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¿Televisión pública o teleSyriza? Cinco dudas razonables sobre la reapertura de ERT
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miedo a las 'vendettas' profesionales

¿Televisión pública o teleSyriza? Cinco dudas razonables sobre la reapertura de ERT

Syriza salva a gran parte de la plantilla de la cadena. ¿Supone esto una victoria para la democracia o un gasto innecesario en "una máquina de crear enchufes"? Respondemos a cinco cuestiones claves

Foto: El primer ministro griego, Alexis Tsipras, en los monitores durante la primera emisión tras la reapertura de ERT, el 11 de junio en Atenas (Reuters).
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, en los monitores durante la primera emisión tras la reapertura de ERT, el 11 de junio en Atenas (Reuters).

¿Una victoria para la democracia o un gasto innecesario de recursos en un momento delicadopara la economía griega? La vuelta de las letras ERT a la moscade la televisión pública ha sido acogida con euforia por los seguidores de Syriza y con escepticismo por la oposición. Muchos temen que la vuelta de la gran parte de la plantilla de la cadena pública ‘salvada’ por Syriza no esté motivada para criticar al Gobierno que, tras dos años de desempleo, les ha devuelto la esperanza. Además está el miedo a las vendettas profesionales y, sobre todo, a la ineficiencia endémica que, antes del cierre, ya hacía que muchos griegos la consideraran una máquina de tragar dinero y de crear puestos redundantes y enchufes. Para muchos otros es una gran victoria de la izquierda sobre el ‘sistema’.

¿Quién tiene razón? Vamos a responder cinco cuestiones clave para entender si la televisión pública será de unos pocos o de todos.

¿Por qué esa euforia por la apertura de ERT?

Lo que no se le puede reprochar a Syriza en este asunto es falta de coherencia: fue una de las promesas de lacampaña de la izquierda radical desde que el ex primer ministro conservador Andonis Samarás cerrara de manera ominosa la cadena de radiotelevisión pública justo un 11 de junio de 2013. Su argumento, que costaba demasiado -unos 300 millones de euros al año- no convenció ni dentro de sus propias filas en Nueva Democracia, y sirvió para apuntalar su derrota y la imagen de primer ministro autoritario y con pocos escrúpulos. ¿Por qué? Porque si bien muchos periodistas y no periodistas consideraban que ERT debía ser reformada para evitar el derroche, despedir a toda la plantilla, unas 2.600 personas, para abrir un nuevo medio, NERIT, fue considerada una medida radical. Además de las formas: por decreto, sin debate y con redada policial incluida que terminó con un cierre con candado de la verja exterior, una imagen simbólica, como si los que se atrincheraron en su propia redacción fueran ‘okupas’.

Hasta la troika se mostró sorprendida por esa tajante decisión: aseguraron en un comunicado oficial que ellos “no lo habían pedido”. Ninguno de sus socios de Gobierno, ni PASOK eIzquierda Democrática, la apoyó. Y para acabar de rematar el despropósito la selección de personal de la nueva cadena se reveló como igual o más corrupta que la que se criticaba en ERT.

La fiesta del jueves por la noche en la sede de la reabierta cadena sonaba a resarcimiento... y a alivio por volver a su puesto de trabajo, pero sobre todo a esto primero: a victoria sobre las medidas de austeridad, una victoria sobre los Gobiernos que firmaron los memoranda. Y por eso quizás la presencia de autoridades fue abrumadora: el primer ministro Alexis Tsipras, llegó directamente de Bruselas. Varufakis y su mujer, la artista Danae Stratou estuvieron presentes. La presidenta del Parlamento -y una de las más combativas en su momento contra el cierre de ERT-Zoí Konstandopulu estuvo casi todo el día allí. También la gobernadora del Ática, Rena Duru. Es decir los gerifaltes de Syriza al completo arropados por una audiencia entregada entre la que no se oyó ni una discrepancia.

¿Cuál ha sido la situación en estos dos años?

NERIT pasó a ocupar la frecuencia de ERT y con una plantilla reducida -sacada de empleados de ERT pero también de externos- comenzó a emitir una programación que se podría calificar de ‘bajo presupuesto’. Mientras una gran parte de los despedidos se reunían entorno a ERT Open, declarada heredera de la tele pública, y comenzaban a emitir por internet con apoyo de EBU. Desde el principio la nueva pública estaba condenada: no sólo se acusó -con razón muchas veces- de ser vocera del Gobierno liderado por Nueva Democracia y del primer ministro, sino que los miembros de Syriza boicotearon desde el primer segundo las emisiones y no acudían a las invitaciones de los periodistas de esa casa.

¿Es posible que ERT se convierta el teleSyriza?

Todavía es pronto, pero sería lógico que los periodistas de ERT no tengan ninguna animosidad contra el Ejecutivo que les ha devuelto el trabajo. Aunque, desde luego, no es la intención de los nuevos responsables. Tsipras dijo el jueves que la reapertura era una “celebración de la democracia” y que ERT “no ha sido reabierta por el Gobierno, sino por la lucha de sus empleados”. El presidente del nuevo ente público -un puesto honorífico- es un conocido cantante, Dionisis Tsaknís, y ha asegurado que él velará porque la cadena sea objetiva. Y el nuevo ‘hombre fuerte’, Lambis Tagmatarjis, tampoco es sospechoso de tener carné del partido: muchos miembros de Syriza -sobre todo del ala izquierdista- protestaron por su nombramiento, ya que fue director de ERT con Yorgos Papandréu... "el que firmó el memorándum".

Lo que sí parece claro es que va a ser difícil evitar la tensión entre los que han estado ‘fuera’ y los de ‘dentro’ -los de NERIT-. El riesgo de ser considerados como ‘esquiroles’ es muy alto y los ostracismos profesionales podrían no tardar en llegar. Fuentes internas de ERTconsultadas por El Confidencial aseguran que la incorporación ambos grupos en la misma redacción no va a ser fácil.

¿Cómo ha sido el primer día de ERT?

El primer programa, a las 6 de la mañana, fue una introducción presentada por Nikos Angelidis y Vasilikí Haina. Conteniendo la emoción que se fue escapando en diversos momentos durante toda la jornada, comenzaron entrevistando al líder del sindicato de la cadena, que estuvo hablando sobre su lucha hasta su vuelta a las ondas. Tras él, a las ocho, la presidenta del Parlamento tuvo su momento. Haina le preguntó: “no es un cumplido pero, ¿cómo encuentras fuerza para librar las batallas de cada día? No creo que mucha gente pudiera hacerlo”. Una pregunta quizás aduladora y complaciente para un político en un momento como el que se encuentra Grecia.

El primer día en el aire ha sido también criticado por ‘ombliguista’ y dedicar la mayor parte del tiempo sí misma mientras en Bruselas se jugaba de nuevo una partida fundamental en las negociaciones. Ninguno de los presentadores de las noticias -en este jueves solamente hubo talk shows e informativos- eran los que, hasta hace dos días, presentaban en NERIT. En los próximos días se espera que se amplíe la programación.

En definitiva, una jornada reservada a las lágrimas de muchos de los periodistas que volvían ante las cámaras y de críticas muy duras, sin cortapisas, al Gobierno anterior. En un lenguaje que no hace augurar que vayan a ser muy condescendientes con el actual primer partido de la oposición. Ni una sola voz contra nada de lo que ha hecho Syriza.

¿Cómo va a pagar Grecia ERT?

A diferencia de la televisión española, la griega funciona a través de un ‘canon’ que se paga en la factura de la electricidad. El engrosamiento del ente público que supone la reapertura de ERT podría de buen grado hacer aumentar asimismo el canon, lo que, huelga decir, no será fácil de vender para el Gobierno en una situación económica por la que pasan muchas familias.

¿Una victoria para la democracia o un gasto innecesario de recursos en un momento delicadopara la economía griega? La vuelta de las letras ERT a la moscade la televisión pública ha sido acogida con euforia por los seguidores de Syriza y con escepticismo por la oposición. Muchos temen que la vuelta de la gran parte de la plantilla de la cadena pública ‘salvada’ por Syriza no esté motivada para criticar al Gobierno que, tras dos años de desempleo, les ha devuelto la esperanza. Además está el miedo a las vendettas profesionales y, sobre todo, a la ineficiencia endémica que, antes del cierre, ya hacía que muchos griegos la consideraran una máquina de tragar dinero y de crear puestos redundantes y enchufes. Para muchos otros es una gran victoria de la izquierda sobre el ‘sistema’.

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