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Chile se convierte en una sede mundial de la Eficiencia Energética
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CONSUMIR MENOS MANTENIENDO EL NIVEL DE VIDA

Chile se convierte en una sede mundial de la Eficiencia Energética

En Chile urge implantar políticas energéticas que aumenten la producción para satisfacer la demanda creciente de energía fruto de su crecimiento económico

Foto: Líneas de alta tensión en el borde de la autopista de Puchuncavi, al noroeste de Santiago de Chile (Reuters).
Líneas de alta tensión en el borde de la autopista de Puchuncavi, al noroeste de Santiago de Chile (Reuters).

“No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”. El refranero siempre deja grandes dosis de realidad en una ínfima frase, aunque ésta sea difícil de encajar. Los tiempos están cambiando. Es algo que no se puede negar. Las nuevas tecnologías no han hecho más que mostrar la punta de un iceberg que se antoja inmenso. Los avances en medicina, educación y en demás ramas del conjunto de la sociedad van aflorando al igual que se empieza a mostrar cuál podría ser el ‘nuevo’ orden mundial.

Para lo bueno, y también para aspectos menos amables, no sólo se está alterando lo fabricado por el ser humano. La Tierra también ha mostrado sus cambios a través de climas más extremos. Algo que todavía parece que no se acaba de creer. El cambio climático cada vez tiene más fuerza. No queda otra que adaptarse.

Por ello, las naciones están haciendo unos esfuerzos monumentales para encontrar formas novedosas que permitan hacer del mundo un lugar mejor. Una de esas soluciones corresponde a las siglas EE o preferiblemente, Eficiencia Energética. “Cumple a la perfección los tres principales criterios que ha de tener una política energética: Seguridad del Suministro, Competitividad y Respeto Medio Ambiental”, así lo explica Darío Pérez, gerente de Eficiencia Energética de Latinoamérica. La empresa para la que trabaja, Creara, lleva desarrollando proyectos en el Mercado Chileno desde hace cuatro años. “Prueba de ello es que hemos desarrollado proyectos desde el año 2010 en el país”, agrega.

Desde carreteras y túneles a ferrocarriles y aeropuertos

Uno de los países que está llevando a cabo un mayor esfuerzo en ese cambio, o mejor dicho, en esa evolución forzosa es Chile. Empresas españolas como FCC Construcción se han embarcado en un sinfín de proyectos desde hace dos años que abarcan todos los ámbitos de la construcción. Desde instalación de placas solares a la edificación residencial.

Chile es un país donde urge implementar políticas energéticas que aumenten la producción para satisfacer la demanda creciente de energía fruto de su crecimiento económico

Chile es un país donde urge implementar políticas energéticas que aumenten la producción para satisfacer la demanda creciente de energía fruto de su crecimiento económico. Pero además, su particular geografía hace que el transporte de la misma sea algo muy complejo.

Eso supone desde obras civiles como carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, obras hidráulicas o túneles, además de proyectos relacionados con la edificación residencial y no residencial. Para ser más académicos, la llamada eficiencia energética trata el conjunto de acciones que permiten optimizar la relación entre la cantidad de la energía consumida y los productos y servicios finales obtenidos. Por eso, ser eficientes con el uso de la misma significa “hacer más con menos”.

Algo que siempre se ha confundido con la idea de ahorrar energía. No tiene nada que ver, ya que eso sería dejar de utilizarla o consumir menos de ella. El asunto no va por aquellos caminos que pretenden que seamos austeros también con el consumo de la energía, sino usar lo mismo de una manera más eficiente. Algo que nos permite realizar todas nuestras actividades con un ahorro de dinero significativo que produce ventajas en términos también medioambientales. “Debemos entender que la eficiencia energética es la reducción del consumo de energía sin disminuir nuestra calidad de vida. En definitiva, es lograr hacer las mismas, e incluso más actividades pero consumiendo menos”, asevera Diego Lizana, director de la Agencia Chilena de la Eficiencia Energética (AChEE).

Gracias a ello, se ha logrado disminuir y controlar los costos de producción de manera sostenible con el medio ambiente. De ahí su importancia, ya que tiene beneficios a corto, medio y largo plazo e impacta transversalmente al ciudadano común y la actividad productiva. “Todos ganamos con la eficiencia energética. Las empresas porque recuperan su inversión, el ciudadano porque puede ahorrar dinero y sobre todo, contribuye a cuidar el medio ambiente, porque cuando se usa de manera eficiente contribuimos a tener un mejor futuro”, agrega Diego Lizana.

Ahora mismo, hay muchos ámbitos en los que las condiciones de vida de las personas están mejorando a través de las prácticas y de los planteamientos adecuados que llevan a un uso de la energía más elaborado y desarrollado con el fin de que no se desperdicie. Uno de los ejemplos más plausibles y que mejor pueden detectar los ciudadanos chilenos se encuentra en el alumbrado público.

“Antes los gastos de electricidad para iluminar las calles, barrios y comunas superaban el doble de lo que puede ser ahora. Una simple mejora en su gestión en las ciudades y pueblos, así como una mejora en la tecnología de iluminación, han permitido reducir el consumo energético y por tanto el gasto de las Municipalidades”, confirma Darío Pérez. Por lo tanto, el servicio de iluminación es mucho mejor y a un precio más bajo y sostenible. La calidad de la iluminación ha potenciado que las personas puedan tener una mayor sensación de seguridad por las noches.

Sin duda, una ventaja para un mayor movimiento de los ciudadanos, que ya no se quedan en casa en su mayoría, como pasaba antes, para ahora disfrutar de las noches estrelladas mientras toman algo en algún establecimiento. Esto quiere decir que el nuevo sistema de alumbrado ha mejorado también la estabilidad de muchos negocios nocturnos.

La EE ayuda a reducir la amplia brecha social

“Un ejemplo también a destacar es el Programa de Eficiencia Energética en Edificios Públicos (PEEEP). Programa que busca hacer más eficientes los edificios públicos, a través de la utilización de tecnologías y buenas prácticas en iluminación, calefacción y automatización, entre otras cosas, así como la incorporación de herramientas para el desarrollo de sistemas de gestión de la energía”, afirma Diego Lizana.

Otra mejora a nivel energético para los ciudadanos, “son los estándares mínimos de eficiencia que se han desarrollado y que se llevan viendo desde hace años en muchas viviendas”, remarca Darío Pérez. “Electrodomésticos como refrigeradores, lavavajillas y en general todos los que corresponden a la línea blanca, llevan aparejados una reducción del gasto energético en la economía doméstica. Algo que ha ayudado a muchas familias que se encontraban ahogadas con las facturas que llegaban todos los primeros de mes”.

Debemos entender que la eficiencia energética es la reducción del consumo de energía sin disminuir nuestra calidad de vida. En definitiva, es lograr hacer las mismas, e incluso más actividades pero consumiendo menos

Otro caso es el del Complejo Hospitalario San José. Un centro que atiende a adultos y recién nacidos provenientes de las comunas de Independencia, Recoleta, Conchalí, Huechuraba, Quilicura, Lampa, Colina y Til Til, que pertenecen a la zona norte de la Región Metropolitana de Santiago de Chile. Una alta demanda de atención médica para personas del sistema público de salud que en general cuenta con menos recursos económicos.

“En este lugar, la Agencia realizó primero una evaluación del hospital, identificación de la mejor tecnología y luego un periodo de monitoreo del proyecto. En la práctica se dispuso de la reconversión de dos calderas de vapor a agua caliente, instalación de dos calderas de condensación para respaldo, el cambio del sistema de calentamiento de Agua Caliente Sanitaria (ACS) y la instalación de válvulas termostáticas en radiadores”, explica Diego Lizana.

Todas estas medidas implicaron que la inversión inicial de 60 millones de pesos chilenos (algo más de 80.000 euros) fuera recuperada justo un año después de su instalación. Además, este ahorro energético se mantiene y por tanto, el Complejo Hospitalario ha liberado recursos que hoy puede ocupar en otras necesidades propias de su actividad.

Otro ejemplo interesante de cómo las válvulas termostáticas han mejorado el día a día de los ciudadanos son los repartidores de coste de calefacción central de toda una vivienda. “Estos sistemas se colocan en cada radiador, recogen una serie de parámetros y calculan el coste individualizado en calefacción de cada vivienda. De esta forma, se consigue una reducción de hasta el 30% en el consumo global de energía para calefacción; que cada vecino pague por lo que efectivamente consume; y mejorar las condiciones de confort, ya que cada vivienda puede estar a la temperatura que considere óptima, de forma independiente”, puntúa Rodrigo Morell, director general de Creara.

Chile se toma la eficacia en el desarrollo eléctrico muy en serio. Por eso, en los últimos años, además de los numerosos proyectos que se han puesto en marcha por medio de empresas constructoras, las asociaciones y fundaciones han adquirido un papel esencial en la tarea del desarrollo sostenible. Una de ellas es la Agencia Chilena de Eficiencia Energética (AChEE). Se trata de una fundación de derecho privado y sin ánimo de lucro, cuya misión es promover, fortalecer y consolidar el uso eficiente de la energía haciendo que los actores relevantes, a nivel nacional e internacional, participen de una forma activa para contribuir al desarrollo competitivo y sustentable del país más largo del mundo. Lo más relevante que se debe desarrollar en primera escala, es la implementación de programas y proyectos específicos que impulsan la disminución del consumo energético. Esto se hace focalizando el trabajo hacia los principales sectores de consumo: industria, minería, transporte...

Cada vez son más países

Aproximadamente el 70% de las naciones del mundo han creado programas relacionados con la EE. Incluso, los objetivos del Protocolo de Kyoto para los países de la OCDE han aumentado su importancia en las políticas que tienen que ver con la eficacia en el uso y desarrollo energético.

“Cada país, cada zona geográfica debe evaluar cuáles son sus principales recursos naturales y en base a ello dirigir su crecimiento usando las mejores tecnologías, considerando sus pros y contras. Lo importante es que sea cual sea la energía, el avance de un país esté garantizado de manera eficiente”, subraya especialmente Diego Lizana. Aunque básicamente se persiguen los mismos objetivos en todos los países: asegurar el abastecimiento de energía, mantener el equilibrio con los recursos naturales disponibles, provocar el menor impacto ambiental posible, promover el uso de fuentes alternativas y renovables…

La palabra ‘eficiencia’ es un término que está de moda. “En un plazo de 15 o 20 años ya estará tan interiorizada que nos costará entender cómo en el pasado comprábamos determinados equipos poco eficientes o desarrollábamos determinadas prácticas”, asegura Dario Pérez. “Por ejemplo, no encontraremos determinados electrodomésticos en los supermercados. En Europa ya está prohibida la venta de bombillas incandescentes debido a su bajo nivel de eficiencia”. El primer antecedente de este tipo de políticas en Chile se dio en el año 2005. Todo comenzó con la creación del Programa País de Eficiencia Energética (PPEE) de la Comisión Nacional de Energía (CNE). Un proyecto dependiente del Ministerio de Economía de Chile. Un par de años más tarde surge ANESCO Chile. La primera asociación en el país de empresas de Eficiencia Energética, como parte del programa de “Energías Limpias” de Fundación Chile y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

La importancia por el correcto desarrollo de la energía, no ha parado de crecer en este país. En 2010 se crea el Ministerio de Energía y la Agencia Chilena de Eficiencia Energética. Un organismo público privado y coordinador entre el mercado y el Estado que depende directamente del mismo ministerio. El crecimiento en la demanda, así como la dependencia, el calentamiento global y la expansión del sistema eléctrico ha incidido en la necesidad de buscar soluciones que no solo sean adecuadas para hoy, sino también para el día de mañana. El desarrollo económico experimentado por Chile ha implicado un aumento de 122% en el consumo de energía entre 1991 y 2011. Por lo tanto, mirando hacia el futuro, se debe asegurar contar con un suministro de energía que sea confiable.

El Plan de Acción tiene como meta alcanzar un 12% de reducción de la demanda energética proyectada hacia el año 2020. Para ello propone una serie de medidas cuyo objetivo es aumentar la eficiencia energética en todo el país. Estas medidas se dividen en distintos sectores como el industrial y minero, el de transporte o el de edificación, entre otros. Además, se han establecido algunas propuestas orientadas a generar un cambio cultural en la población. “Como Agencia tenemos un área de Educación y Capacitación que trabaja directamente en que en el currículum escolar se incorporen temas de energía y de eficiencia energética. De esta manera, educando a los jóvenes, educamos el futuro y el cambio cultural que buscamos se hace mucho más cercano”, confirma con rotundidad Diego Lizana.

“Todo esto es debido a que el problema ambiental es una cuestión global tan grande que aunque un día se produjera una reducción a cero de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el planeta, todavía se tardarían años en estabilizar los niveles de CO2 en la atmósfera”, asegura Darío Pérez. Por lo tanto, aunque en toda la región latinoamericana se consiguiera reducir las emisiones, sin la reducción de las mismas por parte de los grandes países emisores como China o Estados Unidos, no se lograría nada.

Por lo tanto, la eficiencia energética se va a convertir en un asunto central sobre el que giren las políticas de producción en otros países. “Yo siempre digo que si la Humanidad es capaz de mandar un hombre a la Luna, seguro que también es capaz de desarrollar equipos y herramientas que consuman menos energía”, concluye Darío Pérez, gerente de EE en Latinoamérica.

“No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”. El refranero siempre deja grandes dosis de realidad en una ínfima frase, aunque ésta sea difícil de encajar. Los tiempos están cambiando. Es algo que no se puede negar. Las nuevas tecnologías no han hecho más que mostrar la punta de un iceberg que se antoja inmenso. Los avances en medicina, educación y en demás ramas del conjunto de la sociedad van aflorando al igual que se empieza a mostrar cuál podría ser el ‘nuevo’ orden mundial.

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