Faltan solo 24 horas para que se celebre el sorteo más esperado del año. La Lotería de Navidad está a punto de esparcir su magia, pero aún hay rezagados que compran décimos en el último momento. Bien por pereza, por despiste o por no haber tenido tiempo antes, la adquisición de boletos el día anterior a la extracción de bolas no es tan infrecuente como podría parecer.

Para que la suerte nos acompañe y la diosa Fortuna se deje caer por nuestra casa, el recurso a la superstición es una constante. Hay quien no deja pasar la oportunidad de frotar el décimo por la tripa de una embarazada –o por el emblema de la administración de lotería–, así como tampoco otros rituales tan personales que seguro se nos escapan.