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Marroquíes contra subsaharianos en Tánger, a golpe de machete
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al menos cinco heridos ingresados en hospitales

Marroquíes contra subsaharianos en Tánger, a golpe de machete

Violentos incidentes protagonizados por marroquíes en Tánger se han saldado con al menos cinco subsaharianos heridos a machetazos

Foto: Imágenes tomadas durante los altercados, en las inmediaciones de Tánger. (Elena González)
Imágenes tomadas durante los altercados, en las inmediaciones de Tánger. (Elena González)

Hacia la siete de la tarde, unas veinte mujeres subsaharianas con sus bebés regresaban a sus casas a bordo de dos minibuses por la avenida principal del barrio de Boukhalef, a unos pocos kilómetros de Tánger, cerca del aeropuerto. Desde lo alto de la calle ya se vislumbraban dos contendedores de basura volcados en mitad de la vía y un grupo de hombres marroquíes, armados con machetes y palos, persiguiendo a un grupo de hombres subsaharianos. Cuando el primer minibús llegó a su altura, los marroquíes se volvieron contra el minibús y comenzaron a golpearlo con los palos, increpando a los conductores para que dieran la vuelta mientras volcaban un tercer contenedor.

“¡Llévanos a la comisaría de policía, llévanos a la policía!”, gritaban las mujeres en el interior de los vehículos. Con un “¡Joder!” impecable, pronunciado en el español que se habla en Tánger, el conductor del primer minibús da la media vuelta y su compañero le sigue: “Hay que irse. Hay una pelea entre marroquíes y africanos”.

Las mujeres bajaron apresuradas con los bebés en brazos. Unas, camino de sus casas y otras, sin atreverse a adentrarse más en el barrio, esperaron al principio de la calle a que las cosas se calmaran en esa parte del vecindario, que no era la única en la que los vecinos tenían que pensárselo dos veces antes de pasar. En otro punto, una columna de humo negro se alzaba en el cielo desde la zona de los apartamentos que hay junto a la mezquita, la gran mayoría de ellos habitados por inmigrantes subsaharianos.

Allí, apoyada en una columna, Ilian, una camerunesa de 30 años, se explica entre sollozos y rodeada de un colchón, varias botellas de plástico, algunas mantas y una decena de vecinos que han salido a ver qué pasa. El colchón y las mantas es lo poco que ha podido salvar. “Todo lo demás lo han quemado los marroquíes”, dice señalando los dos montones de cenizas humeantes frente a ella. “Me han robado el pasaporte, los documentos y la policía no hace nada”.

placeholder Imágenes tomadas durante los altercados. (E. González)

Los altercados entre marroquíes y subsaharianos en este barrio tangerino son frecuentes, sobre todo en épocas en las que la inmigración vuelve a las primeras páginas; épocas que se aprovechan para dar rienda suelta a las tensiones entre comunidades ante una policía que permanece impasible, según denuncian los inmigrantes. Esta vez, al menos cinco personas, todas ellas pertenecientes a la comunidad subsahariana, han terminado en el hospital con heridas de machete en la cabeza, según denuncia Helena Maleno, del colectivo Caminando Fronteras, que también resultó agredida en una de las refriegas y va a presentar hoy denuncia, aunque en el momento de la agresión “el comisario de policía que estaba allí, junto a mi, no hizo absolutamente nada”, señala a este diario.“Por suerte, los compañeros subsaharianos formaron un cordón a mi alrededor y así pude escapar”.

En conversación con El Confidencial, Maleno relata que un grupo de marroquíes la rodeó cuando acudió a Boukhalef a interesarse por lo que estaba ocurriendo. De hecho, fue ella quien llamó a la policía para que entraran en el barrio a detener los altercados-. “Puta española, vete a Tinduf, me decían los marroquíes mientras me tocaban los pechos” –explica la investigadora. Cuenta que eran unos cincuenta hombres. Uno de ello iba acercándose cada vez más a ella con un machete. “Creía que no lo contaba esta vez” –comenta.

placeholder La activista Helena Maleno.
La activista Helena Maleno.

Las persecuciones a los subsaharianos por parte de grupos de marroquíes con palos, piedras y machetes se prolongaron hasta más allá de las dos de la pasada madrugada por algunas zonas del barrio, en las que a lo largo de la noche podía verse a varios inmigrantes corriendo para intentar refugiarse. “No sé si voy a volver a casa esta noche”, apunta desde las afueras del barrio Kabu Iri, un marfileño. En otras calles, las diferencias entre comunidades se intentaron solucionar con palabras:“Estáis en un país de musulmanes y tenéis que respetarlo. Lo que no puede ser es que en pleno mes de Ramadán os beséis al lado de la mezquita”,espeta un marroquí. “Lo que no puede ser es que no nos queráis alquilar los apartamentos, y que entréis a robar y a tirar a la calle nuestras cosas”,responde un camerunés.

“El verdadero problema –señala otro vecino marroquí fuera del corrillo- es que ocupan los apartamentos. Tiran la puerta abajo y entran”. Los subsaharianos se defienden diciendo que ellos pagan el alquiler, pero que muchas veces tienen que hacerlo entre varios para poder permitírselo.

Como consecuencia de la apresurada partida de más de 1.300 inmigrantes, la mayoría de este barrio, durante las 48 horas que duró la “promoción para ir a España”, la gente dejó sus casas y, al volver, muchos de los que no lo consiguieron se han encontrado con sus cosas en la calle. El barrio, sin embargo, no se ha vaciado. Animados por la “oferta”, cientos de subsaharianos, sobre todo de Rabat y Casablanca, han subido a Tánger a probar suerte.

Desde el pasado domingo, cuando empezó a circular el rumor de que las autoridades marroquíes no controlarían sus costas –como así fue durante 48 horas- el boca a boca de noticias y falsas noticias ha sido constante en Tánger y se ha extendido a todo Marruecos. El último, rozando el esperpento, es que una ONG española estaba inscribiendo en el centro de Tánger a las mujeres y los niños de Boukhalef para llevarlos a España en barco.

En realidad, se trataba de una invitación de varias asociaciones de migrantes que participan en el Festival Twiza de cultura africana y bereber, que se celebra estos días en Tánger. La idea de los organizadores era que algunas de ellas participaran en una charla informativa con las asociaciones. Sin más. La idea, en cambio, que alguien hizo circular entre la comunidad subsahariana era que iban a llevarlas a Tarifa con sus bebés.

Al darse cuenta de que era un falso rumor, después de pasar un par de horas bajo la jaima donde se celebraba la charla en el centro de Tánger, más de cincuenta mujeres volvieron decepcionadas a Boukhalef en uno de los minibuses que les facilitó el festival. Allí se encontraron con un barrio en plena batalla campal, donde el balance ha sido de cinco heridos, varios apartamentos quemados y vecinos pasando la noche en la calle temiendo entrar en sus casas.

Hacia la siete de la tarde, unas veinte mujeres subsaharianas con sus bebés regresaban a sus casas a bordo de dos minibuses por la avenida principal del barrio de Boukhalef, a unos pocos kilómetros de Tánger, cerca del aeropuerto. Desde lo alto de la calle ya se vislumbraban dos contendedores de basura volcados en mitad de la vía y un grupo de hombres marroquíes, armados con machetes y palos, persiguiendo a un grupo de hombres subsaharianos. Cuando el primer minibús llegó a su altura, los marroquíes se volvieron contra el minibús y comenzaron a golpearlo con los palos, increpando a los conductores para que dieran la vuelta mientras volcaban un tercer contenedor.

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