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Lecciones de química en Alepo
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LOS REBELDES SE PROTEGEN CON TRAJES ROTOS

Lecciones de química en Alepo

Mohammad Zayed era estudiante de Ciencias Químicas en la Universidad de Homs cuando comenzaron las revueltas contra el régimen de Bachar al Asad. De la noche a la mañana pasó a graduarse como 'experto' en ataques con armas químicas

Foto: Tres alumnos durante una de las clases de guerra química en Alepo (Foto: J.M. López)
Tres alumnos durante una de las clases de guerra química en Alepo (Foto: J.M. López)

Mohammad Zayed era estudiante de Ciencias Químicas en la Universidad de Homs cuando comenzaron las revueltas contra el régimen de Bachar al Asad. Por aquel entonces no podía imaginar que su vida cambiaría drásticamente. Pero la guerra lo transforma todo, hace madurar de forma prematura a los niños y convierte a enfermeros en doctores. Algo así ocurrió con Zayed, quien de la noche a la mañana pasó a graduarse como 'experto' en ataques con armas químicas.

Desde hace dos meses entrena a un grupo de 24 civiles -algunos de ellos antiguos bomberos, estudiantes universitarios, soldadores o conductores de maquinaria pesada- que se ha convertido en el único equipo de la ciudad de Alepo preparado para actuar en caso de ataque con agentes químicos. “Si el régimen lanza mañana una ofensiva contra Alepo haremos todo lo posible por evitarla”, cuenta Zayed a El Confidencial. Cuando le preguntamos si está listo para algo así, responde con firmeza: “Sí, yo y todo mi equipo lo estamos”.

Y es que la realidad en Alepo tiene tintes tragicómicos. Un día un grupo de islamistas (cuyo nombre prefiere no desvelar) se acercó hasta la escuela donde Zayed entrena a sus 'alumnos' para entregar 26 trajes y tres máscaras de gas. Los uniformes de goma tienen varias roturas, mientras que las máscaras parecen sacadas de la Segunda Guerra Mundial. Con estos equipos, en presencia de armas químicas sus portadores sufrirían los efectos abrasivos del gas sarín.

No dudará en usas las armas químicas contra Alepo. Acusará a los rebeldes de haber sido ellos… pero en El Nuevo Alepo (un barrio de esta ciudad devastada) se encuentran varios almacenes donde se fabrica este tipo de armamento y los destruirá antes de permitir que el Ejército Libre de Siria se haga con ellos

Pero Zayed prefiere centrarse en la teoría. Sigue escribiendo en la pizarra fórmulas con su rotulador azul. “Si se trata de sarín debéis abrir las ventanas de la habitación para ventilarla; es un gas muy letal pero que se dispersa rápidamente. El VX es más peligroso, no os podéis quitar el traje químico en ningún momento porque afecta no sólo a través de la respiración sino tambiénde la piel, los ojos y la nariz. El régimen también tiene gas mostaza. No le temblaría el pulso al usar estas armas contra la población civil y acusar a los rebeldes de haberlo hecho”, añade.

El profesor asegura desconocer si los rebeldes también tienen en su poder este tipo de armas. “Yo no he visto soldados del Ejército Libre de Siria (ELS) manipular sustancias tóxicas”, sentencia.

Al Asad, el químico

El pasado 21 de agosto, en Ghuta (un suburbio de Damasco) se produjo el peor ataque químico de este siglo. Cerca de 1.400 civiles perecieron, muchos de ellos niños. Las imágenes de la masacre dieron la vuelta al mundo y EEUU movió ficha, amenazando a Siria con una intervención militar de castigo. La ofensiva nunca se produjo ante la promesa del régimen de entregar su arsenal químico. Todo bajo la tutela de Rusia, fiel aliado de Damasco.

Mohammad Zayed (Foto: Ángel Sastre) En paralelo, la ONU presentó este lunes su informe.Las conclusiones que se extraen de la primera página de la investigación establecen que las muestras químicas, médicas y medioambientales recogidas sobre el terreno ofrecen pruebas "claras y convincentes" de que ese día se usaron cohetes tierra-tierra con el agente nervioso sarín.

Abd Al-Monamalbba, responsable de la brigada de protección civil contra ataques químicos que se entrena en Alepo, va más allá. “Lo de Ghuta es obra del régimen de Bachar Al Asad. Si los rebeldes tuviesen armamento químico la guerra se habría acabado hace meses y, desde luego, jamás lo usarían contra la población civil. Eso ha sido obra de Irán o de Rusia para acusar al ELS”, explica a El Confidencial.

Gasear hasta la victoria

La ONU, fiel a su parsimonia diplomática, no ha querido dar nombres. Sin embargo, la cantidad de gas tóxico, la complejidad de las mezclas y la naturaleza y trayectoria de los vectores apuntan directamente hacia el Palacio Tesheen (la residencia oficial del presidente).

El problema es que la guerra se ha estancado. En barrios como Saladino y la Ciudad Vieja las posiciones permanecen inamovibles. La lucha continúa calle por calle, sin grandes cambios

¿Pero por qué gasear a tu propio pueblo y cometer los mismos errores que el depuesto Sadam Husein? Respuesta: por desesperación. “El presidente sirio cuenta con un grueso de 300.000 solados regulares y 400.000 en la reserva. Teóricamente, sería fácil avanzar sobre Alepo y arrasar la ciudad; sin embargo, en ofensivas pasadas se han registrado numerosas deserciones de militares que acababan pasándose a las filas del ELS, que cuenta con 70.000 efectivos, según las últimas estimaciones”, opina un periodista español desplazado en Alepo.

En conclusión, Al Asad prefiere erosionar los bastiones rebeldes mediante la escasez de suministros, los bombardeos y los temidos francotiradores. El problema es que la guerra se ha estancado. En barrios como Saladino y la Ciudad Vieja las posiciones permanecen inamovibles. La lucha continúa calle por calle, sin grandes cambios, por lo que un ataque con armas químicas podría nivelar mortalmente la balanza a favor del régimen.

Abd Al-Monamalbba cree que Bachar al Asad sería capaz de emplear “de nuevo” sus arsenales químicos contra la población civil. “No dudará en usarlas armas químicas contra Alepo. Acusará a los rebeldes de haber sido ellos… pero en El Nuevo Alepo (un barrio de esta ciudad devastada) se encuentran varios almacenes donde se fabricaeste tipo de armamento y los destruirá antes de permitir que el Ejército Libre de Siria se haga con ellos”, aclara.

Mientras, en al patio exterior, un par de voluntarios realiza un simulacro. Ataviados con las máscaras y los trajes, reaniman a otro de sus compañeros echándole agua encima, señalando con un papel el tipo de alerta tóxica. Como telón de fondo, un edificio de varias plantas derruido. Parece una escena más propia de una película futurista de serie B que de una zona de guerra.

El trabajo de estos jóvenes recientemente entrenados se ve dificultado por las altas temperaturas; sus movimientos son torpes. Cuando salen porlas puertas de hierro, tropiezan, vuelcan la camilla. Otra vez nos sobreviene la misma pregunta: ¿Está preparado Alepo para un ataque químico? Todo indica que no.

Mohammad Zayed era estudiante de Ciencias Químicas en la Universidad de Homs cuando comenzaron las revueltas contra el régimen de Bachar al Asad. Por aquel entonces no podía imaginar que su vida cambiaría drásticamente. Pero la guerra lo transforma todo, hace madurar de forma prematura a los niños y convierte a enfermeros en doctores. Algo así ocurrió con Zayed, quien de la noche a la mañana pasó a graduarse como 'experto' en ataques con armas químicas.

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