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Syriza (re)inventa la amnistía fiscal de izquierdas
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¿QUÉ PERSIGUE VARUFAKIS CON SU PROPUESTA?

Syriza (re)inventa la amnistía fiscal de izquierdas

Varufakis rompe otro tabú de la izquierda. La clave es qué hay detrás de su propuesta: ¿un giro copernicano en las políticas de Syriza, una ley recaudatoria justa o una medida desesperada?

Foto: Un hombre sostiene una pancarta en la Plaza Syntagma de Atenas, el 4 de mayo de 2015. (Reuters)
Un hombre sostiene una pancarta en la Plaza Syntagma de Atenas, el 4 de mayo de 2015. (Reuters)

Una propuesta del todo inesperada y sorprendente surgió hace menos de una semana de la reunión entre el ministro de Finanzas Yanis Varufakis, Jacques de Watteville, secretario de Estado del departamento de Finanzas de Suiza, y Panayiotis Nikoludis, secretario de Estado griego para combatir la corrupción: nada menos que una amnistía fiscal.

Poco después de ser desplazado de su papel preeminente en las negociaciones con las instituciones (anteriormente conocidas como troika), el díscolo economista ha roto –una vez más– otro tabú de la izquierda con esta idea. ¿Pero qué hay detrás de esta propuesta? ¿Un giro copernicano en las políticas de la izquierda radical, una ley recaudatoria justa o una medida desesperada para recaudar dinero para unas arcas a punto de quedarse vacías? Lo más probable es que un poco de todo.

Buscando dinero desesperadamente

Grecia tiene una necesidad de dinero acuciante mientras no llegue a un acuerdo con el Eurogrupo y la troika. Además de los bonos a corto plazo, tiene que pagar hasta el próximo 19 de junio unos 1.560 millones de euros al Fondo Monetario Internacional en cuatro tramos. Y, a largo plazo, el camino no es más fácil: debe cumplir los objetivos de déficit que el propio Gobierno ha marcado, alrededor del 1,2 - 1,5% de superávit (en el mejor de los casos, esto es, si Syriza consigue convencer a los acreedores de rebajar las exigencias del 3-4%) y para eso necesitará entre 2.000 y 2.500 millones de euros, según calculan los economistas.

Para alcanzar esta ‘cumbre’ presupuestaria, el Ejecutivo podría haber dado ya por descartadas dos de sus promesas más simbólicas, al menos durante este primer año de legislatura: se habla de que podría volver a instaurar el ENFIA –un impuesto sobre propiedades inmobiliarias, incluida la primera vivienda, tristemente famoso entre la población griega porque pertenece a las medidas de austeridad de Andonis Samarás–, y de que ha desechado casi definitivamente la exención de impuestos para las rentas de menos de 15.000 euros al año. Syriza se estaría planteando incluso el aumento de ciertos tipos de IVA, como el turístico.

Aun así, ninguna de estas medidas resulta más dañina para la coherencia de la izquierda radical en Europa que una amnistía fiscal, que, por otro lado, pretende dar el empujón necesario al presupuesto heleno.

Atrás quedaron también los planes de perseguir más fieramente el galopante fraude fiscal de los autónomos y de las grandes fortunas, otro de los grandes mantras de Syriza cuando les preguntaban sobre cómo iban a financiar las medidas contra la crisis humanitaria.

Podemos defiende a Syriza… y critica a Rajoy

La amnistía fiscal decretada en 2012 por el Gobierno de Mariano Rajoy y, sobre todo, los personajes que por allí se colaron para regularizar su dinero se ha convertido en artillería de primera para la oposición, especialmente tras conocerse que uno de estos ‘amnistiados’ era Rodrigo Rato. La posibilidad de que Syriza lleve a cabo la misma medida que el Partido Popular ha desplazado la crítica de Podemos desde el reproche moral al reproche práctico: califica de reprobable la amnistía fiscal patria y, al mismo tiempo, justifica la de sus aliados helenos en un intento de cuadrar el círculo.

Sin embargo, en la formación izquierdista los argumentos están claros. Íñigo Errejón en persona ha sido el encargado de desgranar las “diferencias” entre la de Madrid y la de Atenas. Primero, por la dimensión del país: Grecia representa el 3% del PIB europeo y España el 12%. Para Podemos, además, Tsipras está en una situación de urgencia, lo que justificaría la medida, mientras que nuestro país se encontraba en una posición más “desahogada”. Asimismo, el hecho de que Atenas se plantee gravar seis veces más los capitales regularizados que el Gobierno de Rajoy es un detalle importante. Por ello, el partido evita utilizar el término “amnistía” y calificala medida de “recolecta”. Es “temerario”, concluyen desde Podemos, comparar las situaciones de los dos países. También Izquierda Unida justifica esta jugada de Syriza.

Mientras, desde el PSOE, cuyo líder, Pedro Sánchez, aseguró que prohibiría las amnistías fiscales por ley, aprovechan para arañar votos a Podemos en un momento en el que la sangría de sufragios socialistas hacia otras formaciones parece no tener fin. A ojos del Ejecutivo de Rajoy, la medida es un bálsamo, y Cristóbal Montoro ha utilizado la amnistía de Varufakis para parapetarse en el Congreso ante las críticas.

¿En qué se diferencia de la amnistía del PP?

La verdad es que mientras Syriza no presente su proyecto concreto –que según el propio Varufakis se llevará al Parlamento a principios de verano–faltan detalles para saber exactamente cuál será el alcance de la amnistía griega. No obstante, se puede comparar a grandes rasgos con la española por los datos adelantados.

Varufakis es consciente de que la fuga de dinero de Grecia se enmarca en una tendencia que se remonta al año 2010. Sabe también que, desde el comienzo de la crisis, la liquidez en los bancos helenos ha descendido dramáticamente. Es un hecho que los depósitos de las entidades marcan mes tras mes mínimos históricos. La sospecha –como en tantos otros países–es que gran parte de este dinero acabeen los bancos de sistemas más opacos, como Suiza o Luxemburgo.

Lo que ha trascendido hasta ahora es que el Ejecutivo heleno permitiría declarar los capitales no regularizados sitos en el extranjero –todavía no se sabe si habría que repatriar el dinero– pagando entre un 15 y un 20% de gravamen ‘sin preguntas’ sobre su origen y sin sanciones, que en Grecia pueden alcanzar el 46% del total en caso de ser descubiertos. Tal y como fue planteada, la amnistía española obligaba a tributar al 8-10%, aunque en muchos casos se quedaba en el 3%, como ha denunciado el propio Errejón. En total, nuestro país recaudó unos 1.700 millones de euros de los 3.200 previstos y se regularizaron 40.000. Grecia no ha presentado previsiones.

En febrero, apenas un mes después de formar Gobierno, fue el socio de Tsipras, Panos Kammenos, de Griegos Independientes (ANEL), el que planteó una amnistía en la que los capitales tributaran al 15% y se otorgaran cuatro años de exención de impuestos.

Amnistía no significa éxito... y hay ejemplos

La amnistía fiscal no es un mecanismo demasiado nuevo en la Unión Europea, ni siquiera en épocas recientes, aunque los resultados de las mismas tienden a ser imponderables a priori, incluso con características similares. Aunque sí hay un consenso sobre cuándo se consideran un éxito: es el caso de aquellas que recaudan mucho, incluso más de lo esperado. Y en esta categoría entra la de Italia de 2009-2010, con Silvio Berlusconi en el poder, que aportó al fisco italiano hasta 5.000 millones de euros, cuando la previsión era de 3.000.

El recargo fue entonces muy bajo (5%) y la medida estaba vinculada a la compra de deuda. Parece improbable que esto último pueda ser aplicable a Grecia, dada la bajísima nota de su deuda. Aunque el ejemplo sí puede ser extrapolable en el sentido de que Italia es uno de los países con mayor tasa de evasión fiscal de los países del euro.

Portugal también ha vivido dos ‘poscrisis’:en 2010 y 2012. La primera fue decepcionante y la segunda, exitosa. La del año 2010, más simple, realizó una llamada a declarar capital sin regularizar pagando impuestos del 5%; la de 2012, aunque resultase más ‘cara’ para el defraudador (gravámenes del 7,5%) recaudó más gracias a la firma de acuerdos bilaterales con Suiza, Luxemburgo, Islas Caimán, Panamá, Gibraltar y Singapur, según opinan los expertos. Lisboa consiguió con la primera 83 millones de euros, mientras que en la segunda la cifra final ascendió a 260. Portugal también puede ejercer de espejo de Grecia por el tamaño de sus economías.

Sin embargo, antes de que sea posible analizar la letra de la amnistía fiscal griega, Syriza debe definir sus previsiones de recaudación; con ello, se podrá medir su valía. La presión es mucha, ya que se juega gran parte de su capital político: el ala izquierdista espera el menor error en, a sus ojos, esta deriva ‘hacia el centroderecha’ para intentar devolver al partido a sus raíces; mientras, la oposición también aguarda una oportunidad para quebrar el alto índice de popularidad del Gobierno; y los acreedores esperan impacientes que Atenas encuentre una vía con la que devolver sus deudas.

Una propuesta del todo inesperada y sorprendente surgió hace menos de una semana de la reunión entre el ministro de Finanzas Yanis Varufakis, Jacques de Watteville, secretario de Estado del departamento de Finanzas de Suiza, y Panayiotis Nikoludis, secretario de Estado griego para combatir la corrupción: nada menos que una amnistía fiscal.

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