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La mujer que se jugó la vida para filmar en secreto las entrañas del Estado Islámico
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LA CIUDAD DE RAQQA, CAPITAL DEL CALIFATO

La mujer que se jugó la vida para filmar en secreto las entrañas del Estado Islámico

En un momento de la grabación, la mujer entra en un ciber-café donde un grupo de jóvenes utiliza internet para hablar con sus familiares. Algunas de ellas lo hacen en un perfecto francés

Foto: Combatientes del Estado Islámico desfilan en una imagen difundida por el grupo (Twitter)
Combatientes del Estado Islámico desfilan en una imagen difundida por el grupo (Twitter)

Esta mujer siria está arriesgando su vida al filmar secretamente este vídeo. Cubierta por el niqab (velo que oculta el rostro) que está obligada a llevar, recorre paseando la ciudad de Raqqa, donde los yihadistas imponen sus leyes desde el pasado marzo”. Así comienza la grabación que muestra las entrañas del bastión del Estado Islámico, una ciudad de 220.000 personas que los seguidores del ‘califa’ Abu Bakr Al Bagdadi han convertido en su capital, adornada con banderas negras y legislada por la interpretación más estricta de la sharia.

Los combatientes del Estado Islámico se hicieron con el control de Raqqa en 2013 y la convirtieron en el epicentro del Califato, creando órganos que ejrcen todas las funciones propias de un gobierno y proporcionando a los habitantes servicios como sanidad o educación (esto es, el adoctrinamiento de niños y adultos). También crearon un sistema impositivo, subsidios para los pobres y una tasa especial para los no musulmanes. Entre estas instituciones, el vídeo muestra a una especie de policía religiosa, una fuerza armada que recorre las calles y se asegura de que las mujeres cubran sus rostros con niqabs o de que los hombres no fumen.

Sin embargo, este vídeo, grabado aparentemente por una mujer siria de Raqqa y difundido por France 2, muestra mucho más que los entresijos del Califato. En un momento de la grabación, la mujer entra en un ciber-café donde un grupo de jóvenes utiliza internet para hablar con sus familiares, que residen en el extranjero. Algunas de ellas lo hacen en un perfecto francés. Son jóvenes francesas que han viajado hasta Siria para casarse con milicianos del Estado Islámico. Una de ellas explica a su madre que no piensa volver nunca, que en Raqqa es feliz y que todo lo que cuentan los medios de comunicación sobre el EI son "exageraciones".

En un momento de la grabación, la mujer entra en un ciber-café donde un grupo de jóvenes utiliza internet para hablar con sus familiares. Algunas de ellas lo hacen en un perfecto francés

Tal y como informó este diario, sociólogos, antropólogos, sicólogos, filósofos, y muy pocos religiosos musulmanes, debaten en Francia desde hace meses sobre las razones que empujan a un cierto sector de la juventud francesa a alistarse en la Yihad. La antropóloga Dunia Buzar traza el perfil de los jóvenes candidatos: de 14 a 21 años, procedentes de todos los sectores sociales y no sólo de familias musulmanas ni origen extranjero. Buzar insiste en el éxito de las nuevas técnicas de adoctrinamiento: “Hace diez años, los radicales conseguían convencer a los jóvenes más frágiles. Hoy han mejorado sus técnicas.Mezclando la modernidad de internet, las imágenes subliminales de los juegos de vídeo y las técnicas propias de captación de las sectas del islam, logran cautivar a un joven que no tiene problemas familiares o escolares”.

Buzar, que ha creado con otros colegas el Centro de Prevención de las Derivas Sectarias Ligadas al Islam, ha estudiado el caso de las chicas que se sienten atraídas por el extremismo. Para Buzar, los islamistas radicales juegan con ellas la carta del trabajo humanitario y sensibilizan así a muchas jóvenes que quieren comprometerse en ayudar al prójimo. Esta antropóloga, que trabaja con decenas de familias preocupadas por sus hijos, enseña cómo detectar el proceso de adoctrinamiento. “El cambio se produce tras un encuentro con un joven supuestamente sensible a las injusticias, con un discurso que le trasforma en salvador de la humanidad. El proceso empieza siempre a través de las redes sociales”. Los padres, insiste, deben estar muy atentos a los signos de ruptura concretos: “El/la joven deja de frecuentar a sus amigos, justificándose en que estos no viven en la verdad; renuncia a sus actividades extraescolares, rechaza la música, cambia de manera de vestir y, por último, no acude a clase”.

¿Cómo se ha llegado a esto? El Estado Islámico, antiguamente conocido como ISIS (Estado Islámico de Irak y el Levante), surgió entre las cenizas de la guerra civil siria como organización hermana del Frente Al Nusra, la filial de Al Qaeda en el país, especializada en sangrientos atentados con coches bomba contra las tropas de Bachar al Assad, un grupo al que ayudó el propio Al Bagdadi. Pero el gran golpe de mano del autoproclamado Califa y Amir Al Mumini (Comendador de los Creyentes), llegó a finales de 2013, cuando el Estado Islámico atacó la región de Al Anbar (Irak), tomando el control de las localidades de Faluya y Ramadi. Tras años de opresión a manos del Gobierno del chií Nuri Al-Maliki, las mismas tribus suníes que habían combatido hacía años a los alqaedistas les dieron ahora la bienvenida.

El apoyo popular (consecuencia del sectarismo y la corrupción galopante del Gobierno Maliki) ha convertido al Estado Islámico en una formidable fuerza bélica, especialmente tras la toma de Mosul, la segunda ciudad de Irak, donde sus combatientes se hicieron con armamento norteamericano de última generación, lo que les ha permitido llegar prácticamente a las puertas de Bagdad y Erbil. En el camino, las ya porosas fronteras desérticas entre Irak y Siria quedaron más o menos difuminadas, y lo que queda entre ambos países es un borroso 'Yihadistán' que conforma la base para un posible estado islámico o califato.

Esta mujer siria está arriesgando su vida al filmar secretamente este vídeo. Cubierta por el niqab (velo que oculta el rostro) que está obligada a llevar, recorre paseando la ciudad de Raqqa, donde los yihadistas imponen sus leyes desde el pasado marzo”. Así comienza la grabación que muestra las entrañas del bastión del Estado Islámico, una ciudad de 220.000 personas que los seguidores del ‘califa’ Abu Bakr Al Bagdadi han convertido en su capital, adornada con banderas negras y legislada por la interpretación más estricta de la sharia.

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