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La culpable de que Japón beba whisky
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UNA ESCOCESA DESCONOCIDA QUE CREÓ UN IMPERIO

La culpable de que Japón beba whisky

En Japón se bebe whisky, uno de los mejores. Todo gracias una excéntrica mujer que logró montar la que es una de las destilerías más importantes del sector

Foto: La escocesa Rita Cowan, creadora del imperio del whisky, junto a su marido, Masataka Taketsuru (Archivo).
La escocesa Rita Cowan, creadora del imperio del whisky, junto a su marido, Masataka Taketsuru (Archivo).

En Japón se bebe whisky. Y uno de los mejores del mundo, según los expertos. Lo que nadie sabe es que todo empezó gracias una excéntrica mujer que, sin saber palabra del dialecto de Osaka, logró montar la que es hoy una de las destilerías más importantes del sector, Nikka Whisky. La escocesa Rita Cowan tiene calles con su nombre en el país del sol naciente, pero en su tierra natal es una auténtica desconocida. En los mentideros cuentan que ni el nacionalista Alex Salmond había oído escuchar de ella.

Más de cincuenta años después de su muerte, su historia sale ahora a la luz gracias a la televisión japonesa, que le ha dedicado una serie. La emisión será a finales de año y se espera que tenga una audiencia de más de 20 millones de espectadores. Será la primera vez que un personaje no nipón queda retratado en la miniserie más popular del país. Allí su fama llega hasta tal punto que los grupos de fans realizan peregrinaciones anuales hasta la ciudad de Yoichi, donde nació el negocio familiar.

En Japón se bebe whisky. Uno de los mejores del mundo. Lo que nadie sabe es que todo empezó gracias una excéntrica mujer que, sin saber una palabra del idioma, logró montar la que hoy es una de las destilerías más importantes del sector

Los medios británicos se han hecho eco de la noticia centrándose más en la polémica de la actriz elegida para darle vida. Se trata de Charlotte Kate Fox y el hecho de que sea americana y no escocesa no ha sentado demasiado bien en las islas. Pero intereses dramaturgos aparte, lo que realmente llama la atención es cómo una mujer fue capaz de mudarse en los años 20 a la otra parte del mundo -sin el consentimiento familiar- para montar un negocio que allí no tenía tradición.

El comienzo de su aventura: un asesinato en Damasco

Como tantas otras, la aventura comienza con una historia de amor. Nacida en 1896, Jessica Roberta -Rita, cómo luego la apodó su marido- era la hija de un médico de Kirkintilloch, una pequeña localidad a las afueras de Glasgow. Con la fecha de su boda ya fijada, su vida dio un vuelco cuando su prometido fue asesinado en Damasco durante la Primera Guerra Mundial.

En 1918, su padre murió de un ataque al corazón. Por ello, su madre empezó a ofrecer habitaciones para alquilar a universitarios como fuente de ingresos. Fue así como Masataka Taketsuru, un estudiante de Hiroshima, se cruzó en su vida. Con 25 años, el joven había sido rechazado en varios hostales. Pero finalmente pudo quedarse en el hogar de los Cowan mientras estudiaba Químicas en la universidad de Glasgow. Realmente, la empresa donde trabajaba le había mandado a Europa para aprender de los brebajes occidentales.

A su vuelta estaba previsto que se casara con la hija del jefe, pero cuando conoció a Rita los planes cambiaron. La leyenda cuenta que ambos se enamoraron escuchando Auld Lang Syne, una famosa canción escocesa. Aunque otros dicen que el amor surgió en Navidad. Sea como fuere, Masataka rompió su compromiso y decidió quedarse a vivir en Escocia para no separarse de su amada, quien ya por aquel entonces sufría problemas de salud.

Consciente de los sueños que él tenía antes de conocerla, fue Rita la que le dijo: “Debes regresar a Japón, y si te casas conmigo, iremos juntos”. Después de realizar una ruta por las destilerías de todo el país, la pareja se casó en una oficina de registro de Calton en enero de 1920, a pesar de la oposición de ambas familias.

“Fue la creadora de un imperio”

El escritor Misaki Udo, autor de The Scottish Whisky Distilleries, asegura que Rita tuvo un papel clave en la carrera posterior de Masataka. “Sin ella, no hubiera logrado el imperio que creó”, explica. “Fue un apoyo fundamental tanto a nivel profesional como emocional”, recalca. “Le animó cuando estaba a punto de tirar la toalla y opinó en todas las catas para lograr la calidad de whisky deseada”, añade.

A pesar de no hablar una palabra de japonés, en noviembre de 1920, Rita se trasladó al país del sol naciente con su marido. Con Japón en recesión, el clima no era el propicio para crear un negocio. Masataka no encontraba a ningún socio. Lógicamente, después de dejar a su hija plantada en el altar, su antiguo jefe tampoco quería saber nada de él.

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Fue Rita quien tomó las riendas de la situación. Era ella la que traía dinero a casa impartiendo clases de inglés mientras su esposo hacía sus ensayos en el laboratorio. Es más, llegó a dominar las habilidades que se le presuponían a una ama de casa japonesa.

No fue hasta 1934 cuando la pareja inauguró su primera destilería en Yoichi, aunque hicieron falta otros seis años para quelas primeras botellas de Nikka Whisky vieranla luz. Fueron años difíciles. En plena Segunda Guerra Mundial, Rita siempre estuvo en el punto de mira de las autoridades, quienes sospechaban de ella simplemente por su nacionalidad. La tomaron erróneamente por espía pensando que pasaba información a los submarinos aliados. Los niños lanzaban piedras contra su casa y los adultos no le dirigían la palabra.

En Japón se bebe whisky. Y uno de los mejores del mundo, según los expertos. Lo que nadie sabe es que todo empezó gracias una excéntrica mujer que, sin saber palabra del dialecto de Osaka, logró montar la que es hoy una de las destilerías más importantes del sector, Nikka Whisky. La escocesa Rita Cowan tiene calles con su nombre en el país del sol naciente, pero en su tierra natal es una auténtica desconocida. En los mentideros cuentan que ni el nacionalista Alex Salmond había oído escuchar de ella.

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