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Los etarras de México fueron sorprendidos en plena sesión de yoga y meditación
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VIVÍAN EN UN POPULAR ENCLAVE TURÍSTICO

Los etarras de México fueron sorprendidos en plena sesión de yoga y meditación

Todo ocurrió en un instante. A media tarde del sábado, un grupo de aficionados al yoga se encontraba en plena sesión de estiramientos

Foto: La localidad mexicana de Puerto Vallarta, en el estado de Jalisco. (Wikipedia)
La localidad mexicana de Puerto Vallarta, en el estado de Jalisco. (Wikipedia)

Todo ocurrió en un instante. A media tarde del sábado, en un concurrido centro de recreo a unos 25 kilómetros al sur de Puerto Vallarta, un grupo de aficionados al yoga se encontraba en plena sesión de estiramientos y relajación mental. De repente, unos vehículos aparecieron de la nada y rompieron la comunión espiritual del grupo. Hombres armados que se identificaron como miembros de la Policía Judicial se fueron directos a por José Ruiz y su mujer Eva Barreños, los subieron a los coches y desaparecieron. La conmoción fue total.

¿Por qué José y Eva? Eran dos de los miembros más activos del grupo, apasionados del yoga y la meditación, siempre tan atentos y serviciales. Evidentemente tenía que tratarse de un secuestro, por mucho que los individuos clamaran que se trataba de un “acto de justicia”. En México es habitual que los criminales se hagan pasar por fuerzas del orden. Alarmados, los compañeros del grupo llamaron a una abogada para contarle lo sucedido. Ésta les recomendó que se resguardaran, que se retiraran del lugar y que no llamaran a la Policía, pues es sabido que ésta suele colaborar con los secuestradores, y denunciar sólo puede empeorar las cosas. Así lo hicieron y ya no supieron más de ellos.

Así de pintoresca fue la detención de los etarras Jesús Narváez Goñi, alias Pajas, e Itziar Alberdi Uranga, María, en el hermoso enclave turístico de Puerto Vallarta, en el Pacífico mexicano. Los redactores del diario Vallarta Opina, con quienes habló El Confidencial, consiguieron reconstruir la escena tras entrevistar a los compañeros de meditación de los terroristas, quienes todavía con el susto en el cuerpo pidieron no ser identificados. Aunque seguramente mayor fue la conmoción cuando supieron que sus bienqueridos José Ruiz y Eva Barreños no habían sido secuestrados ni se llamaban así, y que a sus espaldas recaen 18 homicidios. Se trata de los miembros de ETA más sanguinarios dados a la fuga; nada menos que 22 años huidos de la Justicia española.

Un grupo de aficionados al yoga se encontraba en plena sesión de estiramientos y relajación mental. . De repente, unos vehículos aparecieron de la nada se fueron directos a por José Ruiz y su mujer Eva Barreños, los subieron a los coches y desaparecieron.

“Probablemente pedían perdón por sus pecados” a través del yoga y la meditación, alcanzó a opinar uno de los compañeros. De hecho, Narváez y Alberdi tenían algo de exóticos para su reducida comunidad de conocidos. Él regentaba una pequeña clínica de quiropráctica en la avenida Francisco Villa, en la colonia Versalles, muy bien ubicada a unos 200 metros de la zona hotelera norte de Puerto Vallarta. En el cristal se ofrecen tratamientos para el dolor de espalda, migraña o vejiga caída. Un reportero del diario vallartense se acercó ayer al lugar y encontró en la puerta un letrero donde se leía “No hay servicio hasta nuevo aviso. Disculpe las molestias. Gracias J.R.”. Al preguntar a los vecinos, le indicaron que alguien puso el letrero por la mañana, y que José Ruiz era muy callado, solamente se saludaban por la mañana al llegar al trabajo y luego cada cual a los suyo.

placeholder La clínica de quiropráctica de Jesús Narváez (Adán Leyva Avalos / Vallarta Opina)

Ella era la bohemia de la pareja. Parece claro que fue María quien introdujo a Pajas en el mundo del yoga, ya que ella trabajaba en un centro de artes esotéricas. En sus ratos libres, Alberdi se dedicaba a la pintura, y hasta estaba medio apadrinada por un pintor local, que al parecer vio en ella madera de artista. Nadie en el grupo de yoga sabía donde residía la pareja, que mantenía ese apartado de su vida en total reserva. Sólo tras la detención ha trascendido que ambos vivían de alquiler en una vivienda en el barrio de El Pitillal. Se trata de un colorido pueblo obrero que ha crecido al compás de Puerto Vallarta y que hoy recibe la visita de algunos Según el diario Vallarta Opina, “los vecinos que los conocieron los describieron como personas tranquilas y amables”.

Narváez y Alberdi tienen dos hijos, de 20 y 16 años. Los documentos de identidad de los adolescentes recogían los apellidos falsos de sus padres, y de hecho, ninguno de los dos parecía conocer la verdad sobre quiénes eran sus progenitores hasta el mismo momento de la detención. Los jóvenes viajaron junto a sus padres desde Ciudad de México a Madrid en el vuelo regular de Iberia de la madrugada del lunes. Las imágenes de la llegada de Pajas y María al aeropuerto de Barajas son turbadoras. Nada de las clásicas miradas desafiantes, puños en alto y actitud altiva. Los dos etarras fugados más sanguinarios de la historia parecían desconcertados. La expresión de su rostro como de no entender nada, como si fueran víctimas de un accidente protegidos bajo mantas en lugar de crueles asesinos múltiples.

Fotografía facilitada por la Policía Nacional de la presunta etarra Itziar Alberdi Uranga, alias María. (EFE)Jesús Narváez Goñi fue integrante a inicios de los años 80 del comando legal X-1, que colaboró con el “comando de liberados Nafarroa” en varios atentados y que acabó con la vida de un agente de la Policía y de un capitán de la Guardia Civil en Pamplona. En abril de 1987 y tras pasar a la clandestinidad fue detenido en Marsella (Francia) y expulsado a España, donde ingresó en prisión. En marzo de 1988 salió de la cárcel y se incorporó de nuevo a las estructuras clandestinas de ETA, por lo que ha sido reclamado por la Justicia en 10 ocasiones. En tanto, Itziar Alberdi operaba en el comando Araba, pasó a la clandestinidad en noviembre de 1986 tras la liberación del industrial secuestrado Lucio Aginadle y ha sido reclamada siete veces por la Justicia española. Se la acusa de haber participado en el asesinato de Manuel Broseta en 1992.

Narváez y Alberdi tienen dos hijos, de 20 y 16 años. Los documentos de identidad de los adolescentes recogían los apellidos falsos de sus padres, y de hecho, ninguno de los dos parecía conocer la verdad sobre quiénes eran sus progenitores hasta el mismo momento de la detención.

Sigue siendo una incógnita cuántos de los 22 años de prófugos han pasado los dos etarras en este paradisíaco rincón mexicano, uno de los lugares turísticos más de moda en el continente. Lo que sí parece claro es que llevaban una vida plácida. Vallarta se asienta en la punta norte del estado de Jalisco, tocando al estado de Nayarit y al enclave natural que ha convertido este lugar en potencia turística: la Riviera Nayarit, un extenso corredor de hermosas playas y refugios naturales cuyo desarrollo ha crecido exponencialmente en los últimos años, hasta hacerle incluso sombra a Cancún y la Riviera Maya. “Los destinos turísticos son muy atractivos para este tipo de fugitivos. Son lugares con una sociedad flotante que les permite pasar desapercibidos y encontrar empleos más fácilmente”, explica el investigador Javier Oliva, catedrático de la UNAM y experto en terrorismo.

placeholder Puerto Vallarta (Efe)

Ni el CISEN (agencia mexicana de inteligencia) ni la Procuraduría General (PGR), ni tampoco la oficina del Cuerpo Nacional de Policía español presente en México han querido aclarar ningún detalle de la detención tras ser consultados reiteradas veces por El Confidencial. “Existe una colaboración estrecha entre la PGR y la Policía Nacional española”, confirma el investigador Oliva. Desde finales de los 80 hasta finales de los 90 los refugiados de ETA disfrutaron en México de una especie de santuario, cobijo de hasta 130 fugitivos de la Justicia española. Todo cambio a finales de la presidencia de Ernesto Zedillo y el cambio de siglo, “una muestra de que la democracia mexicana se estaba consolidando y no podía permitir que esta situación de flexibilidad con los terroristas se siguiera produciendo”, aclara.

Se acabó la laxitud policial

En la última década se han firmado convenios bilaterales y hay un control estricto sobre la presencia de etarras en México. Es el CISEN, la agencia de inteligencia mexicana, quien más activamente colabora con la Policía en la búsqueda y extradición de los terroristas que tienen cuentas pendientes con la Justicia, conocidos como “colectivo cerrado”. Caso distinto es el llamado “colectivo abierto” de refugiados de ETA, que goza de libertad de movimiento. Este colectivo tuvo un poder de decisión muy importante en la organización terrorista en los 90 y la primera década de este siglo.

En 2007 criticó duramente a la cúpula por dar por finalizado el alto el fuego bajo el argumento de que la lucha armada ya no era una solución al conflicto. Sin embargo, la comunidad de refugiados de ETA en México ha ido perdiendo peso a favor de Venezuela, donde los terroristas encontraron una total laxitud y hasta generosidad por parte del gobierno de Hugo Chávez, que se negó a firmar acuerdos de extradición con España. Hoy viven en aislados pueblos pesqueros de postal con una vida acomodada, algunos incluso lujosa. Otros andan bien asentados en Panamá, Cuba y República Dominicana.

A pesar de todo, Venezuela continúa siendo el lugar favorito en América Latina para los cerca de 150 etarras, entre miembros legales y clandestinos, que se cree hay en el continente. El secretismo con el que viven los fugitivos de ETA en México contrasta, por ejemplo, con los cerca de 40 huidos en el país venezolano. Allí hasta han atendido a los medios de comunicación en distintas ocasiones gracias a la inmunidad de facto que les concede el gobierno bolivariano. El etarra Arturo Cubillas consiguió incluso un polémico puesto como asesor de Hugo Chávez. Eran, a pesar de todo, otros tiempos para la diáspora etarra.

Todo ocurrió en un instante. A media tarde del sábado, en un concurrido centro de recreo a unos 25 kilómetros al sur de Puerto Vallarta, un grupo de aficionados al yoga se encontraba en plena sesión de estiramientos y relajación mental. De repente, unos vehículos aparecieron de la nada y rompieron la comunión espiritual del grupo. Hombres armados que se identificaron como miembros de la Policía Judicial se fueron directos a por José Ruiz y su mujer Eva Barreños, los subieron a los coches y desaparecieron. La conmoción fue total.

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