Bienvenidos a la Edad de Oro del conflicto

Cuando el ganador de la II Guerra Mundial, el general George C. Marshall, pasó a ejercer comoSecretariode Estado (Exteriores), los periodistas le preguntaron cómo se sentía ante un cambio tan radical. Su respuesta es legendaria. “En ambos cargos hago lo mismo: administro los límites del poder”. Estas palabras pertenecen a un general que había recibido un Ejército de 50.000 hombres, todos en suelo americano, y lo había transformado en otro integrado por diez millones de efectivos desplegados por los cinco continentes. En aquellos días, EEUU venía a representar el 50% del Producto Nacional Bruto del mundo.

Pero, así como los espectadores de Esquilo olvidaban la catarsis de la tragedia en cuanto llegaban a su casa en Atenas o nosotros hemos olvidado el horror de la Guerra Civil, Estados Unidos también olvidó los límites del poder durante los años de la 'Pax Americana'. Washington llegó incluso a hablar de “guerras de elección” y “guerras necesarias”, abandonando la tradicional división entre guerra justa e injusta. La realidad, sin embargo, ha terminado por imponerse. El ascenso de China ha hecho entender a EEUU que, para contener al coloso, no tiene más remedio que concentrarse en el Pacífico y dejarse pelos en la gatera en otros grandes escenarios estratégicos.

Hagamos un breve repaso de los acontecimientos más destacados en la agenda internacional del año que termina para perfilar los escenarios que se convertirán en los puntos candentes de 2014.

China, la modesta carrera armamentística

Rusia se ha convertido en el gran socio estratégico de Irán, pero también tiene mucho que decir en el escenario sunita. Sustituye a Francia como defensora de los cristianos en Siria, apoya a Bachar al Asad y se transforma en aliado activo de Egipto, de donde expulsa a Turquía

El gigante asiático asciende en el Este y en el Oeste, como ya adelantamos en un artículo publicado en noviembre. Mientras, en el Sudeste asiático, China empieza a mostrarse algo más activa. Contra Japón para recuperar, o al menos intentarlo, las islas Diaoyu por medio de una adyacente Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ en inglés); y contra Filipinas, Borneo, Malasia y Vietnam con la llamada 'línea de las nueve rayas'(nine dash line), que marca su zona económica marítima exclusiva y que pasa a menos de cien millas de los países en cuestión.

Japón ha respondido aumentando su presupuesto de defensa en un 5%. Washington, por su parte, ha sobrevolado la ADIZ con sus bombarderos y recuerda a Pekín que EEUU está obligado a defender las Diaoyu en virtud de sus acuerdos con Japón. En cuanto al Mar de la China, incrementará su ayuda militar a los países ribereños de la 'línea de las nueve rayas'y manda a Filipinas un portaviones. También ha desplegado un destructor Zumwalt. Sí, solo uno. A 7.000 millones de dólares la pieza es todo lo que Washington puede permitirse por el momento. Es el comienzo de una modesta carrera armamentística, un asunto con malos precedentes.

Queda por mencionar un capítulo poco aireado. China ha empezado ya los estudios geológicos para abrir el Gran Canal en Nicaragua, desde 1823 territorio de la Doctrina Monroe.

Los repliegues de EEUU y sus consecuencias

Las consecuencias del inédito repliegue de Estados Unidos, de Este a Oeste son las siguientes:

‘Afpak’: el líder afgano Hamid Karzai prefiere los talibanes a Washington, por lo que el acuerdo bilateral de seguridad entre EEUU y Afganistán no se ha firmado finalmente. En cuanto a Pakistán, sigue siendo nuestro enemigo íntimo, sólo que ahora lo tenemos más cerca. Está colaborando estratégicamente con Arabia Saudí en dos aspectos: la preparación de un Ejército Islámico de Liberación Sirio para derrocar a Bachar al Asad, y, esto es más alarmante, el arma nuclear.

Recordemos lo sucedido con los talibanes tras la implosión de la URSS. La hipótesis talibán era que, si habían ganado a la Unión Soviética, podrían derrotar también a los EEUU y después al resto de Occidente. En consecuencia, lanzaron el 11-S. En eso siguen, y con renovados ánimos tras el fiasco de EEUU. A la tercera va la vencida.

Oriente Medio: Estados Unidos ha llegado a un acuerdo con Irán y se retira de la zona contra la voluntad de Israel, que califica ese pacto de error histórico.

Rusia: Quienes ocupan ese hueco, sin embargo, con las banderas desplegadas y cánticos de victoria (merecida), son los rusos. Rusia se ha convertido en el gran socio estratégico de Irán, pero también tiene mucho que decir en el escenario sunita. Sustituye a Francia como defensora de los cristianos en Siria, un hecho de alcance milenario; apoya a Bachar al Asad; se transforma en aliado activo de Egipto (de donde expulsa a Turquía) y garante de la seguridad en el Canal de Suez. De hecho, su Armada patrulla ya por esas aguas.

Con todos esos triunfos en la mano, 15.000 millones de dólares y una rebaja del 30% en el precio del gas, le ha arrojado el guante a la Unión Europea en Ucrania y ha ganado. Para redondear la faena le ha negado a Turquía el ingreso en la Organización de Cooperación de Shanghái, instrumento clave de presencia en Asia Central.

Algo se mueve en Berlín

Alemania también se mueve. Que lo haga hacia el Sur retrasando la unión bancaria parcial hasta el año 2026 entra en el orden natural de las cosas. Pero que le levante la voz a Rusia y la tache de “colonialista” es algo inédito. La amistad germano-rusa es uno de los principales pilares de la seguridad continental. Uno pensaba que, en cuanto a Rusia, Berlín seguía la herencia de Bismarck sin permitirse el más mínimo excursus. Ya se ve que no es así. Las causas son varias, pero una de las más importantes es el giro americano hacia el Pacífico, con su correlativa libertad de acción para los actores europeos.

Avance del islamismo radical en el Magreb

En cuanto a los vecinos cercanos de Europa, Mali está en llamas y Libia, sumida en el caos. Todo ello financiado por los mismos que subvencionan la insurgencia siria y que traen a Pakistán a Oriente Medio. El islamismo radical no se detiene en el Magreb, sino que se extiende por África Central hacia el Atlántico. Europa, impasible, sigue viajando gratis en el esquema global de seguridad que financia EEUU, gracias al trillón de dólares anual para compra de deuda pública de la Fed. Es claro que el paradigma está agotado, tanto del 'lado USA' como del nuestro.

Por el lado de EEUU, el complejo militar industrial fuerza a desarrollar armas cada vez más caras y de obsolescencia más corta. Puede que sea inevitable. Pero esas armas tienen un precio que ni siquiera Washington puede permitirse, lo que habría de llevar a la colaboración europea en su desarrollo. Si bien, tampoco sería nada definitivo, ya que antes o después se llegaría a otro límite, más alto, sí, pero no menos infranqueable.

La solución final requiere cambios de gobernanza global que deberían irse preparando sobre la base de la seguridad proporcionada por la cooperación euro-americana. Por otra parte, esas armas, tipo Zumwalt, no permiten ganar guerras clásicas, aquellas en las que obligas al enemigo a someterse a tus deseos. Se intenta entonces compensar lo infinitamente grande con lo infinitamente pequeño: de ahí los drones y las fuerzas especiales. Pero ya se ve que ese esquema bipolar no basta para doblegar, por ejemplo, a los talibanes. O a la insurgencia iraquí.

Que Alemania le levante la voz a Moscú y la tache de colonialista es algo inédito. La amistad germano-rusa es uno de los principales pilares de la seguridad continental

Del otro lado, Europa cree que estos huecos estratégicos, sobre todo los más cercanos, se cerrarán por sí mismos. Véanse los comunicados de Catherine Ahston. Deploran la pena de muerte en Bielorrusia, el intercambio de disparos entre Líbano e Israel, la brutalidad policial en Ucrania, etcétera. El Consejo de Europa, por su parte, asegura estar contra todas las formas de violencia corporal. La cirugía estética, el piercing, la circuncisión y... ¡la ablación del clítoris a niñas! Sin comentarios.

John Kerry, secretario de Estado USA, ha dicho que entramos en la Edad de Oro de la diplomacia. Yo, más modestamente, pienso que el repliegue de EEUU y el silencio europeo -por no hablar del largo plazo y la ausencia de una reflexión sobre la gobernanza global- abren una Edad de Oro del conflicto. Aconsejo a los lectores que se abrochen los cinturones de seguridad. Vienen curvas.