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Cuando el Papa Francisco no era tan progre
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EL PASADO DEL PAPA EN ARGENTINA

Cuando el Papa Francisco no era tan progre

Llegó al Vaticano y se convirtió en el ícono de una Iglesia 'aggiornata'. Pocos imaginaban que un cardenal conservador se convertiría en el renovador de la curia

Foto: El Papa Francisco besa a un niño a su llegada a la Plaza de San Pedro, en el Vaticano. (Reuters)
El Papa Francisco besa a un niño a su llegada a la Plaza de San Pedro, en el Vaticano. (Reuters)

Desembarcó en el Vaticano y se convirtió en el ícono de una Iglesia aggiornata. El Papa Francisco es la imagen de los vientos de cambio que soplan desde Roma, con guiños hacia divorciados, homosexuales y madres solteras. Una tendencia que se reforzó hace una semana: de su mano, un sínodo de obispos aprobó un documento histórico para la Santa Sede. Un presente que deja al descubierto el pasado de Jorge Bergoglio. Pocos imaginaban en esta ciudad que un cardenal conservador se convertiría en el líder renovador de la Curia.

Jueves 8 de julio de 2010. La ley de matrimonio homosexual estaba a punto de ser aprobada en el Congreso. Bergoglio enfrentó a todos para impedirlo. Fue el jefe de la resistencia contra un proyecto que contaba con la aprobación de la mayoría de la opinión pública, en una sociedad con el 77% de católicos.

Desembarcó en el Vaticano y se convirtió en el icono de una Iglesia 'aggiornada'. Pocos imaginaban en Buenos Aires que un cardenal conservador se convertiría en el líder renovador de la Curia

Encabezó una marcha de 50.000 personas para rechazar el matrimonio homosexual. Y fue más allá al lanzar su más recordada diatriba de puño y letra: “No seamos ingenuos. No se trata de una simple lucha política, es la pretensión destructiva al plan de Dios”, escribió Bergoglio en una carta dirigida a los cuatro monasterios de esta ciudad, misiva que pronto fue difundida por los medios de comunicación y reproducida por los fieles. “No se trata de un mero proyecto legislativo, sino de una ‘movida’ del padre de la mentira (el Diablo) que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios”, sentenció.

Con estas frases Bergoglio se ratificaba, allá por 2010, como el máximo representante de una iglesia oxidada, poco permeable a los cambios en sus milenarias doctrinas. Su discurso se replicaba en otros temas conflictivos para los religiosos. Repudió el aborto en cualquier caso, incluso cuando la concepción fuera fruto de una violación. Meses antes de que se convirtiera en Papa, Bergoglio consideró “lamentable” un fallo de la Justicia que permitió reglamentar los abortos punibles en la ciudad de Buenos Aires. Un perfil que contrastaba con sus polémicos discursos con fuerte carga política que denunciaban los males del narcotráfico, la pobreza, la prostitución infantil y la trata de personas.

El Papa saluda tras finalizar una misa en la iglesia de San Estanislao, en Roma (Reuters).Un boomerang político

“En un principio, Bergoglio subestimó el matrimonio igualitario, pero cuando el proyecto se aprobó en Diputados ingresó activamente en escena para evitar que el Senado sancionara la ley. Mantuvo una posición negociadora, pero sobre el final cedió ante las presiones de los sectores más reaccionarios de la Iglesia y escribió esa carta”, recuerda Esteban Paulón, presidente de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans de Argentina (Falgbt).

Fiel a su estilo conciliador, Bergoglio mantuvo varios encuentros con representantes de la comunidad homosexual. “Tuvimos reuniones privadas. Nos dijo que no era un tema que le quitara el sueño. No era una oposición férrea: proponía una salida intermedia, que era sancionar una unión civil para evitar que usáramos la palabra ‘matrimonio’”, relata Paulón a El Confidencial.

Tras 14 horas de debate, el Senado finalmente aprobó la ley de matrimonio igualitario el jueves 15 de julio después de las cuatro de la madrugada. Una multitudinaria marcha, cartas y discursos no pudieron frenar la iniciativa, que contó con el apoyo de las principales fuerzas políticas, atentas ante el aval de la opinión pública.

‘Su exabrupto se transformó en un 'boomerang' político. Todos los indecisos se indignaron al escuchar la reaccionaria voz de la Iglesia’

“La intervención de Bergoglio fue clave para nosotros porque su exabrupto se transformó en un boomerang político. Todos los indecisos se indignaron al escuchar la reaccionaria voz de la Iglesia. No fue lindo que nos dijera que éramos parte de un plan del demonio”, reconoce Paulón.

Guillermo Marcó puede interpretar cada tono del Papa Francisco: fue su portavoz durante varios años en Buenos Aires, incluso durante algunos momentos de tensión por temas polémicos, como la relación con la comunidad homosexual.Marcó reconoce que el cardenal dijo “cosas espantosas” del matrimonio igualitario. “La institución del matrimonio fue creada por la Iglesia y luego fue tomada por la sociedad civil, por eso él proponía una unión civil”, explica. Y revela a El Confidencial: “Lo que más le molestaba a Bergoglio era que creía que después de aprobarse la ley iba a empezar un lobby en favor de la adopción para parejas del mismo sexo. Eso sí le parece muy grave”.

Apenas tres años después, aquel obispo conservador y combativo de Buenos Aires, rebautizado ante los católicos del mundo como el Papa Francisco, se transformó en el símbolo de una Iglesia más fresca y menos crítica sobre los pecados de sus fieles. Revolucionó la imagen del Vaticano.

Un cambio papal

Ya convertido en Papa, Francisco lanzó el primer gesto en una entrevista difundida después de Congreso Mundial de las Juventudes Católicas, en Brasil. “¿Quién soy yo para juzgar a un homosexual?”, dijo. También tendió la mano a los divorciados para que la Iglesia no se derrumbe “como un castillo de naipes”.

Francisco volvió a ensayar el pasado sábado el cambio de tono del Vaticano. Llamó a la Iglesia a “no mirar a la humanidad desde un castillo de vidrio para juzgar a las personas”, sino a tener las puertas abiertas para recibir a todos, especialmente a los pecadores, necesitados, prostitutas, arrepentidos “y no sólo a aquellos que creen ser perfectos”. Un avance histórico porque su mensaje fue avalado por la gran mayoría de los obispos presentes en Roma.

'Por primera vez tenemos un Papa que es un pastor. No es un sacerdote que viene del área académica, como Benedicto, o de la diplomacia, como Pío XII. Francisco tiene una sensibilidad distinta porque estuvo en contacto con la realidad'

El sacerdote Marcó calificó el documento como una “novedad” para la Iglesia. “Por primera vez tenemos un Papa que es un pastor. No es un sacerdote que viene del área académica, como Benedicto, o de la diplomacia, como Pío XII. Francisco tiene una sensibilidad distinta porque estuvo en contacto con la realidad”, explica.

“¿Cómo no vamos a bautizar a un hijo de una madre soltera? Es uno de los principales conflictos que sucede en los barrios más pobres. Eso el Papa lo conoce muy bien. No podemos ser ajenos al tema del divorcio”, agrega Marcó, actual director de la Pastoral Universitaria del Arzobispado de Buenos Aires. Y asegura que este último es uno de los problemas que desvela a Francisco.

Marcó, sin embargo, es cauto sobre los efectos del sínodo: “Es una expresión de deseo, pero no es una realidad. El Papa Francisco es el jefe de la Iglesia. La decisión que quiera la puede tomar en cualquier momento y no hace más falta que su intención”.

Desembarcó en el Vaticano y se convirtió en el ícono de una Iglesia aggiornata. El Papa Francisco es la imagen de los vientos de cambio que soplan desde Roma, con guiños hacia divorciados, homosexuales y madres solteras. Una tendencia que se reforzó hace una semana: de su mano, un sínodo de obispos aprobó un documento histórico para la Santa Sede. Un presente que deja al descubierto el pasado de Jorge Bergoglio. Pocos imaginaban en esta ciudad que un cardenal conservador se convertiría en el líder renovador de la Curia.

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