Otro aterrizaje forzoso de Malaysia Airlines desata el terror en Kuala Lampur

Malasia, China y otros doce países lloran a las 239 víctimas del vuelo MH370, tras 17 días de búsqueda y cuya desaparición ha alimentado todo tipo de teorías sin rigor alguno. Uno de los primeros misterios ya se ha resuelto, pero quedan incógnitas y dudas que por el momento no tienen explicación. Ni científicas, ni políticas. Nadie asume una situación que por el momento no se ha cobrado cabeza alguna más allá de los que subieron al avión con destino a Pekín.

Dirigentes de 26 naciones, grandes potencias y todos aquellos países a los que el aeroplano se acercó en sus límites aéreos fronterizos, han quedado en evidencia y sin argumentos más allá de la voluntad ciudadana a la hora de ofrecer garantías de que lo sucedido no tendrá repetición en un futuro. La seguridad ha saltado por los aires.

En la tarde del lunes, otro avión de Malaysia Airlines tuvo que regresar a Kuala Lumpur media hora después de haber despejado. Por un momento se temió lo peor, pero en esta ocasión la señal no llegó a perderse. Aterrizaje de emergencia. Circunstancia que en otras situaciones no habría pasado de ser una incidencia más, pero que en estos momentos tuvo en vilo a un país que continúa su vida con normalidad, como si nada hubiera pasado. Los viajeros, cuyo destino destino era Incheon (Corea del Sur), pudieron ser reubicados en otros vuelos.

Mañana, sin ir más lejos, la Gala de los Laureus seguirá adelante tal y como estaba previsto. En la tarde de hoy en Kuala Lumpur, el mundo del fútbol se ha sumado al duelo en el partido que disputaron veteranos como Salgado, Ronald de Boer, McManaman, Mendieta... dirigidos por Capello y Cruyff. Pero todo continúa como si nada hubiera pasado.

La desconexión existente entre la aviación civil y militar de Malasia ha quedado en evidencia. La ausencia de registros auténticos de la identidad de algunos pasajeros, fue la primera evidencia de que algo fallaba, de que no todo estaba bajo control en ese vuelo que despegó el pasado 8 de marzo, y que ha terminado hundido en las aguas del Océano Índico.

A partir de esa falta de rigor en el control de la documentación se construye una historia que alcanza ya a la seguridad aérea de 26 países y, en consecuencia, a cientos de millones de habitantes que han descubierto que la seguridad va por caminos muy distintos a los que los viajeros esperan.

Las explicaciones del primer ministro Najib Razak no han convencido a nadie. Principalmente porque han carecido de argumentos sólidos. Fueron quince minutos de lamentos. "En las próximas horas podremos decir algo más, cuando analicemos las partes del avión encontradas". Un satélite francés localizó los primeros restos en el Índico, alejado de la ruta prevista. Ahora, otro satélite de la marina norteamericana ofrece rastros de la caja Negra, tesoro que puede dejar en evidencia a más de uno.

Las autoridades malayas han suspendido un plan promocional que estaban llevando a cabo en China. Y es que las relaciones entre los dos países están, cuanto menos, en entredicho por culpa del siniestro, tras el que han muerto los 153 chinos a bordo del avión. China exige transparencia, algo que de momento no ha aparecido en todo el proceso iniciado el pasado 8 de marzo.