La tierna imagen de un cóndor abrazando a Edgardo daba la vuelta al mundo a través de Facebook hace unos días. Pero detrás de cada viral hay una historia y no siempre se ajusta a la realidad.

Lo que parecía un majestuoso cóndor volviendo a un refugio de Neuquén (Argentina) para saludar a quien le curó una grave lesión se ha quedado en un bonito pero simple abrazo de Condorito al dueño del refugio en el que vive.

"La gente exagera todas las historias. El cóndor no bajó del cielo para saludarme, simplemente porque era pichón y todavía no había aprendido a volar", cuenta Edgardo al diario La Mañana de Neuquén.