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¿Qué se juegan las empresas españolas con la victoria de Dilma Roussef en Brasil?
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NI LOS MERCADOS ni ciertas compañías la apoyan

¿Qué se juegan las empresas españolas con la victoria de Dilma Roussef en Brasil?

Los mercados no apoyan el intervencionismo de Dilma ni confían en que lleve a cabo medidas de corte liberal para relanzar la economía del miembro de los BRICS

Foto: Simpatizantes rodean el vehículo de Dilma Rousseff en uno de los últimos actos de campaña, en Porto Alegre. (Reuters)
Simpatizantes rodean el vehículo de Dilma Rousseff en uno de los últimos actos de campaña, en Porto Alegre. (Reuters)

Brasil votó en calma y con la mirada puesta en la segunda vuelta. Dilma Rousseff ha ganado con el 41,59% de los votos, aunque no ha conseguido la mayoría absoluta y necesitará una cita con las urnas el próximo 26 de octubre para confirmarse en su segundo mandato. Su contrincante será el socialdemócrata Aécio Neves, que logró un 33,55% de los sufragios. No se produjo el esperado empate técnico entre el hombre que será la alternativa al Partido de los Trabajadores y la ecologista Marina Silva, del Partido Socialista brasileño, que quedó relegada al tercer lugar con un 21,32% de los votos. Los otros ocho candidatos presidenciales se han quedado muy lejos de los tres favoritos en esta primera jornada electoral.

Ahora la batalla en el segundo turno será entre Aécio y Dilma. Marina ya ha anunciado que ‘cede’ sus votos a Aécio para intentar tumbar a su enemiga histórica, Dilma, con la que ya tuvo varios enfrentamientos en la época en la que fue ministra de Medio Ambiente, con Lula da Silva.

Los 142,8 millones de brasileños que ayer estaban llamados a las urnas en la cuarta democracia más populosa del mundo votaron sin incidentes. El hecho más grave se registró en Maranhao, estado del nordeste de Brasil, donde un grupo criminal prendió fuego a cuatro urnas que estaban instaladas en un local de votación. Las cifras de estos sufragios son llamativas: 25.919 candidatos de 32 partidos diferentes competían por diversos cargos públicos, como los de presidente, vicepresidente, gobernadores estatales, diputados y senadores tanto a nivel federal como estatal. De ellos, sólo 30,9% son mujeres. Sin olvidar las urnas electrónicas, cerca de 530.000. Es una fiesta electoral de la que nadie se salva. Cabe destacar que en Brasil no existe el día de reflexión y que el sábado todos los partidos estaban disputando su campaña hasta el final, intentando arañar hasta el último puñado de votos.

Un dato sí es indiscutible. Desde que Rousseff asumió la presidencia brasileña, en 2011, el valor en mercado de Petrobras, la empresa estrella de Brasil, ha caído un 58%, casi el 9% sólo en las últimas semanas. Y el caso es que los vaivenes electorales de la Bolsa brasileña han afectado al Ibex 35. Frente al panorama de una economía ya oficialmente estancada, que este año apenas crecerá un 0,7%, según la proyección del Banco Central, e incluso menos (0,3%) según los mercados, la pregunta es obvia: ¿qué se juegan las empresas españolas con grandes inversiones en Brasil?

Un 20% del total de las grandes del Ibex

Mucho, si tenemos en cuenta que el 20% del total facturado por las grandes firmas que cotizan en el Ibex procede precisamente de Brasil. Las más afectadas por el resultado electoral son, sin duda, el Banco Santander, Telefónica y Mapfre. La entidad que preside Ana Patricia Botín facturó el pasado año más de un 35% en Brasil. En el caso de Mapfre, el 24% de sus ingresos provienen de este país continental, donde el crecimiento de la compañía ha sido espectacular: en cinco años la facturación de la aseguradora se ha incrementado más de un 200%.

Telefónica, por su parte, debe más de un 21% de sus ventas al territorio brasileño, en cuyo mercado penetró en 1998, cuando se estaba produciendo la privatización de Telebrás. En la actualidad, ingresa más de 12.200 millones de euros de sus negocios en Brasil.

El banco envió una carta en la que afirmaba que un éxito electoral de Dilma empeoraría la economía. El texto apareció en la última página del extracto de los clientes de la categoría ‘Select’

Tampoco pueden olvidarse compañías como la alimenticia Dia, que el año pasado facturó cerca de un 15% en Brasil; Gas Natural, que ingresó en 2013 cerca de un 30% de sus ventas totales en países latinoamericanos (Brasil, México, Argentina y Colombia), o Prosegur, que obtuvo del país que Rousseff volverá a regir más de un 29% de su facturación. Su división brasileña da trabajo a más de 50.000 personas y de ella proviene un 27% del beneficio operativo del grupo. Todas esas empresas, menos Dia, cerraron la semana pasada con números rojos en la bolsa.

Finalmente, cabe destacar que empresas como Abengoa, Acciona, Gamesa, Indra o Sacyr están involucradas en varios proyectos tras ganar concursos públicos en Brasil. Repsol y Acerinox, por su parte, extraen recursos básicos del país, léase petróleo, mientras que Inditex, Mango y Amadeus tienen aquí un amplio mercado.

La carta contra Dilma

En el caso del Banco Santander, la oposición de la entidad a Dilma Rousseff parece rotunda. Un infeliz episodio a final de pasado mes de julio parece demostrarlo. El banco envió a sus clientes con rentas altas una carta en la que afirmaba que un eventual éxito electoral de Dilma empeoraría la economía brasileña. El texto apareció en la última página del extracto de los clientes de la categoría ‘Select’, con rentas mensuales superiores a los 10.000 reales (3.230 euros). El diario Folha de S. Paulo se hizo eco de la noticia.

La respuesta de la presidenta fue instantánea. “Un país no debe aceptar una interferencia de ninguna institución financiera de ningún nivel. Es inadmisible, lamentable, no sólo para mí, sino para cualquier candidato”, deploró. El jefe de la campaña electoral, Rui Falcão, calificó el informe bancario de “terrorismo electoral”. Como guinda, ni el vicepresidente Michel Temer ni ningún miembro del Gobierno brasileño participaron en la Conferencia de Rectores, organizada a finales de julio en Río de Janeiro por Universia, una asociación de universidades patrocinada por el Santander.

En 1989 el empresario brasileño Mário Amato advertía de que, si ganaba Lula, 800.000 empresarios dejarían Brasil

Este banco, que según los círculos financieros apoya al candidato socialdemócrata Aécio Neves, ha reconocido oficialmente que el documento, publicado en un blog del periódico de São Paulo, es auténtico. Por un lado, la estrategia de la entidad ha sido culpar al analista que redactó el informe, como si la cosa no fuese con la dirección del banco, y al mismo tiempo desdramatizar el caso, alegando que la carta ha sido enviada tan sólo al 0,18% de los clientes brasileños. Finalmente, dos días después del Santandergate, el 27 de julio, la entidad anunciaba públicamente, y de la mando de Telefónica, que ambas empresas seguirían invirtiendo en Brasil. El fallecido Emilio Botín terminó pidiendo disculpas a Rousseff y exigiendo responsabilidades a los presuntos culpables del incidente.

Habrá que ver si Ana Patricia Botín seguirá la misma línea empresarial de su padre en Brasil, todavía considerada la séptima potencia económica mundial, a pesar de la incipiente recesión. El Santander es el principal banco extranjero en este país: dispone de una red de oficinas de 3.489 sucursales y 48.312 empleados; y tiene alrededor de 30 millones de clientes y 16.479 cajeros automáticos. Por lo pronto, el próximo 30 de octubre el banco prevé lanzar una oferta para adquirir la totalidad de las acciones del Santander Brasil, que representan cerca del 25% del capital de la filial.

Las temidas fugas de empresarios

En cualquier caso, no se trata de un comportamiento novedoso para el mundo financiero. Como recuerda el periódico paulista, en 1989 el empresario brasileño Mário Amato advertía de que, si ganaba Lula, 800.000 empresarios dejarían Brasil. En 2002 el analista David Tenengauzer, del banco Goldman Sachs, llegó a inventar el “lulômetro”, que preveía la cotización futura del dólar en el caso de que Lula ganase. El banco se distanció de esta iniciativa, considerada políticamente poco correcta. El caso es que desde siempre el mundo financiero, nacional e internacional, ha mirado de reojo el petismo.

Si bien es cierto que en la última década 36 millones de brasileños salieron de la pobreza extrema gracias a los programas sociales de Lula y Dilma, también está claro que los altos niveles de consumo de los últimos años, que sostenían la economía, ya no se pueden mantener. No hay dinero para gastar: los ciudadanos están asfixiados con las deudas y los bancos ofrecen cada vez menos créditos.

Otro dato muestra un posible descalabro de la economía brasileña: la balanza comercial registró un déficit de 939 millones de dólares el pasado mes de septiembre, el peor saldo para este mes en los últimos 16 años. Este dato pone fin a seis meses consecutivos de superávit, según informa Brasilia. A pesar de esos datos, el presidente de Telefónica, César Alierta ha afirmado recientemente que la teleco “es una empresa más latinoamericana que europea”. De hecho, ha invertido más de 110.000 millones de euros, convirtiéndose en uno de los inversores privados más importantes de la región.

Varios analistas coinciden en que, si el resultado de las elecciones es interpretado como una falta de cambio político en el país, las empresas españolas con elevados intereses en territorio brasileño pueden sufrir cierta presión en su cotización en el corto plazo.

Brasil votó en calma y con la mirada puesta en la segunda vuelta. Dilma Rousseff ha ganado con el 41,59% de los votos, aunque no ha conseguido la mayoría absoluta y necesitará una cita con las urnas el próximo 26 de octubre para confirmarse en su segundo mandato. Su contrincante será el socialdemócrata Aécio Neves, que logró un 33,55% de los sufragios. No se produjo el esperado empate técnico entre el hombre que será la alternativa al Partido de los Trabajadores y la ecologista Marina Silva, del Partido Socialista brasileño, que quedó relegada al tercer lugar con un 21,32% de los votos. Los otros ocho candidatos presidenciales se han quedado muy lejos de los tres favoritos en esta primera jornada electoral.

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