Triste victoria de los revolucionarios de Kiev

Cara y amarga victoria para los revolucionarios ucranianos. La plaza de la Independencia, epicentro del alzamiento contra Viktor Yanukóvich, celebró ayer con tristeza el acuerdo alcanzado entre el presidente y la oposición, que prevé la celebración de elecciones presidenciales antes de que acabe el año, la formación de un gobierno de unidad en menos de dos semanas y la realización de una investigación sobre la violencia, que ayer dejó decenas de muertos en la capital, abatidos por francotiradores de la policía.

Asediado por las protestas, Yanukóvich cedió a todas las exigencias de los líderes opositores al firmar, ante representantes de la Unión Europea, un pacto llamado a convertirse en un punto y aparte en la historia de Ucrania. El documento, que ha sido dado a conocer por el Ministerio de Exteriores alemán, establece que “en el plazo de 48 horas” tras la firma “se adoptará una ley especial que restaurará la Constitución de 2004, incluidas las enmiendas aprobadas hasta ahora”.

En poco más de una hora, una de las condiciones fundamentales de la oposición se hizo realidad: la Rada Suprema restituyó la Constitución de 2004 y devolvió el país a un sistema de gobierno mixto parlamentario-presidencialista, en el que el Legislativo elige a un jefe del Gobierno con amplios poderes ejecutivos, hasta ahora en manos del presidente. Con ello, Yanukóvich se verá privado en cinco días de varios de sus principales poderes, que los opositores calificaban de dictatoriales, y que se arrogó a sí mismo hace cuatro años, cuando aprobó tras ganar las elecciones, y gracias a su mayoría parlamentaria, una nueva Carta Magna que instauraba un sistema presidencialista.

La deserción de policías

Mientras los líderes negociaban, el duro trabajo de reforzar las barricadas continuaba ayer en la plaza de Maidan, donde por la mañana los ánimos se recuperaron levemente cuando un grupo de unos 20 policías proclamó su desacuerdo con el Gobierno y se pasó al bando de los revolucionaros. Cientos de personas les hicieron un pasillo en la plaza de la Independencia para conducirlos hasta el Ayuntamiento de la capital, entre gritos de “Slava Ukraini, geroyam slava” (Gloria a Ucrania, gloria a los héroes).

No eran los únicos. Pocos minutos antes, opositores en Maidan aseguraban que un grupo de 100 agentes se acercaba a Kiev desde otra ciudad con la intención de defender a los manifestantes. Rumores sin confirmar, pero que lograron levantar la moral de los revolucionarios, muy mermada tras la matanza del jueves.

Horas antes, un hombre difundía mensajes con un megáfono para causar confusión en la nueva barricada de la calle Grushevski. Una mujer ataviada con los distintivos de los auxiliares médicos le quitaba el megáfono para explicar después, en español, a El Confidencial que pretendía evitar que los opositores se dispersasen y dejaran desprotegida la barricada. Aquel hombre pedía a los manifestantes que se desplazasen a un parque cercano, sumido aún en la oscuridad, para buscar a una persona muerta.

Varios opositores explicaron a este diario que el Gobierno ucraniano está alentando a sus acólitos para que difundan mensajes desconcertantes entre los manifestantes. El objetivo es provocar que se enfrenten entre sí y desplazar a grupos de defensores a zonas de Kiev donde la seguridad no está garantizada. Allí les esperarían apostados grupos de policías o de matones para poder capturarlos.

Aplausos y lágrimas

La plaza de la Independencia de Kiev reaccionó con aplausos y lágrimas a la noticia del acuerdo. Miles de manifestantes concentrados en el corazón de la capital ucraniana no olvidan a los muertos en los violentos combates que libraron esta semana con las fuerzas antidisturbios de la Policía y las tropas del ministerio del Interior. Choquesen los que perdieron la vida 80 personas, según cifras oficiales y más de un centenar, de acuerdo con la oposición.

Minutos después de que la Rada Suprema restituyera la Constitución de 2004, Maidan lloró a los fallecidos en los sangrientos disturbios que se desencadenaron esta semana en Kiev. Hombres aún con cascos y armados con bates de béisbol y barras de hiero, lloraron por las víctimas y mostraron su alivio porque pronto podrán volver con sus familias. Lo harán seguramente en los próximos días, a menos que lo impidan los titushki (matones a sueldo del Gobierno).

Hay pacto pero aún no está todo dicho. Con su recién adquirida mayoría parlamentaria, nutrida ya por una veintena de diputados tránsfugas del Partido de las Regiones (PR) de Yanukóvich, la oposición se lanzó a por otra de sus ya históricas demandas: la liberación de la cárcel de la exprimera ministra ucraniana Yulia Timoshenko. La Rada aprobó una ley de reforma del Código Penal que permitirá a la líder opositora salir libre tras pasar casi dos años en prisión al ser condenada a siete años de cárcel por abuso de poder. La ley aprobada a propuesta del principal partido opositor, Batkivschina (Patria), encabezado desde la cárcel por Timoshenko, supone la despenalización del supuesto por el que fue condenada la dirigente política en 2010.

Asimismo, el Parlamento destituyó al controvertido ministro del Interior, Vitali Zajárchenko, cuya dimisión era demandada por los manifestantes opositores desde finales de noviembre. Zajárchenko, al que la oposición culpa del inicio de la represión violenta de las protestas, ordenó el miércoles facilitar armamento de combate a los efectivos policiales en el marco de la “operación antiterrorista” en todo el territorio nacional.