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Olvida Grecia: la City tiembla con la 'Brexit'
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POR EL REFERÉNDUM QUE HA PROMETIDO CAMERON

Olvida Grecia: la City tiembla con la 'Brexit'

Londres es sede de 250 bancos extranjeros. La mayoría de estas entidades estarían dispuestas a hacer la maleta si se corta el cordón umbilical con Bruselas

Foto: Personal de Lloyd's of London en el edificio de la compañía ubicado en La City londinense, en una imagen de noviembre de 2014 (Reuters).
Personal de Lloyd's of London en el edificio de la compañía ubicado en La City londinense, en una imagen de noviembre de 2014 (Reuters).

Mucho se habla estos días de la posible salida de Grecia de la zona euro. Pero hay otra exit que amenaza con poner en jaque al sistema financiero y que puede empezar a gestarse incluso antes de que la troika decida qué hacer con la deuda helena. La llamada Brexit (salida Gran Bretaña) tiene nerviosa estos días a la City. El premier David Cameron ha prometido que, si gana una segunda legislatura en las elecciones generales del 7 mayo, convocará un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea (UE).

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Londres es sede de 250 bancos extranjeros, que emplean a 160.000 personas. Según algunas de las voces más influyentes, como Gary Cohn, presidente de Goldman Sachs, la mayoría de estas entidades estarían dispuestas a hacer la maleta si se corta el cordón umbilical con Bruselas. Hay motivos, por lo tanto, para que en las oficinas de Liverpool Street el ambiente esté tenso. Y es normal que la preocupación se palpe también en los corrillos de Westminster, porque el sector financiero representa, al fin y al cabo, la quinta parte de la producción anual del país.

Londres es sede de 250 bancos extranjeros, que emplean a 160.000 personas. Según algunas de las voces más influyentes, como Gary Cohn, presidente de Goldman Sachs, la mayoría de estas entidades estarían dispuestas a hacer la maleta si se corta el cordón umbilical con Bruselas

Mats Persson, director del prestigioso think-tank Open Europe, asegura que, de todos los sectores, éste sería el más vulnerable en caso de una salida. “El mercado único está muy bien desarrollado y el Reino Unido tendría dificultades para lograr un acuerdo de reciprocidad con la UE”, señala a El Confidencial. El economista considera que las probabilidades reales que tiene el país de abandonar la UE son de entre el 15 y 25%.

Su centro de estudios viene proponiendo desde hace tiempo una reforma en el bloque, la misma que ahora se ha comprometido a llevar a cabo el primer ministro, por lo que sus análisis son mirados con lupa en Downing Street. “La transformación clave en este ámbito sería que las normas se escribiesen para todos los estados miembros y no sólo pensando en la eurozona, que es lo que ocurre en la práctica”, explica. “En cualquier caso, es mejor estar mejor dentro de una UE reformada que fuera”, matiza.

Según la Confederación de la Industria Británica (CBI, en sus siglas en inglés), la pertenencia a la Comunidad de los Veintiocho aporta al país un valor equivalente al 5% del PIB, alrededor de 78.000 millones de libras al año. En 2013, los servicios financieros británicos combinados con las compañías de seguros tuvieron un superávit de 19.000 millones de libras con la UE.

Donde unos ven riesgo, otros ven oportunidad

El impacto económico total de una posible Brexit es imposible de cuantificar. Aunque la City está dividida porque donde unos ven riesgo, otros ven oportunidad. Los bancos de inversión temen perder el acceso al mercado único, pero ciertos hedge funds -como Odey Asset Management- se muestran muy críticos con una regulación que consideran costosa y les hace perder el tiempo.

La Cámara de Comercio Británica (BCC, en sus siglas en inglés) -que emplean a cinco millones de personas- está a favor de la permanencia, pero ha pedido a la clase política que, si ha de celebrarse un plebiscito, éste tenga lugar cuanto antes. El objetivo es evitar la incertidumbre, tan poca atractiva para los inversores.

La City está dividida porque donde unos ven riesgo, otros ven oportunidad. Los bancos de inversión temen perder el acceso al mercado único, pero ciertos hedge funds se muestran muy críticos con una regulación que consideran costosa y les hace perder el tiempo

Si gana los comicios de mayo, Cameron ha prometido convocar la consulta en 2017, aunque ahora ha dejado la puerta abierta a 2016. En cualquier caso, en virtud de la normativa europea, la salida de un país tiene lugar dos años después de la notificación formal, lo que dejaría durante 24 meses al Reino Unido en una especie de limbo.

Según Persson, si ganan los laboristas también se acabará convocando un plebiscito, “porque las relaciones con Bruselas es un asunto que se tiene que dejar ya zanjado y los políticos saben que cuanto más tiempo pase es peor”.

El mejor socio comercial de un gran contribuyente

Hasta ahora no hay precedente de que un miembro del tamaño del Reino Unido haya abandonado el hoy tan cuestionado proyecto europeo. Argelia dejó la Comunidad Económica Europea cuando se independizó en 1962, los 56.000 residentes de Groenlandia se marcharon en 1985, la colonia caribeña francesa de San Bartolomé salió oficialmente en 2012... Sin embargo, ninguno de estos casos se puede comparar con un país de 65 millones de personas que aporta a las arcas europeas alrededor de 12.000 millones de libras al año. Sí, en efecto, las islas británicas son un gran contribuyente. Pero hay que tener también en cuenta que la UE es su principal socio comercial. Aporta más de 400.000 millones de libras a la economía británica.

“Hay mucho en juego y con el ejemplo tan reciente del referéndum escocés hemos visto que la gente, llegado el momento, evita escenarios de incertidumbre. El pueblo británico es euroescéptico, pero cuando todos estos datos se ponen sobre la mesa la mayoría optan por mantener el estatus quo”, explica Persson. “Aunque también se puede hacer otra lectura. Si la economía británica sigue creciendo y la eurozona sigue sumida en crisis, quizá la seguridad se contemple con una salida y no con la permanencia”, añade.

El experto pone el ejemplo de Suiza y Noruega, dos países muy similares. Ninguno es miembro de la UE, pero en la década de los 90, mientras el primero quiso estrechar sus relaciones con Bruselas, el segundo mantuvo distancias. ¿La razón? La economía noruega en aquel momento era potente y los ciudadanos temían ponerla en riesgo entrando en un proyecto que veían difuso.

“A Londres no le compensa”

En caso de una salida, según Persson, el Reino Unido tendría que crear un nuevo modelo, ya que los actuales no convencen. Noruega, Islandia y Liechtenstein son miembros del Espacio Económico Europeo y de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC). “A Londres no le compensa. Debería de pagar una cuota para mantener el acceso al mercado interior de la UE, pero perdería toda influencia formal sobre una legislación que tendría que poner casi en su totalidad en práctica”, explica.

La segunda opción sería seguir los pasos de Suiza y solicitar la adhesión solo la AELC para firmar acuerdos bilaterales. Pero los analistas consideran este escenario complejo e incluso defectuoso, por lo que es poco probable que fuera una opción viable. Por otra parte, está el derecho a la libre circulación de personas, una de las cuestiones en las que más crítico se ha mostrado Cameron, quien llegó incluso a plantear poner un veto a personas de otros Estados europeos, principalmente de Bulgaria y Rumania.

La preocupación ante la inmigración por parte de la opinión pública explica en gran parte la radicalización del discurso del primer ministro. Los tories siempre han mimado a la City -y está claro que no quieren poner en riesgo sus intereses-, pero se han visto amenazados con la popularidad del euroescéptico UKIP.

Cerca de 1,8 millones de ciudadanos británicos viven en la actualidad en otros países de la UE, un millón de ellos en España. Según el último sondeo publicado por OnePoll, un 55% de los británicos opina que al país “le iría bien” fuera de la UE, y entre un 34 y un 40% no se cree las advertencias de algunos políticos y la comunidad empresarial de que la salida del bloque causaría desempleo y una caída en la inversión.

Por otra parte, un 60% de los encuestados es partidario de que se imponga un límite a la entrada de comunitarios, mientras que el 23% desea la prohibición total de la inmigración. Eso sí, un 61% considera que los británicos deben tener libertad para vivir y trabajar en cualquier lugar de la UE.

Mucho se habla estos días de la posible salida de Grecia de la zona euro. Pero hay otra exit que amenaza con poner en jaque al sistema financiero y que puede empezar a gestarse incluso antes de que la troika decida qué hacer con la deuda helena. La llamada Brexit (salida Gran Bretaña) tiene nerviosa estos días a la City. El premier David Cameron ha prometido que, si gana una segunda legislatura en las elecciones generales del 7 mayo, convocará un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea (UE).

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