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Los siete pecados judiciales de Sarkozy, imputado por "corrupción activa"
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EL EXPRESIDENTE: ''QUERÍAN HUMILLARME''

Los siete pecados judiciales de Sarkozy, imputado por "corrupción activa"

Como en un auténtico juego del ratón y el gato, en cuanto Nicolas Sarkozy amaga y enseña el morro electoral, los felinos de la Justicia se lanza sobre él

Foto: Nicolas Sarkozy a su salida de los juzgados (Reuters)
Nicolas Sarkozy a su salida de los juzgados (Reuters)

Sarkozy contraataca. En sus primeras declafraciones depués de haber sido imputado por corrupción activa, tráfico de influencias y violación del secreto profesional, el expresidente francés ha denunciado "la instrumentalizción política de parte de la Justicia", en una entrevista grabada para la cadena de TV, TF 1, y la radio Europe 1. "No he cometido nunca un acto en contra de los principios republicanos o del Estado de derecho", ha señalado el posible candidato de la derecha a las presidenciales de 2017, que ha juzgado duramente a los magistrados que le han retenido durante 16 horas: "Había una clara voluntad de humillarme".

El que fuera jefe del Estado entre 2007 y 2012 ha asegurado además que "el sindicato de la magistratura tiene la obsesión de destruirme". En opinión de Sarkozy, que ayer declaró ante la policía judicial y en calidad de detenido, se está dando una imagen de él que no se ajusta a la verdad. "Digo a quienes nos escuchan o nos ven que jamás he traicionado su confianza", aseguró el exmandatario. El político conservador, primer exjefe del Estado francés obligado a prestar testimonio como detenido, subrayó que no pide "ningún privilegio" y que si ha cometido los hechos que se le achacan "asumirá todas las consecuencias", porque no es un hombre "que escape de mis responsabilidades".

'En el país de los derechos humanos se está dando actualmente una instrumentalización política de una parte de la Justicia', ha denunciado Sarkozy

No obstante, consideró que "la situación es lo suficientemente grave" como para que se pronuncie y diga ante la ciudadanía que en Francia, "el país de los derechos humanos, el del Estado de Derecho", se está dando actualmente "una instrumentalización política de una parte de la Justicia". En esta comparecencia, grabada horas antes de su difusión y de unos veinte minutos de duración, Sarkozy preguntó además si es "normal haber sido escuchado durante tanto tiempo", y que el contenido de esas escuchas telefónicas haya sido difundido por la prensa.

"Unos 20 magistrados se ocupan de mí. Pero no encontrarán nada", ha advertido el exmandatario, que aclaró que se mantiene en la caarrera por las las elecciones de 2017. "No me planteo renunciar. Tengo un deber hacia mi país. Veo con consternación el estado de Francia y su sufrimiento. A finales de agosto decidiré lo que tengo que hacer", ha dicho.

Imputado por corrupción activa

Sarkozy se ha pronunciado así tras su imputación por "corrupción activa", tráfico de influencias y encubrimiento de la violación del secreto profesional. Como en un auténtico juego del ratón y el gato, en cuanto Nicolas Sarkozy amaga y enseña el morro electoral, los felinos de la Justicia se lanza sobre él. El pasado domingo había sugerido, con más empeño de lo habitual, su retorno a la escena política. Pocas horas después, su abogado y otros dos magistrados ligados a él eran llamados a declarar por la Policía Judicial. Un día más tarde, él mismo era requerido por los funcionarios de las operaciones mani pulite francesas para someterse a lo que aquí se llama “garde à vue”, una retención en comisaría que puede durar hasta 48 horas, o 72 en los casos más graves, como terrorismo, y finalmente durante esta madrugada ha sido imputado por "corrupción activa".

Esta figura jurídica no implicaba culpabilidad, pero desde el primer momento cubría con un manto de sospecha indeleble al sospechoso. Por eso, tanto los partidarios de Sarkozy como otras voces en la judicatura hablaron de “encarnizamiento” con el auténtico líder de la opositora Unión para un Movimiento Popular (UMP). El prestigioso abogado y presidente de la Liga Internacional contra el Racismo y el Antisemitismo (LICRA), Alain Jacubowicz, llegó a calificar la “garde à vue” de Sarkozy como “excesiva y humillante”.

Las dos juezas encargadas del caso querían confrontar las opiniones de los cuatro “detenidos” sobre los supuestos delitos de tráfico de influencia y violación del secreto de instrucción. La investigación se centra en las sospechas de que Sarkozy haya utilizado a su amigo, el exjuez del Tribunal Supremo Gielbert Azibert para informarle sobre el curso de dos de las pesquisas judiciales que le atañen: la supuesta financiación de la campaña electoral de 2007 por parte de Muammar el Gadafi y la pretendida obtención ilegal de fondos de la multimillonaria propietaria de L’Oréal, Liliane Bettencort, para la misma campaña.

Teléfono pinchado y un retiro de lujo

En septiembre de 2013, un juez ordenó el pinchazo de los teléfonos de Sarkozy. Este, advertido presuntamente por sus contactos en las esferas del Estado, cambió de móvil y utilizó con su abogado otro aparato bajo nombre falso. La maniobra no escapó a los policías; ahora, basándose en esas escuchas, el exmandatario se ve tratado como ciudadano no aforado. En esas grabaciones se da a entender, según algunas fuentes, que el juez Azibert sería recompensado con un retiro de lujo en la Justicia de Mónaco si ayudaba a su amigo.

Por supuesto, la defensa de Sarkozy niega todo en bloque, pero ni ella misma está en capacidad de saber el calibre de todo el arsenal jurídico que diferentes jueces han recopilado en contra de su defendido.

Los siete pecados de Sarkozy

La gran esperanza blanca para buena parte del centro-derecha francés se encuentra inmerso en siete pesadillas judiciales:

Tráfico de influencias. Las escuchas de la policía demostrarían los lazos de Sarkozy con ex altos cargos policiales y jueces, de los que obtendría información sobre la marcha de sus problemas judiciales.

La financiación libia. Tras el bombardeo aliado a las posiciones del que fuera su amigo, el líder de la Yamahiriya libia, fue el propio hijo de Gafadi, Saif Al Islam, el que lanzó la primera piedra. En declaraciones en exclusiva al canal europeo de noticias Euronews, en marzo de 2011, Saif dijo textualmente: “Sarkozy debe devolver el dinero que aceptó de Libia para sufragar su campaña electoral (de 2007). Nosotros hemos financiado su campaña, tenemos las pruebas. Estamos dispuestos a revelarlo todo. Lo primero que pedimos a ese payaso es que devuelva el dinero al pueblo libio. Le dimos dinero para que apoyara al pueblo libio, pero nos ha defraudado. Tenemos todos los detalles, las cuentas bancarias, los documentos y las operaciones de transferencia…”.

Tanto los partidarios de Sarkozy, como otras voces en la judicatura, hablan de ‘encarnizamiento’ con el auténtico líder de la opositora UMP

Algunas fuentes sugieren que entre la jauría que eliminó a Muammar el Gadafi se encontraba un agente secreto francés. Por su parte, Sail Al Islam espera juicio en su propio país.

El affaire Tapie. El excantante, exempresario, expresidente del Olympique de Marsella, exactor y expolítico de izquierdas Bernard Tapie recibió en 2008 450 millones de euros de indemnización del Estado, después de haber perdido su fortuna y haber pasado por la prisión años antes. Tapie dice haber sido víctima de estafa del banco público Crédit Lyonnais cuando vendió su empresa, Adidas, en 1992. Los jueces creen que Sarkozy forzó a los representantes del Estado en el proceso y a su ministra de Economía del momento, Christine Lagarde, para que Tapie obtuviera la indemnización. Antes de 2007, Tapie había mostrado su desapego con la izquierda y su apoyo al líder de la derecha.

El asunto Karachi. El antiguo primer ministro conservador, Edouard Balladour, es investigado por haber diseñado un mecanismo de retrocomisiones en las ventas de armas a Paquistán y Arabia Saudí, en 1995. Nicolas Sarkozy era, en ese momento, ministro del Presupuesto y portavoz del Gabinete.

El caso Bettancourt. Otro juez sospechaba que Sarkozy había recibido fuertes sumas de dinero para financiar su campaña electoral de la mano de Liliane Bettencourt, la magnate del imperio cosmético L’Oréal, que, además, tendría sus facultades mentales mermadas. El magistrado no pudo probarlo y Sarkozy salió limpio del caso.

Los sondeos del Elíseo. El expresidente encargaba análisis de opinión a ciertas empresas de amiguetes, sin pasar por el obligado concurso público.

Bygmalion. LA UMP sobrefacturó los actos electorales de la campaña presidencial de 2012, en acuerdo con la empresa de comunicación Bygmalion, cuyos propietarios son íntimos del exsecretario general del partido, Jean-François Copé. Más de 18 millones de euros se han volatilizado. Copé ha perdido el puesto y su futuro político, de momento. Los abogados de Sarkozy claman que su defendido no tiene nada que ver con el asunto.

Para el hombre que quiere volver a la política para “salvar a Francia”, una parte de la judicatura, los jueces de izquierda para entendernos, sólo persiguen descarrilarle de la vía electoral que pretende tomar con vistas a las presidenciales de 2017. La inquina de ciertos magistrados contra Sarkozy es tan evidente como la de otros jueces conservadores contra la política judicial “tolerante y prodelincuente” del actual presidente, François Hollande y, en concreto, de su ministra de Justicia, Christiane Taubira.

Que entre los jueces hay firmes partidarios de la derecha y militantes de izquierda no es un secreto, y menos después del escándalo del “muro de los gilipollas”, un panel instalado en la sede del sindicato de jueces de la izquierda en el que se colgaban las fotos de los que ellos consideraban “unos gilipollas”. Entre los homenajeados, políticos y personajes de derecha, pero también padres de víctimas de violación o de asesinato.

'Cui prodest?' Izquierda, derecha y FN, contentos

Si los problemas judiciales apartan definitivamente a Sarkozy de la lucha electoral de 2017, es evidente que los socialistas no le llorarán. Hollande, que derrotó al candidato de la UMP en 2012, o el candidato del PSF que se presente, coinciden en que el rival más peligroso sigue siendo Nicolas Sarkozy.

Los sarkozistas acusan directamente a Hollande de haber creado un equipo en el Elíseo sólo dedicado a “matar políticamente a Sarkozy”, de haber ordenado pinchar sus teléfonos y de presumir de que “conoce todos los movimientos” de su rival.

Para la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, todo lo que implique sospecha de corrupción en la esfera política es un regalo. Hace años que el FN explota el lema populista “todos podridos”, para denunciar las corruptelas de la derecha y la izquierda.

Duelo en “UMP corral”

En la derecha, entre su propia familia, el interrogatorio policial a Sarkozy hace felices a dos de los principales candidatos a las primarias internas en la UMP, los exjefes de gobierno, François Fillon y Alain Juppé. Fillon, expremier a las órdenes de Sarkozy, exulta con las citas judiciales de su antiguo jefe.

Juppé guarda mejor las formas, pero comparte sueños con su aliado de circunstancias. En ciertos sondeos, aventaja a Sarkozy. Con el partido deshecho después del escándalo Bigmalion, la campaña para elegir a su figura para 2017 se ha convertido en una especie de duelo en UMP corral, y tanto Juppé como Fillon están encantados con que los jueces le hayan quitado las cartucheras a Sarkozy.

Ni las encuestas ni las primarias dentro de su partido pueden frenar la ambición política de Nicolas Sarkozy. Sólo los jueces pueden frustrar sus aspiraciones. Si lo consiguen, el nieto de judío de Salónica e hijo de húngaro volverá a la abogacía y a ganar dinero dando conferencias. En sus ratos libres, calentará los conciertos de su mujer, Carla Bruni, como telonero desde el patio de butacas.

Sarkozy contraataca. En sus primeras declafraciones depués de haber sido imputado por corrupción activa, tráfico de influencias y violación del secreto profesional, el expresidente francés ha denunciado "la instrumentalizción política de parte de la Justicia", en una entrevista grabada para la cadena de TV, TF 1, y la radio Europe 1. "No he cometido nunca un acto en contra de los principios republicanos o del Estado de derecho", ha señalado el posible candidato de la derecha a las presidenciales de 2017, que ha juzgado duramente a los magistrados que le han retenido durante 16 horas: "Había una clara voluntad de humillarme".

Marine Le Pen Jueces Libia François Hollande
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