Obama, a merced de la América profunda

El año pasado, el portal inmobiliario Movoto se propuso hacer una "cariñosa" clasificación de las ciudades con más rednecks(paletos blancos) de todo Estados Unidos. Sus analistas recopilaron información sobre el número tiendas que venden armas o botas de cowboy, sobre la cantidad de taxidermistas per capita, el número de ferias de tractores y/o segadoras de césped con asiento, las cadenas de radio especializadas en música countryy las carreras de NASCAR. Sin olvidar un último elemento: el índice de fracaso escolar. El podio quedó así: Atlanta (oro), Kansas City (plata) y Oklahoma City (bronce).

En losLate Show, la misa diaria de los progres estadounidenses, se estuvieron riendo unos cuantos días con ello. Yresulta que ahora el futuro inmediato del Partido Demócrata y del presidenteBarack Obama depende de algunos de los territorios más redneckde la Unión, incluídos los identificados por Movoto. En una cuenta atráscada vez más favorable a los republicanos, la batalla por el control del Senado se decide finalmenteen las elecciones de hoy.Y la clave está en ocho estados, la mayoría de los cuales pertenecen al profundo sur y al Medio oeste.

Aunque existe un club llamado Rednecks for Obama, los estados sureños, así como las interminables llanuras alejadas de las grandes ciudades, son consideradas el corazón conservador del país y votan masivamente por el Partido Republicano. Desde los años 60, ese ha sido el caso de Georgia, estado donde se encuentra Atlanta (recordamos: medalla de ororedneck,según Moboto).

Pero lo quese espera para hoy en Georgia es un recuento de votos ajustado entre la candidata demócrata Michelle Nunn y el republicano David Perdue. De fondo late un importante cambio demográfico, en el que los blancos han encogidodel 72 al 55 por ciento en dos décadas, mientras que los afroamericanos y los latinos han aumentado del 27 al 40. Y lapócima para la metamorfosis identitariase corona con la evolución demiles defamilias blancas, cuyos hijos han ido a la universidad (algunos) o han abandonado las granjas, dos factores que suman votos progresistas.

Las esperanzas de los demócratas para mantener el control de la Cámara Alta se concentran tambiénen lugares como Kansas, donde las encuestas vaticinan la batalla más reñida de todas. El veterano senador republicano Pat Roberts puede caer derrotado después de 33 años en el Capitolioante una carismática candidata independiente, Greg Orman.Independiente por ahora porque en el Capitolio no se sobrevive en solitario y menos cuando se puede actuar como bisagra, por lo que se prevé que Orman acabe asociada con el Partido Demócrata, cuyo candidato (Chad Taylor) se retiró precisamente para otorgarlemás posibilidades de éxito.

Los republicanos están tan seguros de que la posibilidad de perder Kansas es real que han enviado a algunos de sus pesos pesados a hacer campaña, por ejemplo al senador John McCain. Aquí más que un cambio ideológico en pleno “corazón de América”, el problema podría ser el propio candidato: un hombre tan alejado de su estado que ni siquiera tiene yacasa allí.Lo confirmó sujefe de campaña semanas atrás, metiendo la pata hasta el fondo al explicar que Robertsquería "regresar a casa unos días para descansar". El problema es que no se refería a Kansas, sino a su mansión en los suburbios de Washington DC, sinónimo de corrupción y politiqueo vacuo para millones de estadounidenses.

También en Luisiana hay aún esperanza para el partido de Barack Obama, aunque en este caso son los demócratas quienes tienen que defender su escaño, el que ostenta la actual senadora, Mary Landrieu y para el que hoy se postulan dos republicanos (uno relacionado con el Tea Party y otro con el ala “tradicional” del partido).

En este estado sureño, como también ocurre en Georgia, la carrera al Senado se puede dirimir en segunda vuelta si ningún candidato consigue el 50 por ciento de las preferencias. Con el voto republicano dividido como está, es bastante probable que suceda precisamente eso y que haya que esperar hasta el 6 de diciembre para saber quién viaja finalmente a Washington.

Mientras tanto, Braley se ha dedicado alo contrario: a cabrear a una buena parte de su electorado con mensajes de desprecio, como cuando describió a otro senador republicano como “un granjero de Iowa que nunca fue a la Facultad de Derecho”. La broma tiene sentido paseando por la Quinta Avenida, pero no demasiado si de lo que se trata es de ganar unas elecciones en Iowa.

Sureño también es el estado de Kentucky, donde los demócratas sueñan con tumbar a uno de los históricos del Capitolio, nada menos que a Mitch McConnell, quien busca su sexta legislatura. Enfrente tiene a la demócrata Alison Lundergan Grimes, que ha sido arropada por personalidades como Bill Clinton y que según los sondeos cuenta con algunas posibilidades de ganar, aunque no demasiadas.

Finalmente, se espera encarnizada la pelea por Arkansas y Carolina del Norte (sur), Colorado (este) y por la salvaje Alaska, donde los pueblos están tan desperdigados y sometidos al clima extremo que a veces sucede como en la India: quehay que esperar incluso semanas para contar todos los votos. De suerte que si la victoria en el Senado quedase pendiente de su resultado, quizá en la Casa Blanca tengan que esperar a que escampe la tormenta, como en los episodios deNorthern Exposure (Doctor en Alaska).