea política, envió un contingente de una decena de funcionarios de inmigración para tramitar más rápidamente los papeles de los recién llegados y, al mismo tiempo, otro de 250 antidisturbios para mantener el orden.

Las asociaciones de derechos humanos han criticado al Ejecutivo por enviar más fuerzas ‘represivas’ que destinadas a agilizar los miles de expedientes. El primer ministro ha asegurado, no obstante, que se empezará a organizar un cuerpo especial mejor dotado para lidiar de manera sistemática con el problema. Y esto no se puede financiar sin la ayuda de la Unión Europea.

El comisario europeo de Interior e Inmigración, el también griego Dimitris Avramópoulos, ha anunciado que Bruselas va a desbloquear 474 millones de euros para que Grecia resuelva este problema, 30 de los cuales serán transferidos en los próximos días, cuando Tsipras organice el dispositivo. Además habrá una dotación de 2,74 millones para que ACNUR se encargue de la respuesta primaria a los recién llegados.

Una tímida respuesta de la UE, siempre criticada por los activistas pro derechos humanos por su tendencia, dicen a afrontar tarde y mal el problema.

Y para los migrantes, que han visto transformarse su primer paso en Europa en su primera prisión, cada minuto cuenta.

Un artículo sensacionalista dio una voz de alarma que nadie escuchó. Fue, eso sí, por las razones equivocadas y con una perspectiva que levantó la indignación unánime de los lectores, sobre todo del sur de Europa. El Daily Mail publicaba en mayo unas fotos torticeras de la principal ciudad de Kos contando una supuesta ‘invasión’ de refugiados que ‘molestaba’ sobre todo a los turistas británicos que con tanto esfuerzo se habían ganado sus vacaciones (sic).

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