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El ‘fracking’ asusta a los alemanes
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TRAS ADELANTAR EL CIERRE DE LAS NUCLEARES

El ‘fracking’ asusta a los alemanes

Energiewende, la palabra de moda entre los políticos alemanes. Significa cambio de modelo energético. El país afronta ahora una transición vital para su futuro

Foto: Ecologistas y ciudadanos protestan contra el 'fracking' en Saal, Alemania, el pasado 25 de mayo. (Reuters)
Ecologistas y ciudadanos protestan contra el 'fracking' en Saal, Alemania, el pasado 25 de mayo. (Reuters)

‘Energiewende’ es la palabra de moda entre los políticos alemanes. Significa cambio de modelo energético. Y es que el país afronta una transición vital para su futuro, especialmente tras adelantar Merkel el cierre de todas las centrales nucleares. El 'fracking' ha entrado en juego. El Gobierno ya estudia aprobar una nueva ley que permita esta técnica bajo ciertas condiciones. Parte de la ciudadanía está alarmada.

Era la conspiración perfecta. Sigmar Gabriel, vicecanciller de Alemania y ministro de Economía, había remitido un escrito a la presidenta de la Comisión de Presupuestos. En la misiva, aseguraba que el Gobierno pretende aprobar, antes de la pausa parlamentaria veraniega, una ley que regulará la extracción de gas por medio de la técnica conocida como fracking, o fracturación hidráulica. Esto significaba que un asunto tan controvertido sería solventado bajo la sombra del Mundial de Fútbol, que mantiene enganchados al televisor a millones y millones de alemanes.

‘Podemos entender que mucha gente esté preocupada. Pero la tecnología es segura. Debemos tener una visión abierta en general, no sólo para el 'fracking', sino hacia todas las nuevas tecnologías”, explica Wachter, responsable de Seguridad de la BDI

Las alarmas se dispararon. Diversas organizaciones comenzaron a recoger firmas para mostrar su indignación, alertando a los germanos sobre las intenciones ocultas del Ejecutivo. En pocos días consiguieron más de 340.000. Medios alemanes, como el Süddeutsche Zeitung, se hicieron eco de la polémica. Sin embargo, la realidad no es exactamente así.

Los políticos alemanes no van a aprobar ninguna ley relacionada con el fracking antes de irse de vacaciones. El propio Sigmar Gabriel reconoció, más tarde, la “minuciosidad” que necesita este asunto, que en estos momentos se encuentra en fase de negociación entre los ministerios de Economía y Medio Ambiente. También Campact, la plataforma virtual que acoge la campaña anti-fracking, ha admitido que se equivocó al dar voz a este rumor. Aun así, su protesta continúa. Y es que en Alemania no existe ninguna legislación específica sobre esta controvertida técnica.

El apoyo de la poderosa Confederación Empresarial

La fracturación hidráulica, o fracking, es un modo de extraer gas natural del subsuelo que consiste en inyectar agua a grandes presiones para que surja hacia la superficie el gas allí instalado. En sí, esta técnica no es nueva, pues se ha realizado durante gran parte del siglo XX. Lo que supone una novedad es el tipo de gas que se quiere conseguir a partir de ahora: el gas pizarra, de tipo “no convencional”, como se refieren a él los informes de los expertos, para el que se requiere un proceso diferente.

Este es precisamente el gas que quieren comenzar a extraer de forma masiva en Alemania ciertas empresas que poseen el apoyo, entre otros, de la confederación empresarial alemana, la influyente Bundesverband der Deutschen Industrie (BDI).

Uno de los problemas que presenta elfracking es la utilización de elementos químicos en el agua inyectada. “Podemos entender que mucha gente esté preocupada por este uso del agua potable. Pero nosotros pensamos que no es el caso, que la tecnología es segura. Debemos tener una visión abierta en general, no sólo para el fracking, sino hacia todas las nuevas tecnologías”, explica a este diario Matthias Wachter, responsable del departamento de Seguridad y Materias Primas de la BDI.

“Ya estamos utilizando el fracking en Alemania”, añade. “En relación con gas convencional, lo hemos estado haciendo durante más de 50 años, desde 1963, en los que hemos llevado a cabo más de 300 perforaciones. Y no hemos tenido ningún incidente medioambiental”.

La agencia Federal de Protección Ambiental, asesora del ministerio de Medio Ambiente, subrayaba en un informe publicado en 2013 la ausencia de información real sobre los compuestos químicos utilizados por las empresas

No piensan igual las más de 250 organizaciones, tanto alemanas como del resto de Europa, que firmaron la Resolución Korbach. Entre ellas se encuentra la Bürgerinitiative Fracking freies Hessen (Iniciativa Ciudadana Hessen Libre de Fracking), a la que pertenece el activista Andy Gheorghiu, quien asegura que “existen numerosos artículos que hacen referencia a sucesos ocurridos durante los últimos años”. Asimismo, la agencia Federal de Protección Ambiental, asesora del ministerio de Medio Ambiente, subrayaba en un informe publicado en 2013 la ausencia de información real sobre los compuestos químicos utilizados por las empresas. “Sólo en 28 de los fluidos de fracking utilizados en Alemania entre 1983 y 2011 ha sido posible determinar los aditivos empleados. Esa cifra equivale a un 25% de los datos de las cerca de 30 medidas de fracking llevadas a cabo hasta la fecha en Alemania”, indica el estudio.

‘Energiewende’, la palabra de moda

Desde hace un par de años, Energiewende es la palabra que está en boca de todos los políticos alemanes. En mayo de 2011, Merkel decidió abordar el cierre de todas las centrales nucleares del país, una decisión tomada por el Ejecutivo anterior, pero que la canciller quiso posponer al tomar posesión de su cargo. El desastre de Fukushima la llevó a cambiar de opinión. Desde entonces, el Energiewende, el cambio de modelo energético, se ha convertido en prioritario. La meta del plan es que las energías renovables supongan el 50% del consumo eléctrico total en la década de 2030, y que el porcentaje ascienda hasta el 80% para el año 2050.

“El gas es necesario para cumplir los objetivos del Energiewende, la pregunta es ¿de dónde lo sacamos? ¿Tenemos que importarlo de, digamos, Rusia, o lo conseguimos de nuestro propio vecindario y así diversificamos nuestros recursos y también nuestra dependencia de, digamos, Rusia?”. Wachter, de la patronal alemana, está convencido de que el fracking es la solución a los problemas que el cambio del modelo energético se encuentra por el camino.

El último son las reticencias que ha suscitado en Bruselas el borrador de la Erneuerbaren-Energien-Gesetzes (o EEG, Ley de Energías Renovables). El eurocomisario de Competencia, Joaquín Almunia, encuentra en dicho borrador incompatibilidades con las leyes de la Unión Europea. Tampoco comprende por qué la EEG no permite que las plantas de energías renovables del resto de Europa puedan ser remuneradas por los usuarios germanos cuando estas exporten electricidad a Alemania.

Asimismo, la delicada situación que atraviesan las relaciones diplomáticas entre Alemania, el resto de Europa y Estados Unidos con Rusia debido a la crisis de Ucrania se percibe en ciertos sectores como una amenaza debido a la posibilidad de que Moscú corte el suministro. Este miedo ha vuelto a poner sobre la mesa la extracción de gas pizarra mediante la técnica del fracking.

“Ni Rusia es tan importante ni hay tanto gas en nuestra tierra”

No obstante, las asociaciones de la Resolución Korbach no creen que esta técnica pueda suponer ningún cambio sustancial en la tendencia energética del país. Aducen dos motivos: ni las importaciones de Rusia son tan importantes ni existe tanto gas pizarra en el subsuelo alemán.

Según un informe del pasado mes de abril del ministerio de Economía y Energía, el gas representó alrededor del 22% del suministro total de energía al terminar el año 2013. De este, un 11% se produce dentro de las fronteras de Alemania si atendemos a los datos de 2012. Sin embargo, el principal miembro de la tarta del gráfico sobre el origen del gas es Rusia, con un 31%, seguido de Noruega (24%), Países Bajos (23%) y Dinamarca (11%).

‘El gas es necesario para cumplir los objetivos del Energiewende; la pregunta es ¿de dónde lo sacamos? ¿Tenemos que importarlo de, digamos, Rusia, o lo conseguimos de nuestro vecindario y así diversificamos nuestras recursos y también nuestra dependencia?’

“El gas natural importado de Rusia supone alrededor de un 6-7% del total del consumo de energía primaria en Alemania”, resume el activista Andy Gheorghiu. Por lo tanto, lo tiene claro: “La independencia energética real y un verdadero crecimiento sólo pueden llegar centrándose en los objetivos que ya se han establecido políticamente”.

Por otro lado, todavía no está clara la cantidad exacta de gas pizarra en territorio alemán. De acuerdo con las estimaciones realizadas por el Instituto Federal de Geociencias y Materias Primas (Bundesanstalt für Geowissenschaften und Rohstoffe), hay disponibles alrededor de 2,3 trillones de metros cúbicos. Esta cantidad está muy por debajo de los más de 18,800 trillones que propiciaron el florecimiento del fracking en Estados Unidos.

“Conmigo no habrá ‘fracking’”

En la actualidad, las empresas reciben la concesión o no para llevar a cabo perforaciones siguiendo un complicado marco legislativo que abarca diferentes normas, principalmente la de la minería. Así pues, mientras en el Estado federado de Hesse se han denegado muchas licencias, en Renania del Norte-Westfalia, cerca de un 60% del territorio está abierto a exploraciones. Es en este ‘Land’ donde se encuentran las mayores reservas de gas pizarra del país y, por tanto, donde la industria tiene más interés por explorar. No obstante, la presidenta del Estado, Hannelore Kraft, ha sido clara: “Conmigo no habrá fracking”, dijo recientemente la socialdemócrata a un diario local.

Sin embargo, otros políticos se muestran más partidarios de realizar pruebas que permitan implantar la técnica. Especialmente después de las tensiones diplomáticas con Rusia. Es el caso del democristiano Oliver Wittke, el liberal Christian Lindner o Bernd Westphal, colega de Kraft en el SPD. La confederación empresarial alemana insiste en esa idea. “Todo el debate que se está manteniendo durante la negociación de la nueva legislación es en el plano teórico. Nosotros decimos, probemos, experimentemos para conseguir un resultado satisfactorio”, en palabras de Matthias Wachter.

En el escrito del vicecanciller Gabriel que desató la polémica sobre el Mundial, se mencionaba la posibilidad de que se prohibiera perforar en las reservas ecológicas, donde el agua está protegida por su valor medio ambiental. Esto supone el 14% del territorio alemán, lo que no es suficiente para los activistas en contra del fracking, como Andy Gheorghiu: “Estas zonas ya están, debido a su naturaleza, protegidas de los impactos de los proyectos de fracking. Si se tienen que establecer zonas de exclusión, la lista ha de ser definitivamente extendida”.

‘Energiewende’ es la palabra de moda entre los políticos alemanes. Significa cambio de modelo energético. Y es que el país afronta una transición vital para su futuro, especialmente tras adelantar Merkel el cierre de todas las centrales nucleares. El 'fracking' ha entrado en juego. El Gobierno ya estudia aprobar una nueva ley que permita esta técnica bajo ciertas condiciones. Parte de la ciudadanía está alarmada.

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