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Transexuales desde los 8 años
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Una problemática invisible busca solución

Transexuales desde los 8 años

Noruega ha propuesto dejar que los mayores de 7 años puedan cambiar de nombre y género en los documentos oficiales. Dinamarca, Argentina o Malta también dan pasos para facilitarles las cosas

Foto: Colombia facilita el trámite legal para cambiar el género de transexuales. (EFE)
Colombia facilita el trámite legal para cambiar el género de transexuales. (EFE)

Cada vez se habla más de los menores transexuales. En los últimos meses, han salido a la luz varios casos en España. Emma, Patri, Ariel, Daniela son los nombres de algunos de esos niños que han ido apareciendo en distintos medios de comunicación. Tienen entre 6 y 13 años. Nacieron con los genitales de un sexo, pero se identifican con el otro. Son niños en cuerpos de niñas. Niñas en cuerpos de niños. Una identidad que, en décadas pasadas, ellos mismos habrían intentado silenciar hasta la edad adulta por miedo a ser rechazados o incluso castigados por sus propias familias.

Hoy, la realidad es otra. La sociedad ha cambiado y la mayor apertura y comprensión de los padres hace que una parte de estos niños, aunque no todos, puedan mostrarse en público de acuerdo al género con el que se identifican. Probablemente, no es que ahora haya más niños así, sino que la presión social es algo menor y esto hace que se atrevan a exteriorizar lo que les pasa a edades más tempranas.

Aun así, no son pocas las dificultades a las que se enfrentan. Los prejuicios y el estigma siguen estando a la orden del día. Lograr que su propia familia los acepte es un primer paso. Pero luego, todavía les queda la escuela, la calle, el vecindario. Algunos centros escolares se niegan a dejarles utilizar el baño correspondiente al género con el que se identifican y la ley actual les exige esperar hasta los 18 años para poder cambiar de nombre y género en el DNI.

En busca de una solución legal

El estrés y riesgos para la salud psíquica y emocional que estas situaciones comportan están llevando a algunos países, aunque todavía pocos, a tomar cartas en el asunto. El último es Noruega, cuyo Gobierno presentó hace unas semanas una propuesta para permitir que los menores puedan cambiar de nombre y género en su documentación oficial a partir de los 7 años. Un trámite, además, que los mayores de 16 podrán solicitar sin consentimiento paterno.

De ser aprobada, la nueva ley se convertiría en una de las primeras del mundo en reconocer este derecho a niños tan pequeños. Antes, tendrá que superar el trámite parlamentario, aunque sus impulsores aseguran que el consenso político a favor de la reforma es bastante alto.

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(EFE)

Lo cierto es que la ley vigente en el país nórdico, como en otros muchos de Europa, es muy restrictiva. Más allá de tener que ser adultos, los transexuales que quieran solicitar un cambio de nombre y género en documentos como el carné de identidad o el pasaporte, tienen que someterse antes a una esterilización, una intervención quirúrgica muy invasiva e irreversible.

Dicha legislación ya tiene 60 años y, en palabras del ministro de Sanidad, Bent Høie, resulta “inaceptable” para cualquier sociedad moderna.

Su proyecto, por el contrario, propone no sólo eliminar el requisito de la operación quirúrgica sino que también exime a los solicitantes de tener que seguir cualquier otro tratamiento. Es decir, los transexuales que lo deseen, tanto niños como adultos, podrán solicitar el cambio de nombre y género en sus documentos identificativos sin tener que aportar ningún informe médico o psicológico que demuestre que su identidad sexual es distinta a la que se les asignó al nacer. Una modificación, por lo demás, que podrán volver a cambiar en cualquier momento.

Høie, que en un comunicado califica el paso de “histórico”, destaca que la nueva ley hará que sea “el individuo y no el servicio de salud” el que decida cuándo una persona ha cambiado su género legal. Un enfoque que, en su opinión, “valora la libertad personal” y “fortalece los derechos humanos”. Eso sí, para someterse a una operación quirúrgica de cambio de sexo, los transexuales tendrán que seguir esperando hasta los 18 años.

La situación en España

Desde la fundación Daniela, cuyo objetivo es luchar contra la discriminación de los menores trans en España, Isidro García aplaude la iniciativa noruega y destaca la “despatologización” que supone de la transexualidad, una identidad de género que muchos países siguen catalogando como una enfermedad.

Aunque la ley española aprobada en 2007 avanzó en algunos puntos, en nuestro país, los transgénero siguen necesitando un diagnóstico médico de disforia de género para poder cambiar su nombre y género en el DNI. Además, deben haberse sometido a un tratamiento hormonal de al menos dos años para acomodar sus características físicas a las que corresponden al otro sexo, aunque esto no implica tener que someterse a una cirugía de reasignación sexual.

Pero quizá es en el tema de los menores donde la propuesta noruega es más novedosa. En España, para solicitar un cambio de nombre en el Registro Civil, hay que ser mayor de edad. Aun así, algunos menores, unos 20 en todo el territorio nacional, también lo han logrado. Para ello, no obstante, han tenido que optar por la vía judicial, acogiéndose a la cláusula que permite el cambio de nombre por “uso habitual”. A otros, sin embargo, el juez se lo ha denegado.

García asegura que esta circunstancia hace que los niños se vean expuestos a mucho estrés y ansiedad. Nos explica que, hace poco, un niño de 8 años que acude a su fundación le preguntó cuándo podría cambiar su nombre en el DNI y al responderle que a los 18 años, el pequeño exclamó desesperado: “Pero, entonces, hasta los 18 años, ¿no voy a existir?”.

La transexualidad todavía se conoce poco y algunos opinan que un niño de 7 años es demasiado pequeño para poder tomar una decisión sobre su género. García considera que, probablemente, las personas que piensan así nunca han conocido a un niño trans. “La transexualidad no es una elección, sino una identidad. Y la identidad no se elige”. Por el contrario, si no se permite a esos menores expresarse en libertad tal como se ven a ellos mismos, “nos arriesgamos a que esto les genere traumas y consecuencias graves para su salud mental”.

Un estudio realizado el año pasado, por ejemplo, demuestra que los niños y adolescentes trans son 10 veces más vulnerables al suicidio que el resto de la población y que, en gran medida, esto se debe a la discriminación e incomprensión que sufren en su entorno.

Los niños y adolescentes trans son 10 veces más vulnerables al suicidio, en gran medida, por la discriminación e incomprensión en su entorno

Por otro lado, García destaca que la mayor parte de las personas transgénero adultas aseguran que lo saben desde que eran niños. Para muchas, el no haberlo podido exteriorizar o el haber sido rechazados precisamente por hacerlo, hizo que su infancia fuera terrible.

Entre los 2 y los 3 años, de hecho, es cuando se empieza a tener consciencia de la propia identidad sexual. “Dejar que todos los niños se muestren al mundo tal y como son, sin prejuicios ni encorsetamientos, no puede hacer otra cosa que beneficiarles”, subraya García.

Probablemente, la parte más difícil llega con la adolescencia, con el desarrollo sexual y los cambios físicos que esto conlleva. La aparición de los pechos y la regla para las chicas que se saben chicos o de la barba y la voz grave para los chicos que se saben chicas, suele ser un proceso doloroso.

Para evitarlo, está la opción de suministrarles bloqueadores hormonales, que frenan el desarrollo de la pubertad. Es un tratamiento completamente reversible. Pero, en España, sólo está financiado por la seguridad social en unas pocas comunidades. En la mayor parte del territorio nacional, los menores tienen que acudir a la sanidad privada.

El camino por recorrer

Desde la fundación Daniela están recogiendo firmas para que todo esto cambie. Una ley integral que haga más fácil defender los derechos del colectivo transexual, que suele ser el más discriminado de las minorías sexuales, recuerdan.

Según un estudio reciente, el 54% de las personas trans aseguraron haberse sentido discriminadas a lo largo del último año. Una triste realidad que está empezando a cambiar. La propuesta noruega no es la única. La vecina Suecia estudia una reforma parecida y ya son varios los países que en los últimos tiempos han aprobado leyes más favorables como Dinamarca, Malta, Irlanda o Argentina. Tras las conquistas del colectivo homosexual en distintas partes del mundo, parece que ha llegado la hora de los trans.

Cada vez se habla más de los menores transexuales. En los últimos meses, han salido a la luz varios casos en España. Emma, Patri, Ariel, Daniela son los nombres de algunos de esos niños que han ido apareciendo en distintos medios de comunicación. Tienen entre 6 y 13 años. Nacieron con los genitales de un sexo, pero se identifican con el otro. Son niños en cuerpos de niñas. Niñas en cuerpos de niños. Una identidad que, en décadas pasadas, ellos mismos habrían intentado silenciar hasta la edad adulta por miedo a ser rechazados o incluso castigados por sus propias familias.

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