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América se rinde a los clubes de la lucha: las peleas extremas ya hacen sombra al fútbol
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DE LOS BAJOS FONDOS A MILLONES DE HOGARES

América se rinde a los clubes de la lucha: las peleas extremas ya hacen sombra al fútbol

Millones están enganchadas a un deporte en el que vale casi todo. Es como celebrar peleas clandestinas en estadios y en horario de máxima audiencia

Que una de las publicaciones especializadas más importantes del mundo como Sports Illustrated afirme que las artes marciales mixtas (MMA por sus siglas en inglés) son la práctica deportiva de mayor impacto social en todo el planeta es para tomárselo en serio. Aunque en España se trata de una disciplina bastante marginal, esta modalidad extrema, al más puro estilo Club de la Lucha, está revolucionando el panorama deportivo en decenas de países.

En toda América Latina, desde México hasta Colombia pasando por Brasil, la fiebre por las MMA ha alcanzado por igual a jóvenes pandilleros y a pacíficas amas de casa. Millones de personas están enganchadas a un deporte en el que vale casi todo para derrotar al rival. Es como si las sangrientas peleas clandestinas ahora se desarrollasen en estadios de fútbol y en horario de máxima audiencia.

“Las artes marciales mixtas son la combinación de diferentes disciplinas como el muay thai, jiu-jitsu, taekwondo, sambo, boxeo o lucha olímpica”, explica a El Confidencial Alfredo Morales, Tsunami, uno de los pioneros de esta disciplina en México y hoy uno de los entrenadores más respetados. “Cada luchador es experto en su arte marcial, pero hay que dominar varias disciplinas para ser un peleador completo y tener opciones de ganar. En nuestro caso, trabajamos el boxeo tailandés, en el que se manejan las armas naturales del cuerpo como puños, rodillas y piernas, y para distancias cortas usamos el jiu-jitsu brasileño, que bajo mi punto de vista es una de las disciplinas más completas para poder tener control a ras de suelo”, prosigue.

“La gente ahora quiere ver sangre”

Dentro de la jaula donde se desarrollan estas peleas vale todo, excepto morder, arañar y golpear los genitales o la nuca. Todo lo demás está permitido. Si se produce un corte y la sangre sale a borbotones, la pelea continúa. El árbitro sólo detiene el espectáculo cuando uno de los dos luchadores se rinde (dando unos toques con la mano sobre su rival, generalmente tras un sometimiento o un estrangulamiento) o es noqueado. Lo que pocos años atrás era visto como una modalidad salvaje propia de los bajos fondos y de ambientes carcelarios, hoy produce chorros de adrenalina y fascinación en millones de hogares.

Millones de personas están enganchadas a un deporte en el que vale casi todo. Es como si las sangrientas peleas clandestinas ahora se desarrollasen en estadios y en horario de máxima audiencia

Para Tsunami y otros expertos en artes marciales mixtas, la clave del éxito está en el realismo tan crudo que transmite. La gente, tal como sugieren las audiencias, adora que una pelea se desarrolle sin interferencias externas. Dos gladiadores cuerpo a cuerpo dentro de una jaula en un combate a muerte. “Las MMA han sido algo efectivo, algo donde no hay robo. Últimamente, la gente está viendo el boxeo y dice ‘va a ganar este’, pero termina el combate y casualmente gana el otro. Esa mafia a la gente no le gusta, y eso en las artes marciales mixtas no existe: tú puedes perder porque te noquearon, porque fuiste sometido, pero no hay otra opción, no hay robos”, opina Tsunami. También reconoce que “ahora la gente es un poco más morbosa y quiere ver golpes, quiere ver sangre, ver un sometimiento y si le quiebran un brazo”.

Sin embargo, “hay que aclarar que eso no lo hace mucho más agresivo que otras disciplinas, simplemente se deja que una pelea se desarrolle como tal. El boxeo, por ejemplo, es más peligroso, porque todo el tiempo recibes golpes a la cabeza. Aquí, en cambio, tu rival te puede tirar al piso y hacer que te rindas con una llave de brazo o un estrangulamiento. Tenemos la posibilidad de rendirnos, mientras que en el boxeo no nos rendimos y estamos recibiendo golpes constantemente. Ahí es donde está la diferencia”, explica.

placeholder Leonardo Chimmy Morales, el luchador con más proyección de Nicaragua (D. Brunat).
Leonardo Chimmy Morales, el luchador con más proyección de Nicaragua (D. Brunat).

Gran Hermano y O.T. en versión lucha

Tsunami es uno de los entrenadores de Leonardo Chimmy Morales, el peleador con más proyección de Nicaragua. Ha sido finalista en el reality show The Ultimate Fighter Latinoamérica, en el que los mejores aspirantes a luchador profesional de todo el continente conviven en una curiosa mezcla entre Gran Hermano y Operación Triunfo en versión lucha. Chimmy es ya todo un ídolo en su país y está a sólo un paso de firmar un contrato con la empresa más poderosa de este deporte, la UFC estadounidense.

“La primera vez no pensaba tomarlo como una profesión en serio; sobre todo lo tomé por hombría, por sentir qué era pelear en una jaula. Pero conforme fui ganando mis peleas me di cuenta de que podía hacer algo aquí y decidí dedicarme al 100%”, explica Chimmy, un tipo reservado y tranquilo fuera de la jaula. “Antes de empezar en esto, trabajaba en una plantación de arroz en Nicaragua. Tengo esposa y dos hijos, y creo que dedicarme a las artes marciales mixtas a nivel profesional puede darle una mejor vida a mi familia y ayudarnos a salir adelante”, indica.

‘Ahora la gente es más morbosa. Quiere ver sangre y si le rompen un brazo a alguien. Simplemente se deja que una pelea se desarrolle como tal. El boxeo es más peligroso, porque todo el tiempo recibes golpes a la cabeza’

Sólo en México, las MMA cuentan con 33 millones de seguidores, según estudios de UFC. Las grandes cadenas de televisión de Estados Unidos como ESPN y FOX llevan ya años apostando fuerte por esta disciplina, mientras en América Latina la última en sumarse al club de la lucha es la mexicana Televisa, el conglomerado de medios de habla hispana más grande del mundo. Nadie quiere dejar escapar un tren que mueve cientos de millones de dólares. Y, mucho menos, quieren perderlo las decenas de miles de jóvenes anónimos que entrenan en gimnasios y participan en peleas oficiales y clandestinas con el único objetivo de llegar a ser un día profesionales de la lucha híbrida. Llegar a Estados Unidos y participar en las UFC es el sueño de estos jóvenes. Allí, un campeón puede embolsarse desde 500.000 dólares hasta dos millones.

Chimmy ya ha franqueado la puerta más complicada: conseguir que la UFC se fije en él gracias a su récord de victorias y su estilo de lucha directo y espectacular. “Yo anduve en malos pasos y el conocer las artes marciales mixtas me hizo más dedicado. Me hizo realmente pensar en mi vida y me dio un propósito para seguir peleando, prepararme más fuerte y dejar todos esos vicios que no llevan a nada. Por eso pienso que las artes marciales mixtas te pueden cambiar en gran manera”.

placeholder Jose Aldo de Brasil observa a su contrincante Jung Chan-sung tras un combate en Río de Janeiro (Reuters).

Su entrenador, Tsunami Morales, coincide con el discípulo. De hecho, su gimnasio tiene un componente muy importante de labor social: cada día decenas de jóvenes acuden a este sótano en la periferia de la Ciudad de México como una forma de hacer ejercicio, aprender defensa personal y conseguir una meta por la que luchar y alejarse de las bandas y los entornos marginales.

Sólo en México, las MMA cuentan 33 millones de seguidores. Las grandes cadenas de Estados Unidos como ESPN y FOX llevan años apostando fuerte por esta disciplina; en América Latina la última en sumarse al club es la mexicana Televisa

“Lo que queremos es formar luchadores muy buenos que puedan competir en las empresas más importantes a nivel internacional. Pero también tenemos ese otro proyecto de ayudar a los chicos. Tratamos de enfocarlos, de que tengan una visión diferente de vida mediante el ejercicio físico y la disciplina. Al cabo del tiempo ellos van a decidir si les está siendo funcional o no: nosotros les extendemos la mano, les abrimos las puertas, pero la decisión final es de ellos. Nosotros somos unos guías, pero la mayoría de ellos sí ha tenido resultados bastante positivos”, indica el entrenador. Tsunami ha sentido la fiebre por las MMA en su propio gimnasio, la academia Xtreme Kombat, a la que acuden desde chicas jóvenes a niños de cinco años.

Tsunami y su equipo introducen a los discípulos en las técnicas del jiu-jitsu brasileño, una combinación de llaves y sometimientos practicados a ras de suelo, y poco a poco les enseñan otras disciplinas y los hacen pisar la jaula cuando están listos para pelear. “Siempre estudiamos a cada una de las personas que quieren ser luchadores. Vamos desarrollando sus aptitudes, las vamos refinando y como instructores decidimos si pueden o no entrar a una pelea, ya sea amateur o profesional, porque lo que queremos de antemano es la integridad de la persona, que sepamos que está lista tanto para dar como para recibir”, aclara el entrenador.

Según Sports Illustrated, las artes marciales mixtas se van a convertir en el segundo deporte de América Latina por detrás del fútbol en apenas unos años. Se confirme o no esa sorprendente profecía, la realidad es que en los gimnasios de todo el continente los cuadriláteros de boxeo están dejando paso a los octágonos enrejados de las artes marciales mixtas, mientras millones de personas anónimas ovacionan frente al televisor las patadas y los golpes más descarnados de sus gladiadores favoritos.

Que una de las publicaciones especializadas más importantes del mundo como Sports Illustrated afirme que las artes marciales mixtas (MMA por sus siglas en inglés) son la práctica deportiva de mayor impacto social en todo el planeta es para tomárselo en serio. Aunque en España se trata de una disciplina bastante marginal, esta modalidad extrema, al más puro estilo Club de la Lucha, está revolucionando el panorama deportivo en decenas de países.

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