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Renzi promete cirugía para los tumores institucionales de Italia tras derrotar a Letta
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CAE EL PRIMER MINISTRO ACOSADO POR SU PARTIDO

Renzi promete cirugía para los tumores institucionales de Italia tras derrotar a Letta

Renzi culminó su asalto al poder. El próximo primer ministro promete extirpar los tumores institucionales: una profunda reforma electoral y otra laboral

Foto: El líder del Partido Demócrata italiano (PD), Matteo Renzi (c), llega a la sede de su partido en Roma. (EFE)
El líder del Partido Demócrata italiano (PD), Matteo Renzi (c), llega a la sede de su partido en Roma. (EFE)

Hace 20 años, un hombre se presentaba ante los italianos con la intención de darle la vuelta al país, de cambiarlo de arriba a abajo protagonizando una revolución liberal que sacara a la nación de la parálisis económica, social e institucional en la que llevaba años sumida. Los ciudadanos creyeron en él de forma mayoritaria y le auparon al poder desde las urnas. Su nombre era Silvio Berlusconi. Desde la irrupción en la arena política de Il Cavaliere, Italia no había vuelto a tener al frente a un hombre con la boca tan llena de promesas, de reformas, de cambios a realizar. Y con aparente capacidad de llevarlas a cabo.

Ayer el país volvió a encontrar a su líder mesiánico, Matteo Renzi. Joven, distendido, charlatán y curtido desde joven en la política, pese a que brama en contra de “la casta”, el alcalde de Florencia consumó su asalto al poder al fulminar al primer ministro, Enrico Letta, en la reunión del comité ejecutivo del Partido Democrático (PD), la formación a la que ambos permanecen. Desahuciado Letta, que ha presentado hoy su dimisión al presidente de la República, Giorgio Napolitano, llega la hora de la verdad para Renzi. Se espera que a principios de la próxima semana se presente en el Parlamento, del que no forma parte, para someter a su nuevo Gobierno a la obligada votación de investidura.

Matteo Renzi culminó ayer su asalto al poder. El próximo primer ministro italiano promete extirpar los tumores institucionales del país: una profunda reforma electoral, otra laboral, acabar con el Senado, luchar contra la evasión fiscal para poder así bajar los impuestos. Entre sus aliados se cuenta la poderosa patronal

Si hacemos caso de lo que promete Renzi, Italia está destinada a dar un giro copernicano en los próximos cuatro años, pues tiene previsto agotar la legislatura, que concluye en 2018. En este tiempo espera aprobar primero la nueva ley electoral que ha pactado con Berlusconi y que sustituye a laporcata ('cerdada'), responsable en buena parte de que ningún partido fuera capaz de ganar las elecciones generales celebradas el año pasado. La siguiente gran medida que quiere sacar adelante es la reforma del Senado, para acabar con el bicameralismo perfecto que dificulta tanto la aprobación de nuevas leyes. La nueva Cámara Alta podría quedar reducida a su mínima expresión o incluso eliminada.

También quiere el primer ministro in pectore reformar el sistema fiscal para que Italia no siga siendo un país con una presión impositiva propia de las naciones escandinavas al tiempo que cuenta con una de las tasas de evasión más altas de Europa. El mercado laboral, que premia a los trabajadores con un contrato fijo y castiga a los jóvenes, condenados a encadenar un contrato precario tras otro, y la opresiva burocracia italiana, en todos los niveles, son otros de los lastres que el secretario general del PD espera quitarle a Italia de encima.

Para llevar a cabo todos estos proyectos, el gran problema al que se enfrenta el alcalde de Florencia es que va a contar con el mismo Parlamento que su antecesor, dividido por los endiablados resultados de las elecciones del pasado año, debido a la porcata. Si quiere sacar adelante sus ideas, Renzi debe demostrar que es capaz de forjar alianzas nuevas para apuntalar la mayoría parlamentaria y lograr así aprobar sin problemas sus reformas. No lo va a tener fácil.

De momento, parece que contará con el apoyo de los miembros de la coalición de Gobierno liderada por Letta: el PD, Nuevo Centro Derecha, el partido de Angelino Alfano, exdelfín de Berlusconi, y Elección Cívica, la lista centrista liderada por el ex primer ministro Mario Monti. Podría además conseguir aliados entre los parlamentarios díscolos del Movimiento 5 Estrellas, liderado por Beppe Grillo, e incluso entre la Liga Norte, cuyo secretario general ha dicho que no descartaba de inicio un apoyo puntual a Renzi.

Para sacar adelante su proyecto, el próximo jefe de Gobierno cuenta con el apoyo tácito del líder de los industriales italianos, Giorgio Squinzi, quien poco antes del anuncio de que el alcalde de Florencia acababa con Letta dijo que este no había ofrecido las respuestas que nos esperábamos

Para sacar adelante su proyecto, el próximo jefe de Gobierno cuenta con el apoyo tácito del líder de los industriales italianos, Giorgio Squinzi, quien poco antes del anuncio de que el alcalde de Florencia acababa con Letta dijo que este había hecho “un buen análisis” sobre los problemas de la nación, pero sin ofrecer “las respuestas que nos esperábamos”. “El llamamiento de nosotros los empresarios es muy sencillo: dadnos un país normal y os haremos ver de lo que somos capaces”, dijo. Un país “normal”, como sus socios europeos, es precisamente lo que quiere para Italia Renzi, que cuenta con una simpatía por parte de la poderosa Confindustria (la patronal italiana) que no se veía hacia un líder político desde los tiempos iniciales de Il Cavaliere.

"Un nuevo Gobierno para salir del pantano"

Es "necesario y urgente" abrir una nueva fase con un Gobierno nuevo para Italia que dure hasta el año 2018 y que sea capaz de llevar a cabo las "reformas" necesarias para el país; es necesario "un nuevo gobierno para salir del pantano". De esta forma tan contundente se manifestóayer Renzi, quien en su alocución introductoria de la convención de la directiva del PD subrayó que su plan es un nuevo Ejecutivo mediante dos posibles vías: elecciones anticipadas o formación de Gobierno.

"Esto no es una carrera. Nos encontramos en una encrucijada: o volvemos a unas elecciones anticipadas o podemos transformar esta legislatura en constituyente", propuso Renzi a la dirección del partido. No obstante, rechazó rápidamente la posibilidad de unas elecciones anticipadas porque, según explicó, "no aseguran la victoria" de su formación. "El camino de unas elecciones tiene encanto y atractivo (...), pero en estos momentos no tenemos una normativa electoral que nos garantice la victoria. Unas elecciones tendrían un valor purificador, pero ahora no servirían para resolver los problemas del país", señaló.

Hace 20 años, un hombre se presentaba ante los italianos con la intención de darle la vuelta al país, de cambiarlo de arriba a abajo protagonizando una revolución liberal que sacara a la nación de la parálisis económica, social e institucional en la que llevaba años sumida. Los ciudadanos creyeron en él de forma mayoritaria y le auparon al poder desde las urnas. Su nombre era Silvio Berlusconi. Desde la irrupción en la arena política de Il Cavaliere, Italia no había vuelto a tener al frente a un hombre con la boca tan llena de promesas, de reformas, de cambios a realizar. Y con aparente capacidad de llevarlas a cabo.

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