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Berlusconi culmina su 'vía crucis' con su dimisión como primer ministro
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'IL CAVALIERE' ACUDIÓ A ÚLTIMA HORA A COMUNICÁRSELO A GIORGIO NAPOLITANO

Berlusconi culmina su 'vía crucis' con su dimisión como primer ministro

Con muchos silbidos y pocos aplausos. Roma reaccionaba así a la dimisión de Silvio Berlusconi, quien ponía punto final a un mes infernal en el que

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Berlusconi culmina su 'vía crucis' con su dimisión como primer ministro

La dimisión se hizo esperar, ya que la multitud concentrada ante la residencia presidencial, el Palacio del Quirinal, rebasó todas las previsiones. Berlusconi llegó entre silbidos y con la entonación por parte de un coro del Aleluya de Händel. El dirigente, que también recibió aplausos por una parte de los concentrados, tuvo que soportar insultos como “bufón” y “mentiroso” al paso del coche que le conducía a entregar su renuncia al presidente de la República, Giorgio Napolitano.

El júbilo se apoderó de las calles romanas y frente a las diversas sedes del poder se pudo escuchar el himno nacional o gritos contra el caído Berlusconi. Antes, el propio premier había recibido el aplauso de sus compañeros de partido en el Parlamento, tras haber cumplido con su parte con la aprobación de la llamada Ley de Estabilidad.

Hoy es el día de la liberación”, clamaban los líderes de los opositores Partido Democrático e Italia de los Valores. Desde este último se apuntillaba la frase: “Hoy es el día de la liberación, pero mañana es el de la reconstrucción”. Y es que después de la enésima jornada frenética, este domingo el presidente Napolitano ya empieza la ronda de contactos de cara a conseguir un nuevo Gobierno con la meta de presentarlo este mismo lunes.

De esta manera se pone punto final a casi 30 días en los que Silvio Berlusconi ha pasado de ser el primer ministro a encontrarse al otro lado de la trinchera, con la posibilidad de que no vuelva a ocupar de nuevo el cargo a sus 75 años.

El 'Caimán' enjaulado

Silvio Berlusconi inauguró su último mes infernal el pasado 14 de octubre con una moción de confianza solicitada tras la pérdida de una votación sobre los Presupuestos de este año. El entonces presidente advertía que si se veía forzado a la dimisión el país se vería abocado a la catástrofe social económica. No fue así, ya que Il Cavaliere pasó su primer test gracias a una mayoría cada vez más menguante, lo que auguraba graves problemas para la gobernabilidad del país.

A los graves problemas para la estabilidad interna de su Gobierno, inmerso en una continua sangría de escisiones desde el comienzo de la legislatura, habrían de sumarse poco después los provocados por la pinza compuesta por Europa y los mercados. Berlusconi, incluso en previsión de la tempestad, dejaba de lado su faceta más festiva y anunciaba el retraso de la salida de su último disco, 'Il Vero Amore', que estaba previsto para octubre alegando motivos técnicos.

El domingo 23 de octubre, Berlusconi vivía uno de sus momentos más bochornosos como presidente del Consejo. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, se reían de manera cómplice en una rueda de prensa tras ser preguntados sobre las garantías italianas para hacer frente a la situación. Acababa de estallar la crisis que debía de arrastrar a Il Cavaliere a la dimisión.

Durante dos días Berlusconi quedó al borde del abismo, tras negociar con sus socios de la Liga Norte una serie de medidas con las que cumplir con las presiones de la Unión Europea. En un pulso épico, en el que su principal socio amenazó con retirarle su apoyo, consiguió sacar adelante un principio de intenciones para pasar el segundo test. Sin embargo, esta victoria pírrica acabaría tornándose en su definitiva derrota ya que debía de ser aprobada por el Parlamento.

La prima de riesgo le da la puntilla

Esta semana partía con la votación de la llamada maxienmienda de los Presupuestos en la agenda y con la duda de si saldría adelante. Sin embargo, los acontecimientos se aceleraron en la mañana del lunes por los rumores sobre la dimisión de Berlusconi en boca de dos medios muy cercanos al primer ministro. La noticia disparó las bolsas, pero el desmentido las hundió, colocando a Il Cavaliere, más que nunca al borde del abismo.

Su ministro de Economía, Giulio Tremonti, ya le había advertido durante la reunión del G-20 días antes: “Será un lunes de vértigo y desastres en las bolsas si no dimites”. Dicho y hecho. Sin embargo, Berlusconi, consciente de haber perdido la mayoría en el Parlamento, intentó convencer uno a uno a “los traidores” que le habían retirado el beneplácito.

Il Cavaliere se empeñó en morir en la plaza, por lo que acudió al Parlamento a sabiendas de lo difícil que resultaría sacar adelante los requisitos de la UE. Ahí recibió el segundo golpe, ya que, efectivamente, perdió la votación. Cautivo y desarmado, Berlusconi se veía obligado a dimitir con una salvedad, tendría hasta tres semanas de plazo para aprobar las medidas.

Este tempo no coincidía con el esperado por los mercados, que casi por aclamación, castigando duramente la prima italiana, reclamaron un ejecutivo de unidad guiado por un hombre de su confianza, el excomisario europeo de Competencia, Mario Monti. Por si fuera poco, el presidente de la República – uno de los grandes protagonistas de estos días - nombraba al economista senador vitalicio, en un dardo a Il Cavaliere. Forzado en una debilidad a la que no está acostumbrado, Berlusconi tuvo que ceder a los imperativos y aceptar a regañadientes la posibilidad de que Súper Mario pudiese ser su sucesor.

Mucho trabajo por hacer”

Con Monti como primer ministro in pectore, Berlusconi sólo intentó regatear la presencia de alguno de sus hombres en el Gobierno técnico que deberá hacerse cargo de Italia lo antes posible. El propio Súper Mario advertía esta semana que “en Italia hay mucho trabajo por hacer”.

Silvio Berlusconi almorzó este sábado con Monti, sugiriéndole la posibilidad de que su mano derecha Gianni Letta y el exprimer ministro Giuliano Amato debían formar parte de su Gobierno para recibir el apoyo del PDL. Estos requisitos no serían bien vistos por la izquierda, ni tampoco por una parte del propio partido de Berlusconi, que se desmiembra paralelamente a la caída de su líder. Por el momento, sus socios de la Liga Norte ya anunciaron que pasarían a la oposición antes de aceptar un gobierno técnico, mientras que el propio Letta se apartaba de la carrera a última hora.

Los nombres se fueron desgranando a lo largo de la jornada del sábado, en una quiniela que apuesta por un ejecutivo de sabios. Monti se vería escoltado por varios profesores de la Universidad que preside, la prestigiosa Escuela Comercial Luigi Bocconi, que ocuparían puestos clave en Infraestructuras, Desarrollo o Economía. A esta última cartera es a la que más novias le han salido, y es que aparte del profesor Guido Tabellini, suenan el presidente de la Banca de Italia, Fabrizio Saccomani, y el recién dimitido del BCE, Lorenzo Bini Smaghi.

Aparte de éstos, un prestigioso oncólogo, Umberto Veronesi, se haría cargo de Sanidad, mientras que el rector de la Universidad Católica de Milán, Lorenzo Ornaghi, haría lo propio con Educación. Un equipo que deberá ponerse a trabajar cuanto antes para calmar los miedos en los mercados.

Ante ellos, también queda el reto de lograr el consenso entre los partidos para sacar adelante el Gobierno, aunque también estar atentos para comprobar si Silvio Berlusconi ha dicho su última palabra.

La dimisión se hizo esperar, ya que la multitud concentrada ante la residencia presidencial, el Palacio del Quirinal, rebasó todas las previsiones. Berlusconi llegó entre silbidos y con la entonación por parte de un coro del Aleluya de Händel. El dirigente, que también recibió aplausos por una parte de los concentrados, tuvo que soportar insultos como “bufón” y “mentiroso” al paso del coche que le conducía a entregar su renuncia al presidente de la República, Giorgio Napolitano.

Silvio Berlusconi