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Tsipras tendrá que hacer la revolución… en su Gobierno
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EL CAMBIO DE ESTRATEGIA DESTROZA LA COALICIÓN

Tsipras tendrá que hacer la revolución… en su Gobierno

El cambio de estrategia del primer ministro en las negociaciones con los acreedores ha destrozado la coalición de gobierno. Tsipras afronta su primera reforma: expulsar a los díscolos de Syriza

Foto: El primer ministro griego, Alexis Tsipras, habla con la canciller alemana, Angela Merkel, durante la cumbre en Bruselas (Efe).
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, habla con la canciller alemana, Angela Merkel, durante la cumbre en Bruselas (Efe).

El Gobierno de Atenas empieza a sufrir el desgaste de seis meses de resistencia. La claudicación final ante los poderes de Bruselas, Fráncfort y Washington (Comisión, BCE y FMI), que han terminado ganando el pulso de facto planteado por Syriza desde su victoria en enero, obligará a Alexis Tsipras a reformar su Ejecutivo si quiere seguir en el poder sin acudir a las urnas. Este lunes los líderes europeos han logrado un acuerdo sobre el futuro de Grecia.

El referéndum, ganado con un abrumador 61% de los votos, muy por encima de todas las estimaciones, no sirvió finalmente para reforzar su posición de cara a la negociación. Por el contrario, acabó con un ministro fundido -Yanis Varufakis, azote del Eurogrupo y gran generador de titulares- y una propuesta de recortes de 13.000 millones de euros que, sin embargo, son seguramente las primeras de muchas más medidas que Atenas deberá llevar a cabo. Y si algo es seguro es que con esta coalición de gobierno será imposible.

El ministro de trabajo afirma que habrá elecciones

El ministro de Trabajo griego, Panos Skurletis, anunció hoy que habrá elecciones anticipadas a lo largo de este año, y que hasta entonces o bien habrá un Gobierno de amplia coalición o bien se buscarán apoyos puntuales de la oposición para poder aplicar las reformas acordadas con la eurozona.

"En este momento hay un problema con la mayoría gubernamental", señaló Skurletis en declaraciones a la televisión pública, en alusión a las disidencias internas que ha provocado la negociación con los socios.

Primera reforma: los díscolos, fuera

Tsipras acudió al Parlamento el viernes para pedir que se le dejara ir a Bruselas en busca de un tercer rescate. Una petición humillante para un primer ministro que prometió acabar con la austeridad. Siguiendo el guión, la extrema derecha y el partido comunista se opusieron. A ellos se unieron, en un giro esperado aunque no por ello menos doloroso, diez miembros de la propia Syriza, los identificados con la Plataforma de Izquierda. Entre ellos -algunos se abstuvieron y otros votaron en contra- se encuentran pesos pesados de Syriza, como la presidenta de la Cámara Zoí Konstantopulu (que no presidió la sesión para poder intervenir), el ministro de Energía Panagiotis Lafazanis o el profesor Costas Lapavitsas.

Tras tantos meses de convivencia armónica, las tensiones que minimizaban los seguidores del partido de izquierda radical salieron a flote y el grupo parlamentario quedó -quién sabe si irreversiblemente- dividido.

No obstante, en cuestión numérica el apoyo a Tsipras fue abrumador: 251 votos a favor entre los 300 diputados. Los conservadores de Nueva Democracia, liberal centristas de Potami y los redivivos socialistas del Pasok salieron en ayuda de quien, en campaña electoral, fue su duro azote. Curiosamente, y aunque había anunciado que daría su ‘sí’, entre los que votaron a favor no estuvo el muy buscado Varufakis. Se había retirado a su casa de la isla de Egina a descansar de sus largas jornadas como ministro de Finanzas: todo el trabajo recae ya en los hombros de Euclides Tsakalotos. Como Varufakis, otros seis miembros de Syriza se ausentaron de la votación. En total, 17 díscolos que no estuvieron al lado del primer ministro en un momento tan decisivo.

El ministro de Economía, George Stathakis -considerado del ala moderada de Syriza- llamó el sábado a dimitir por principios a los que, como Lafazanis, se oponen a las medidas de su propio partido: “Si un diputado o miembro izquierdista disiente con las políticas del gobierno… debería seguir las reglas y dimitir de su escaño”, dijo sin cortapisas. Es más, en un artículo muy duro con los ‘disidentes’ en la votación, el diario de Syriza, Avgi, ‘pide’ a Tsipras que haga una profunda reforma en su Gobierno y apunta con nombres y apellidos a la presidenta del Parlamento, insinuando que debería dejar el cargo.

¿Cambio en la coalición? ANEL por Potami

Con este giro copernicano de Syriza hacia la negociación de un tercer rescate, la presencia de ANEL, un partido ultranacionalista cuyo único vínculo con Tsipras es -era- la lucha contra los memorándums, pende de un hilo. El primer ministro se podría volver hacia un aliado pro memorándum y cambiar 13 diputados por los 17 de Potami.

Stavros Theodorakis, experiodista y ansioso por entrar en el Gobierno tras las elecciones, se ha ido distanciando con el paso de los mesesdel primer ministro, llegando a uno de sus puntos de máxima tensión cuando en la votación para aprobar la convocatoria de la consulta acusó a los 149 diputados de Syriza de “no haber trabajado nunca” para revuelo de la sala. Pero tras la reunión de los líderes de los partidos el día después del referéndum ha vuelto a colocarse en su órbita y parece que estaría dispuesto a servir de ‘pata’ del Gobierno izquierdista (exradical).

Un obstáculo para este cambio será que Theodorakis despierta bastante rechazo entre muchos votantes de base de Syriza y Tsipras se arriesga a alienar a sus bases. Estos votantes acusan al experiodista de ser una marioneta de los oligarcas que controlan las cadenas de televisión -por ejemplo Mega, donde presentó su célebre programa Protagonistes- y que ahora le dictan las órdenes. Una impresión en la que su programa a favor de la empresa privada no ayuda.

Theodorakis también ha sido carne de cañón de muchos activistas de Syriza por su astronómico sueldo cuando trabajaba en la cadena pública ERT, que llegó a ascender a unos 24.000 euros al mes. Incluso se le ha acusado desde el propio periódico Avgi de ser “correa de transmisión” de los poderes fácticos. Además las cacareadas amistades del líder de Potami con varios líderes europeos le han puesto en el punto de mira de los que piensan que desde Bruselas se pretende “dar un golpe de estado” para derrocar al ejecutivo e instaurar a un tecnócrata, como Monti en Italia o Papadimos en la propia Grecia, y que quieren usar a Theodorakis de catalizador.

Syriza obtendría hoy la mayoría absoluta

Con todo, Alexis Tsipras no tiene nada que temerle a unas elecciones anticipadas. Su apoyo no deja de crecer a pesar de las duras medidas de ajuste presentadas en el Parlamento. En una reciente encuesta de MetronAnalysis para el respetado portal económico heleno Macropolis, Syriza obtendría el 38,5% de los votos, lo que le daría acceso a una holgada mayoría absoluta. Nueva Democracia bajaría hasta el 19,1%, Potami también descendería al 5.3%, igual que Amanecer Dorado (4,3%) y el ΚΚΕ (Partido Comunista), que sacaría el 3,8%. El único que podría incluso ascender es el Pasok (4,2%). Parece ser que cuanto más se quiere domar a Tsipras en Bruselas, más griegos se ponen detrás de su primer ministro.

El Gobierno de Atenas empieza a sufrir el desgaste de seis meses de resistencia. La claudicación final ante los poderes de Bruselas, Fráncfort y Washington (Comisión, BCE y FMI), que han terminado ganando el pulso de facto planteado por Syriza desde su victoria en enero, obligará a Alexis Tsipras a reformar su Ejecutivo si quiere seguir en el poder sin acudir a las urnas. Este lunes los líderes europeos han logrado un acuerdo sobre el futuro de Grecia.

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