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Cuando Afganistán era ‘cool’
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IMÁGENES DE UN BOYANTE MOVIMIENTO CULTURAL

Cuando Afganistán era ‘cool’

Hubo un tiempo, no muy lejano, en que Afganistán no era únicamente un estado fallido asolado por la violencia talibán y los señores de la guerra

Foto: Estudiantes afganas en una escuela no identificada (M. Qayoumi).
Estudiantes afganas en una escuela no identificada (M. Qayoumi).

Hubo un tiempo, no muy lejano, en que Afganistán no era únicamente un estado fallido asolado por la violencia talibán y los señores de la guerra; un tiempo en que en el país del Hindú Kush crecía algo más que la adormidera, germen del opio, y no todas las mujeres se ocultaban bajo sus burkas. Puede que usted sea víctima de la incredulidad: como prueba, existe una colección de fotografías recopilada en una comunidad de Facebook que narra la cautivadora historia de un vibrante y próspero movimiento cultural perdido hace décadas.Un movimiento perteneciente a una élite, sí, a una fracción de la sociedad afgana, pero real y existente.

Con la excepción de su capital, Kabul, el país de la guerra perenne aparece hoy a los ojos del extranjero como una sociedad medieval. Incluso en las áreas controladas por las tropas internacionales y sin presencia talibán, aquellas donde se han invertido millones de dólares en programas de reconstrucción. Sirva como muestra Qala-I-Naw, donde hasta hace semanas estaban desplegadas las tropas españolas. Tal y como publicó este diario, sus calles, sin alcantarillado, apestan a pobreza; el asfalto sólo cubre las arterias principales de la población; las mujeres que uno se encuentra deambulan entre las casas de adobe como fantasmas azules, escondidas dentro de sus burkas, la prenda introducida en el país a principios del siglo XX como vestimenta de las clases acomodadas y cuyo uso no se generalizó hasta la década de los cincuenta.

Sin embargo, no hace tanto tiempo, su paisaje estéril estaba pincelado por edificios modernos y elegantes, chicas ataviadas con faldas de tubo y adolescentes que rebuscaban en tiendas de discos a la caza del último hit. Al navegar por estas imágenes se presiente el progreso, la esperanza, incluso una suerte de espíritu rock. Los tiempos estaban cambiando, lo que nos conduce a preguntarnos qué sucedió con aquel movimiento, por qué desapareció en apenas unas décadas.

placeholder Mujeres afganas en una manifestación durante principios de la década de los ochenta.

El fotógrafo Mohammad Qayoumi creció en Kabul durante las décadas de los sesenta y setenta. Muchas de las imágenes que captó están incluidas en esta página de Facebook. Sus recuerdos también dan cuenta de cómo era el país: “Hace medio siglo, las mujeres afganas soñaban con cursar carreras como Medicina, hombres y mujeres se mezclaban de manera informal en cines y campus de las universidades en Kabul, mientras que las fábricas ubicadas en los suburbios producían tejidos y otros bienes”.

“Había una tradición de ley y orden”, continúa Qayoumi, “y un gobierno capaz de gestionar enormes proyectos de infraestructuras a nivel nacional, como carreteras, estaciones hidráulicas o edificios, sin necesitar ayuda exterior. La gente ordinaria tenía un sentimiento de esperanza, creía que la educación podría traer mejores oportunidades para todos, estaba convencida de que le esperaba un brillante futuro por delante. Todo aquello ha sido destruido por tres décadas de guerra, pero fue real”. Las imágenes que ofrecemos a continuación dan fe de sus palabras.

placeholder Un ejemplo de la moda de Kabul durante la década de los sesenta.

Un ejemplo de las corrientes estéticasenKabul durante los sesenta.

Imagen del aeropuerto de Kandahar.

El interior de un autobús en un lugar no identificado.

La facultad de Medicina de Kabul a finales de los setenta.

Turistas extranjerosacampanen Band-e Amir en la década de los setenta.

Jóvenes afganas en el aeropuerto de Kabul en los sesenta.

La diseñadora Safia Tarzi en su estudio de Kabul, 1969.

Escolares afganas en la década de los sesenta.

Imagen del Hotel Khaiber.

Hubo un tiempo, no muy lejano, en que Afganistán no era únicamente un estado fallido asolado por la violencia talibán y los señores de la guerra; un tiempo en que en el país del Hindú Kush crecía algo más que la adormidera, germen del opio, y no todas las mujeres se ocultaban bajo sus burkas. Puede que usted sea víctima de la incredulidad: como prueba, existe una colección de fotografías recopilada en una comunidad de Facebook que narra la cautivadora historia de un vibrante y próspero movimiento cultural perdido hace décadas.Un movimiento perteneciente a una élite, sí, a una fracción de la sociedad afgana, pero real y existente.

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