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La mala suerte del sargento Ureña
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PRIMER ARTIFICIERO ESPAÑOL MUERTO EN AFGANISTÁN CUANDO LAS TROPAS INICIAN EL REPLIEGUE

La mala suerte del sargento Ureña

Hacía más de un año que las tropas españolas no sufrían una baja a manos de los talibán. La muerte este viernes del sargento del Ejército

Foto: La mala suerte del sargento Ureña
La mala suerte del sargento Ureña

Hacía más de un año que las tropas españolas no sufrían una baja a manos de los talibán. La muerte este viernes del sargento del Ejército de Tierra David Fernández Ureña cuando desactivaba un artefacto explosivo improvisado (IED) durante una patrulla de reconocimiento ha roto esta racha favorable. Fernández Ureña, de 35 años, natural de Bilbao, soltero y sin hijos, el primer artificiero español que muere en el país del Hindu Kush, cayó después de que su equipo localizase en un tramo de la importante ruta OPAL un IED, el arma predilecta de los insurgentes afganos. 

Fernández Ureña ha muerto cuando el fin de diez años de misión afgana comienza a materializarse. En el marco del repliegue progresivo que comenzará el próximo otoño, la Brilat (Brigada de Infantería Ligera) desmontó recientemente el último puesto avanzado a lo largo de la ruta Lithium, una vía de comunicación esencial en un país sin carreteras que une la capital de la provincia de Bagdhis, Qala i Naw, con Herat, zonas geográficas asignadas al Ejército español.

La ruta OPAL, por su parte, une Qala i Naw con la base avanzada de Ricketts, en Muqur. Está previsto que en primavera las tropas abandonen este puesto para replegarse hacia la primera, con lo que el número de patrullas por estas carreteras se reducirá al mínimo. Según el calendario marcado por la Fuerza Internacional para la Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF), el 75% de los militares españoles regresará a casa a lo largo de este año, mientras que el 25% restante lo hará en 2014. 

La Lithium es tan vital para la logística de la ISAF como peligrosa: discurre por territorios controlados por los talibán en los que la insurgencia se mueve a su antojo con el apoyo de la población civil, contraria a la presencia de las tropas internacionales. Y las trampas explosivas de alta potencia que colocan contra los convoyes de los aliados suponen la espina dorsal de su estrategia. Fabricar un IED como el que ayer mató a Fernández Ureña, compuesto por materiales caseros, cuesta alrededor de 50 dólares. Dado que en Afganistán no hay rutas alternativas, los talibán vigilan el itinerario de las columnas militares e, incluso, realizan ensayos previos a sus ataques sin grandes dificultades, según recogen informes oficiales del Estado Mayor de la Defensa.  

El procedimiento siempre es el mismo: el IED detiene al convoy, al que después los insurgentes atacan con fuego de fusilería y lanzagranadas. Emboscadas clásicas de la guerra de guerrillas. Por ello, la labor de los artificieros españoles es esencial.  Pese a que estas trampas explosivas se desactivan constantemente y a que la insurgencia ha ido sofisticando los IED con el tiempo, Fernández Ureña es el primer operador de desactivación de artefactos que muere en el avispero afgano.

La única explicación es la profesionalidad de los artificieros del Ejército, considerados entre los mejores del mundo. El centro de Hoyo de Manzanares, ubicado en plena sierra madrileña en la Academia de Ingenieros, donde se entrenan los desactivadores que serán desplegados en Afganistán, es una escuela de referencia para la OTAN. Incluso forma a militares extranjeros. Los artificieros españoles han aprendido a la fuerza: ETA les obligó con tres décadas de violencia terrorista.

Cien muertos en diez años de misión

No consta que en la explosión que acabó ayer con la vida de Fernández Ureña se produjesen heridos, aunque el Ministerio de Defensa no ha confirmado este extremo porque las condiciones meteorológicas y las comunicaciones con la zona son extremadamente complicadas. La muerte del sargento eleva a un centenar el número de víctimas de la misión española, que comenzó su despliegue en 2002.

Hacía más de un año que las tropas españolas no sufrían una baja a manos de los talibán. La muerte este viernes del sargento del Ejército de Tierra David Fernández Ureña cuando desactivaba un artefacto explosivo improvisado (IED) durante una patrulla de reconocimiento ha roto esta racha favorable. Fernández Ureña, de 35 años, natural de Bilbao, soltero y sin hijos, el primer artificiero español que muere en el país del Hindu Kush, cayó después de que su equipo localizase en un tramo de la importante ruta OPAL un IED, el arma predilecta de los insurgentes afganos.