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La clase media que vive con 1,4 euros al día
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¿ES REAL EL EXPONENCIAL CRECIMIENTO DE ÁFRICA?

La clase media que vive con 1,4 euros al día

Ochanda gana seis dólares al día. Es un miembro de la incipiente clase media africana, sobre cuyo exponencial crecimiento se vierten continuas loas

Foto: Hombres de la tribu Dinka, de Sudán del Sur, guardan el ganado en Abyei (Reuters).
Hombres de la tribu Dinka, de Sudán del Sur, guardan el ganado en Abyei (Reuters).

¡Crash! Mientras golpea el cuero, Steve Ochanda devora con su mano libre un plato de pasta de maíz. No le queda otro remedio. El tiempo es oro.

En su trabajo como zapatero en la capital de Kenia, Nairobi, Ochanda cuenta con unos ingresos diarios cercanos a los seis dólares, lo que le permite ser un “miembro destacado” de la incipiente clase media africana. La misma clase media sobre cuyo exponencial crecimiento vierten continuas loas los gurús económicos de manta y sofá.

Definida en 2011 por el Banco Africano de Desarrollo como la configurada por aquellos individuos que gastan entre dos y veinte dólares al día, la clase media africana debería crecer, según las expectativas, desde los 355 millones actuales (34% de la población total del continente) a 1.100 millones de personas (42%) para 2060. De ellos, el 60% (180 millones) constituye la clase “flotante”, con ingresos para gasto de entre dos y cuatro dólares. Ochanda puede estar tranquilo, tiene dos dólares diarios por encima de las preocupaciones.

En su trabajo como zapatero en la capital de Kenia, Nairobi, Ochanda cuenta con unos ingresos cercanos a los seis dólares, lo que le permite ser un miembro destacado de la incipiente clase media africana, sobre cuyo exponencial crecimiento vierten continuas loas los gurús económicos de manta y sofá

“En empleos como el mío, los clientes configuran mi futuro. Son ellos los que decidirán a qué colegio irán mis hijos”, destaca a El Confidencial este keniano, cuyo sueldo debe alimentar a su mujer y dos vástagos. Con ello, la relación entre ingreso y gasto es total, ante las dificultades para el ahorro. Son las paradojas de un continente dominado por elhashtag #África, por una identidad que pretende ser categorizada como homogénea. Y ni por asomo es lo mismo ser ghanés, que keniano o chadiano.

“En días buenos, gano cerca de diez dólares. En los malos, quizá nada”, asevera el congoleño Dieudo Muyeye, residente en la ciudad de Bukavu y que trabaja como mecánico para los barcos que recorren, cada día, el lago Kivu. Cinco bocas que mantener con tal oscilante salario. ¡Crash! A 1.500 kilómetros, Ochanda continúa golpeando el cuero del zapato.

Tierra de oportunidades

“Esto no da para muchos lujos”, se lamenta al otro lado del teléfono Muyeye. “Una película al mes en el cine comunal del barrio y saldo para el móvil”. En 2008, el gasto de la clase media ya configuraba una cuarta parte (680.000 millones de dólares) del producto interior bruto continental. Para 2030, la cifra podría alcanzar los 2,2 billones, tan sólo un 3%, eso sí, del consumo mundial.

Y esto genera nuevas oportunidades. En la actualidad, cerca del 80% de la población adulta del África subsahariana (325 millones) no dispone de cuenta bancaria, una carencia que contribuye a que surjan servicios como el keniano M-Pesa, que permite a sus clientes realizar transacciones financieras por teléfono móvil.

placeholder Un conductor busca piezas para reparar su vehículo en Bamako, Mali (Reuters).

Desarrollado en 2007 por la compañía Safaricom, M-Pesa (del swahili pesa, dinero) es el máximo exponente de la creatividad tecnológica que experimenta el sector financiero africano. Sobre todo, en un país como Kenia, que pese a contar con un índice de analfabetismo del 28% dispone de más de 20 millones de teléfonos móviles.

Precisamente es la absoluta sencillez y su accesibilidad (el servicio cuenta con más de 14 millones de clientes, más de un tercio de la población del país), la principal virtud de M-Pesa. Para comenzar a utilizar este servicio, tan sólo es necesario registrarse en cualquiera de los más de 27.000 puntos de venta autorizados que Safaricom dispone en el país, así como proporcionar un número de teléfono móvil.

Ochanda comienza a dar pegamento al cuero. Su obra parece casi consumada.

Los nuevos conductores de la democracia

“No me preguntes cómo viven los africanos, yo sólo sé cómo viven los ghaneses”, asegura burlón John Kwabina, profesor residente en la capitalina Accra, tras ser inquirido sobre el modo de vida continental.

En 2008, el gasto de la clase media ya configuraba una cuarta parte del producto interior bruto continental. Y esto genera nuevas oportunidades. En la actualidad, cerca del 80% de la población adulta del África subsahariana no dispone de cuenta bancaria, una carencia que contribuye a que surjan servicios como el keniano M-Pesa, que permite a sus clientes realizar transacciones financieras por teléfono móvil

Según un reciente informe del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, el 62% de la población del África Subsahariana vive en poblados chabolistas o slums. En el documento (State of the World’s Cities), se acredita cómo esta situación es especialmente significativa en país como la República Centroafricana (95,9%), Chad (89,3%) o Níger (81,7%). Gran parte de ellos, miembros de la homogénea clase media. Como Kwabina. Por su chabola de apenas seis metros cuadrados, este ghanés paga el equivalente a setenta dólares. Algo menos de la mitad de sus ingresos.

En este sentido, la lógica del monedero demuestra que el concepto de clase media africana utilizado por los think tanks resulta demasiado optimista. Por ejemplo, si eleváramos esta cuota a entre los 15 y 20 dólares diarios, la clase media se situaría en los 120 millones de personas, apenas un 10% del total.

“La clase media no es ya sólo un concepto económico, sino también cultural y político”, defiende el etíope Oscar Feiven. “Somos los nuevos conductores de la democracia”, añade. El etíope ha dado con el dedo en la llaga. Como defiende George Klay Kieh, autor de The Military and Politics in Africa, sólo en el periodo 1952-2000 al menos 85 intentonas golpistas resultaron exitosas en el continente africano. Sin embargo, en los últimos seis años, se han producido pronunciamientos triunfantes en cuatro países (“primaveras árabes” al margen): Mauritania (2008), Madagascar (2009), Níger (2010) y República Centroafricana (2013), algunos de los países más pobres del continente.

La clase media no es ya sólo un concepto económico, sino también cultural y político, defiende el etíope Oscar Feiven. Somos los nuevos conductores de la democracia, añade

Es, por ello, que el desarrollo de la clase media también se muestra como una importante herramienta de crecimiento político, estabilidad democrática y, sobre todo, lucha laboral. Históricamente, los sindicatos de trabajadores africanos siempre fueron una fuerza impulsora anticolonial y de liberación. Sin embargo, tras la independencia, muchos de ellos se convirtieron en meras correas de transmisión de los partidos gobernantes: a cambio de renunciar a las libertades fundamentales, sus líderes mantuvieron los puestos de trabajo y privilegios.

No obstante, casi medio siglo después de que el continente observara sus primeros procesos nacionalistas, los gremios comienzan a evolucionar gracias a la ayuda de la clase media.

Steve Ochanda termina de golpear el cuero. A su lado, decenas de otros zapatos permanecen impávidos. La horma ha quedado perfecta. Totalmente diferente al resto. Una identidad que nunca podrá ser categorizada como homogénea, la base sobre la que siempre ha caminado el continente.

¡Crash! Mientras golpea el cuero, Steve Ochanda devora con su mano libre un plato de pasta de maíz. No le queda otro remedio. El tiempo es oro.

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