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Protestas en Venezuela: ¿El principio del fin del chavismo?
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barricadas en caracas tras entregarse lópez

Protestas en Venezuela: ¿El principio del fin del chavismo?

Crece la tensión en Venezuela. El líder opositor López se entregó a la Policía mientras sus seguidores salen a las calles en protesta y los oficialistas les desafian.

Foto: El líder opositor Leopoldo López es introducido en un vehículo de la Guardia Nacional en Caracas. (Reuters)
El líder opositor Leopoldo López es introducido en un vehículo de la Guardia Nacional en Caracas. (Reuters)

Leopoldo López enarbola la bandera tricolor de Venezuela en una mano y aprieta un ramillete de flores blancas en la otra, mientras un uniformado lo agarra por el pecho para meterlo en un vehículo blindado de la Guardia Nacional Bolivariana. El que fuera durante años una de las bestias negras de Hugo Chávez está preso.

Considerado uno de los elementos más radicales de la oposición, López se entregó el martes a las autoridades para responder a las acusaciones de “terrorismo” y “asesinato” que le endilga el presidente Nicolás Maduro por las protestas que mantienen en vilo a la nación sudamericana y que hasta el momento han dejado cuatro muertos y decenas de heridos.

Muchos opositores sueñan con que esta instantánea marcará un antes y un después en el país petrolero. Pero, ¿es así? ¿Puede López convertirse en el símbolo del principio del fin del chavismo sin Chávez?

Vídeo de una de las movilizaciones por la entrega de Leopoldo López grabado por Fabiola Fontana.

El joven político de 42 años acudió a la cita con una camiseta blanca y un pequeño crucifijo de madera amarrado al cuello que le regaló su esposa. Antes de rendirse, como había prometido días atrás, se encaramó a un pedestal de la estatua del prócer y poeta cubano José Martí para mandar un mensaje a los miles de simpatizantes que lo acompañaron a la Plaz Brión de Caracas.

Una manifestación en la ciudad de Valencia, en el norte del país, acabó con ocho heridos de bala, incluyendo una reina de belleza local a la que le dieron un tiro en la cabeza. Mientras, en varias partes de Caracas y otras ciudades se hacían vigilias y se levantaban barricadas. La incertidumbre arrecia

Si mi encarcelamiento vale para despertar a un pueblo, para que Venezuela despierte definitivamente (…) bien valdrá la pena el encarcelamiento infame que plantea con cobardía Nicolás Maduro”, dijo López, megáfono en mano.

Horas más tarde, una manifestación en la ciudad de Valencia, en el norte del país, acabó con ocho heridos de bala, incluyendo una reina de belleza local a la que le dieron un tiro en la cabeza. Mientras, en varias partes de Caracas y otras ciudades se hacían vigilias y se levantaban barricadas. La incertidumbre arrecia.

placeholder Una imagen de las protestas publicada por Beatriz Abianchi en Instagram.

Bien puestas

La oposición ya ha elevado al dirigente de Voluntad Popular a la categoría de mártir político y sus correligionarios prometen estar a la altura del “sacrificio” manteniendo la movilización en las calles a toda costa, pese a que en un principio, el sector más moderado apostaba por otras vías distintas a la confrontación directa.

“Leopoldo tiene las pelotas bien puestas. Dios te cuide y pa’ lante no contra el Gobierno, sino por Venezuela que es lo importante”, resumió el exjugador de beisbol venezolano Oswaldo Guillén, a quien se suele identificar como simpatizante del chavismo.

Una acción del Gobierno que no termine con Leopoldo López sano y libre, unirá a la oposición, incluso con distintos objetivos, pasando de la protesta a la lucha, opina el director de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León

Todavía no se sabe si López, economista graduado en Harvard, acabará encarcelado indefinidamente o se le liberará tras tomarle declaración. El mismísimo presidente de la Asamblea Nacional y segundo espada de la revolución, Diosdado Cabello, lo trasladó personalmente a los juzgados capitalinos. Sobre él pesan al menos nueve cargos, entre ellos terrorismo, homicidio intencional e instigación a delinquir, y la jueza encargada del caso ha determinado que ingrese en el penal militar de Ramo Verde hasta la audiencia prevista para el miércoles.

“Se ha entregado, como debía ser, este jefe político de la derecha fascista venezolana que ya está en manos de la justicia venezolana en este momento. Tiene que responder ante la Fiscalía, ante las leyes, por sus llamados a la sedición y al desconocimiento de la Constitución”, terció Maduro en una concentración de trabajadores petroleros frente al Palacio de Miraflores, a pocos kilómetros de donde era apresado su adversario.

No hay derecho a someter a un país a la guerra psicológica”, apostilló, enfundado en la clásica camisa roja que le gustaba usar a su mentor para agitar a las masas.

Ahora le toca al Gobierno mover ficha. Si lo libera inmediatamente sin cargos, el nuevo líder bolivariano perderá credibilidad entre el núcleo duro del chavismo, que todavía le critica que no cumpliera su amenaza de llevar a la cárcel al gobernador y excandidato presidencial Henrique Capriles por los muertos tras los comicios de abril. Pero si decide mantenerlo preso indefinidamente, se arriesga a agitar aún más las aguas en la inquieta Venezuela.

“Una acción del Gobierno que no termine con Leopoldo López sano y libre, unirá a la oposición, incluso con distintos objetivos, pasando de la protesta a la lucha”, opina el director de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León.

placeholder Protesta contra el Gobierno venezolano en Caracas (Efe).

No es país para mártires

La despedida de López no pudo ser más dramática, muy apropiada para la feroz telenovela de la polarización venezolana. La imagen de la multitud alzando a su esposa para que lo besara sobre el pedestal de la estatua de Martí, el triste abrazo con su colega opositora María Corina Machado, su sofocada arenga desde el interior del furgón militar con la bandera nacional de fondo y un significativo lema en su camiseta: “El que se cansa pierde”.

“Yo no me voy a ir de Venezuela nunca”, aseguró al explicar a la concurrencia que renunció al exilio voluntario y a la clandestinidad para evitar sembrar la duda entre sus filas. “No he cometido ningún delito, no tengo nada que esconder”.

No es el primer preso estrella del antichavismo. Son muchos los que han pasado por su particular vía crucis tras enfrentarse con la revolución bolivariana, desde la agónica huelga de hambre que llevó al agricultor Franklin Brito a consumirse hasta la muerte reclamando por sus tierras expropiadas, la huida exprés del excandidato presidencial Manuel Rosales tras ser acusado de corrupción o la emblemática caída en desgracia del general Raúl Baduel, exministro de Defensa y compadre de Chávez que acabó a la sombra tras disentir sobre el rumbo de la revolución.

Detenidos, huelgas de hambre, exilios, muertos en manifestaciones. Casos que indignaron a muchos, pero movilizaron a pocos. Y el Gobierno lo sabe

Detenidos, huelgas de hambre, exilios, muertos en manifestaciones. Casos que indignaron a muchos, pero movilizaron a pocos. Y el Gobierno lo sabe. “Dicen que cuidado con meter a Leopoldo López preso”, aseguraba con tono airado Diosdado Cabello hace unos días en su programa de televisión “Con el mazo dando” al desestimar las advertencias de que la conflagración arrecie. “Pues Leopoldo López va a ir preso”, sentenció tajante.

Déjà vu de “primavera caribeña”

Los defensores del ecléctico socialismo del siglo XXI han denunciado tenazmente un plan para realizar una “revolución de colores” en Venezuela financiada por el “imperio gringo” como las que sacudieron Serbia (Revolución Bulldócer, 2000), Georgia (Revolución Rosa, 2003), Ucrania (Revolución Naranja, 2004) o Kirguistán (Revolución de los Tulipanes, 2005).

Inspiradas la “Revolución de Terciopelo” checoslovaca, estos movimientos suelen ser protagonizaron por jóvenes de clase media que buscan derrocar a líderes acusados de autoritarismo. Aunque enarbolan la bandera de la no violencia utilizando a su favor los medios y la tecnología, sus detractores suelen denunciar que no son más que marionetas hábilmente manipuladas para proteger los intereses de la Casa Blanca.

Efectivamente, la movilización estudiantil por la inseguridad y el desabastecimiento jaleadas por el ala más dura de la oposición, que lideran López y Machado, están contrarrestando el trabajo de captación de votos de Capriles entre los descontentos con Maduro

Sin embargo, pocos creen que estén dadas las condiciones para una “revolución vino tinto” (el color de la selección venezolana de fútbol, uno de los elementos más cohesionadores del país). Incluso muchos opositores moderados creen que pueden ser contraproducentes, ya que la sensación de amenaza une más a las filas chavistas y diluye el malestar por la difícil situación económica. Y está claro que la única forma de desbordar al oficialismo es que se generen grietas en su base de apoyo.

He visto antes esta película y sé más o menos como acaba” avisaba el blog opositor Caracas Chronicles en un artículo titulado “Spoiler Alert” al comparar estas manifestaciones con las que sacudieron al país en 2003 o en 2007. “Protestas de clase media en barrios de clase media por gente de clase media no son un desafío al sistema de poder chavista. Son parte del sistema de poder chavista”, concluía.

Efectivamente, la movilización estudiantil por la inseguridad y el desabastecimiento jaleadas por el ala más dura de la oposición, que lideran López y Machado, están contrarrestando el trabajo de captación de votos de Capriles entre los descontentos con Maduro para lograr la anhelada mayoría electoral que ambos bandos se disputan tras los ajustados resultados en las presidenciales de abril y las municipales de diciembre.“Cuánto nos ha costado esto, llegar a tener una alternativa para el país. Y estamos retrocediendo, esa es la realidad”, se lamentó Capriles esta semana.

placeholder Nicolás Maduro gesticula ante simpatizantes ayer en Caracas (Reuters).

Los límites de Maduro

Apenas cumplidos 10 meses de mandato, Maduro se aferra al guion del complot imperial permanente y el fantasma del golpe de Estado de 2002 que tan bien sirvió al fallecido Chávez para lidiar con las recurrentes crisis políticas y económicas de su largo mandato. Puede que este episodio de marchas y contramarchas aglutine a sus bases, que desde la muerte del “Comandante-Presidente” han menguado ostensiblemente, pero el actual escenario también amenaza con pasarle factura.

Puede que la administración de Maduro no esté en riesgo de colapso inminente, pero la gobernabilidad del país se está tornando espinosa. Con más protestas callejeras en el horizonte, los problemas se le están amontonando al mandatario venezolano: la inflación descontrolada, la devaluación de la moneda, la escasez de productos básicos, el crimen alarmante

El dignatario destituyó al jefe de inteligencia venezolana (Sebin) después de que incumpliera su orden de acuartelamiento tras las protestas, lo que arrojó dudas sobre su grado de control sobre los cuerpos de seguridad. Mientras tanto, investigaciones periodísticas como la del diario Últimas Noticias -cuyo director es un conocido chavista- apuntan a las fuerzas policiales y colectivos armados como los responsables de al menos dos de las muertes que se produjeron el 12 de febrero, poniendo en evidencia su gestión de la crisis.

Además, el mandatario le dio una bofetada a la imagen internacional de su Gobierno al sacar de la parrilla del cable a NTN24 acusando a canal colombiano de buscar desestabilizar al país o con el vídeo donde se muestra a los cuerpos de seguridad, pistola en mano, allanando de la sede del partido de López.

Mientras, el apagón informativo de las televisiones nacionales y la presión a los medios privados está haciendo proliferar una caótica guerra de propaganda e información en las redes sociales, donde proliferan los rumores, las fotos falsas y las arengas violentas, dando una sensación de zozobra permanente.

“Cuando hay inundaciones, escasea el agua potable”, citaba un iracundo lector en un foro de la prensa venezolana.

placeholder Manifestación en Caracas tras entregarse López (Efe).

¡A la calle!

Puede que la administración de Maduro no esté en riesgo de colapso inminente, pero la gobernabilidad del país se está tornando espinosa. Con más protestas callejeras en el horizonte, los problemas se le están amontonando al mandatario venezolano: la inflación descontrolada, la devaluación de la moneda, la escasez de productos básicos, el crimen alarmante.

Sin ninguna votación en los próximos 18 meses, los venezolanos han perdido el aliviadero electoral que recurrentemente ha servido para descargar la presión social. Quizás por eso Leopoldo López está convencido de que su encarcelamiento puede ser la gota definitiva que comience a derramar al chavismo.

“Tenemos que estar claros que tenemos que construir una salida a este desastre. Tiene que ser pacífica, dentro de la Constitución”, dijo el dirigente opositor momentos antes de pasar a disposición judicial. “Pero también tiene que ser en la calle”, aseveró, desafiante, aclamado por la multitud.

Leopoldo López enarbola la bandera tricolor de Venezuela en una mano y aprieta un ramillete de flores blancas en la otra, mientras un uniformado lo agarra por el pecho para meterlo en un vehículo blindado de la Guardia Nacional Bolivariana. El que fuera durante años una de las bestias negras de Hugo Chávez está preso.

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