Es noticia
Viaje a la aldea del vampiro
  1. Mundo
ZAROZJE VIVE ATEMORIZADA TRAS VARIAS MUERTES

Viaje a la aldea del vampiro

Los habitantes de una aldea de Serbia viven atemorizados por una criatura legendaria que, según creen, ha causado varias víctimas en el último año

Foto: Slobodan Jagodic, dueño de los terrenos colindantes al molino de Zarozje, muestra el ajo que suele llevar en el bolsillo (Jesús Prieto).
Slobodan Jagodic, dueño de los terrenos colindantes al molino de Zarozje, muestra el ajo que suele llevar en el bolsillo (Jesús Prieto).

La imagen es inquietante: unos colmillos puntiagudos emergen de la boca entreabierta, y la figura vestida con ropa de época se recorta contra las cimas de las colinas, cubiertas por la niebla de forma casi permanente, incluso en verano. La atmósfera es tal que al visitante solitario le entra un escalofrío. “El primer vampiro de Serbia”, reza el cartel que, en la entrada a Zarozje, marca el camino hacia el lugar que, desde hace meses, ha puesto en el mapa a esta diminuta localidad del oeste de Serbia.

El motivo: muchos de sus habitantes creen que Sava Savanovic, “el Drácula serbio”, vaga por los bosques de la zona buscando víctimas. Y, lo que es peor, ya se ha cobrado varias. La leyenda asegura que el vampiro habitaba en el molino local desde hace al menos dos siglos. El pasado invierno, la construcción se hundió por el peso de la nieve y, desde entonces, varios accidentes mortales han tenido lugar en el pueblo. Para algunos, el culpable no es otro que el monstruo.

“A aquellos que no creen en Sava Savanovic les diría que tengan cuidado.¡Es cien por cien real!”, exclama Miodrag Vujetic, el antiguo alcalde y propietario del único comercio del pueblo: una gasolinera que es a la vez taberna, restaurante y tienda. En el interior, Vujetic obsequia a los escasísimos viajeros conrakijacasera, un aguardiente de 45 grados en cuya botella ha estampado una pegatina con un vistoso chupasangres.

placeholder El molino de Zarozje donde, según la leyenda local, se esconde el vampiro Sava Savanovic (Efe).

Miedo, dientes de ajo y crucifijos

Pero el tono jocoso cesa en cuanto se menciona el tema de las muertes. Nadie quiere comentarlas mucho. “Todas ocurrieron en un radio de un kilómetro alrededor del viejo molino”, afirma Vujetic. Para él y otros, eso es prueba suficiente. Y el temor se palpa en las numerosas medidas de protección que adoptan contra el vampiro: dientes de ajo (que algunos llevan en el bolsillo), ramas de espino en los alféizares y crucifijos.

Según los locales, Sava Savanovic era el molinero del pueblo, que se transformó en un wamphyr, un cadáver que se alimenta de la sangre de los vivos, por motivos desconocidos. “En aquella época no había vacunas, así que a lo mejor eso tuvo algo que ver”, apunta Vujetic de forma algo críptica.

“No se sabe exactamente cómo alguien se vuelve vampiro. Se debate si se nace vampiro o uno se convierte por hacer algo inapropiado”, nos explica la etnóloga Lubista Maric, del Museo Nacional de la vecina ciudad de Valjevo. “El vampiro es sobre todo una figura eslava.Su tierra natal está asociada a lo que hoy es Serbia y Croacia, no Transilvania. Vemos que la primera mención a los vampiros aparece en el Código del Emperador Dusan de 1342, cuando a los sacerdotes se les prohibió aparecer en los entierros y cremaciones de cadáveres de gente que se creía que eran vampiros”, relata.

Slobodan Jagodic cuelga dientes de ajo en la puerta de su hogar en Zarozje (AFP).“Todavía hay familias tradicionales que creen en la existencia de vampiros, que aparecen sobre todo por la noche y beben la sangre de la gente. La superstición sigue presente en nuestra gente. No tanto como, por ejemplo, en el siglo XIX, pero está ahí”, asegura la etnóloga.

Los vecinos quieren reconstruir el molino

“Hace cuarenta o cincuenta años, los ladrones se vestían de vampiros para robar en las casas. Así, si alguien les sorprendía durante el robo, era menos probable que se atreviese a importunarles”, explica Slobodan Jagodic, propietario de los terrenos colindantes al molino.

La historia de Sava Savanovic fue recogida por el escritor costumbrista Milovan Glisic, nacido en la vecina ciudad de Valjevo, en su novela corta Después de noventa años, que aquí todos conocen. Y muy cerca de este lugar, en lo que ahora es Bosnia, se filmó la película Leptirica, una adaptación de la historia de Glisic realizada por la televisión yugoslava en 1973 y considerada una de las obras cumbres del cine de terror de este país.

“En mi opinión, Sava Savanovic, el molinero, nunca existió. Es un arquetipo, una criatura mítica a la que se le pueden achacar todos los males”, dice Djordje Kadijevic, el director deLeptirica, aEl Confidencial. La película es bien conocida en esta región y Kadijevic es muy respetado por los lugareños. “Él es la persona que más sabe sobre Sava Savanovic”, afirma Jagodic.

placeholder Una habitante de Zarozje en los alrededores de la aldea serbia (AFP).

Pero, a diferencia de Kadijevic, tanto Jagodic como Vujetic creen firmemente en el vampiro, y consideran que la única forma de impedir que siga matando es reconstruir el molino. “Hay un proyecto municipal, pero está parado. El nuevo alcalde no quiere invertir en ello bajo ningún concepto”, dice Jagodic. “Hemos probado a pedir fondos a las autoridades regionales, pero no lo hemos conseguido”, asegura.

Jagodic guarda un crucifijo dentro de la botella de licor casero, como protección. “Mejor una cruz aquí dentro que una tumba en la puerta”, asegura su amigo Vujetic. Entre vasos de rakija, ambos hombres desgranan una historia detrás de otra. Algunas parecen sacadas de la película Leptirica, aunque Jagodic jura que a él se las contó su abuelo. “Él no hubiera dormido en el molino ni por todo el oro del mundo”, dice. “Porque frente a Sava, Dios no puede ayudarte. Sólo el ajo, y una estaca”.

La imagen es inquietante: unos colmillos puntiagudos emergen de la boca entreabierta, y la figura vestida con ropa de época se recorta contra las cimas de las colinas, cubiertas por la niebla de forma casi permanente, incluso en verano. La atmósfera es tal que al visitante solitario le entra un escalofrío. “El primer vampiro de Serbia”, reza el cartel que, en la entrada a Zarozje, marca el camino hacia el lugar que, desde hace meses, ha puesto en el mapa a esta diminuta localidad del oeste de Serbia.

Serbia