La ciudad a escala humana, ante el futuro

Son casi un millón y medio de habitantes en 200km² que se extienden a orillas del Río de la Plata, con 13 km de playas de arena, numerosos espacios arbolados y aire respirable. Montevideo es la ciudad con mejor calidad de vida de América del Sur, de acuerdo con un análisis de la consultora Mercer Human Resource Consulting; una clasificación que tiene en cuenta la estabilidad interna, la tasa de delitos, la eficacia en el cumplimiento de la ley y la oferta sanitaria.

La infraestructura montevideana dispone de todos los servicios que necesita una urbe de sus dimensiones pero, al mismo tiempo se enfrenta a los desafíos propios del crecimiento económico, como la imperiosa necesidad de implementar una gestión eficiente de los crecientes residuos sólidos, producto del incremento del consumo, y la urgencia de regular el tráfico, que cada día se torna más denso.

Montevideo se enfrenta a los desafíos propios del crecimiento económico, como la imperiosa necesidad de implementar una gestión eficiente de los residuos sólidos y la urgencia de regular el tráfico

Toda la población de la ciudad tiene acceso al agua potable, suministrada por las Obras Sanitarias del Estado (OSE), el ente autónomo encargado de proveer este vital elemento en todo el territorio. El río Santa Lucía es la fuente de agua que abastece Montevideo, un afluente del Río de la Plata que cuenta con la planta de potabilización y bombeo en la localidad de Aguas Corrientes (a 56 km de la capital), cuya capacidad alcanza para abastecer a 1.700.000 habitantes. La valoración del agua por parte de los ciudadanos es buena. De acuerdo con la encuesta de satisfacción de usuarios realizada este año por la URSEA (el organismo estatal que entre otros cometidos tiene controlar la calidad del agua), el 79% de los montevideanos está satisfecho con el suministro de agua y apenas un 5% se encuentra desconforme.

Pese a la aprobación ciudadana, el marzo pasado hubo un hecho que hizo saltar las alarmas: el agua que salía de los grifos de los hogares montevideanos tenía mal olor y sabor. El motivo, se supo después, había sido la acumulación de algas en el río que culminaron concentradas en la represa de la usina de Aguas Corrientes. Pero su presencia en el agua no se debió al alzar, sino a las actividades humanas: los nutrientes vertidos por el sector industrial y el lácteo.

En un escenario de incremento exponencial de la producción en el país, el Ministerio de Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA) ha desarrollado un plan de acción para la protección de la calidad ambiental y las fuentes de agua potable en la cuenca del Santa Lucía. Entre otras medidas, establece “la implementación de un programa sectorial que mejore el cumplimiento ambiental de vertidos de origen industrial en toda la cuenca hidrográfica de Santa Lucía y exigir la reducción del nivel de DBO, nitrógeno y fósforo”. Sin embargo, jerarcas del Ministerio ya han anunciado que la implementación de estos controles no es sencilla y que llevará tiempo.

Energías limpias

En los últimos años, Uruguay pasó de ser un país mayormente dependiente de los combustibles fósiles (recurso que no está disponible en el territorio) a contar con un 50% de la matriz energética en base a energías renovables: eólica, hidráulica, solar y de biomasa. Con esta trasformación, el país se ha convertido en el tercero de la región en energías limpias, después de Chile y Brasil, de acuerdo con el Climascopio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID); y se encuentra entre las naciones líderes en términos de inversión por unidad de PBI destinada a electricidad y combustibles de fuentes renovables, según el Informe de la REN21.

En los últimos años, Uruguay pasó de ser un país mayormente dependiente de los combustibles fósiles a contar con un 50% de la matriz energética en base a energías renovables

En el ámbito doméstico y en sintonía con los alineamientos del país, la empresa estatal que suministra la energía eléctrica hace dos años que promueve el Plan Solar, una política que estimula la instalación de calentadores de agua solar con incentivos que llevan a un ahorro del 20% anual en la tarifas. Cerca de 1.200 hogares de Montevideo se han suscrito a esta propuesta.

También en concordancia con los planes nacionales de obtener energías limpias, al tiempo de resolver el problema de residuos sólidos que tiene la capital uruguaya, se proyecta la creación de una planta de termovalorización de residuos con el fin de producir energía a partir del tratamiento de los residuos sólidos urbanos. La planta se ubicará en el sitio actual de disposición final de basura en Montevideo (ubicado en la calle Felipe Cardozo, al noroeste de la ciudad), tardará cerca de dos años y medio en construirse y podrá absorber más del 80% de la basura de Montevideo. El 20% restante será para reciclaje.

Pero uno de los desafíos mayores para una ciudad que se hizo a escala de los seres humanos y no de los coches es la reducción del parque automovilístico, que en los últimos 10 años pasó de tener 250.000 a 450.000 unidades. Un incremento que genera grandes embotellamientos en las horas pico y enlentecimiento de los viajes. Al mismo tiempo, el transporte público es lento, incómodo, caro e impuntual. No ayuda a desestimular el uso del coche. En este marco, el plan de movilidad urbana de la Intendencia de Montevideo busca mejorar la eficiencia y velocidad del sistema de transporte público a partir de la construcción de carriles preferenciales, terminales de autobuses, sistemas de software para sincronizar los semáforos y renovación de la flota. Sin embargo, el problema, hasta el momento, no se ha solucionado. Está por verse si el próximo Gobierno capitalino logra resolverlo. Lo que parece ser un hecho es que el partido político que en su campaña de cara a los comicios municipales de mayo de 2015 incluya propuestas para mejorar el tránsito se llevará unos cuantos votos.